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Movilizar a México para construir una patria mejor
Es hora de movilizar a México para la construcción de una patria más justa.
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La historia la hacen los pueblos, la historia la hace el pueblo. Está en boga en el gobierno afirmar con frecuencia y ligereza que está trabajando por el pueblo y para el pueblo. Si se refiere a que lo eligió para gobernar, sí, pero ahora mismo no hay participación genuina del pueblo en el gobierno. Esa palabrería queda, pues, como demagogia. Si alguien quiere verdaderamente gobernar para el pueblo, debe hacer participar, de manera activa, a ese pueblo y no solo en la elección, sino en la realización del plan de gobierno que encabeza.

La demagogia del gobierno actual radica en que no hay una participación real del pueblo en las políticas que impulsa. Lo que indica que está ejecutando un plan de gobierno ajeno a los intereses genuinos de sus representados. Es decir, la “Cuarta Transformación” (4T) está haciendo su “transformación” sin el pueblo. Éste es un error garrafal. Si verdaderamente quiere cambiar la suerte de los mexicanos, tiene que gobernar con y para éstos. Por ello, a estas alturas del desarrollo de su gobierno, no solo no ha solucionado los problemas de México, sino que los ha agravado.

Se cierne sobre el país un peligro de dimensiones poco conocidas si la 4T no hace nada para frenar sus políticas erróneas con base en la premisa de hacer participar activamente al pueblo en sus decisiones. En México solo existe una fuerza social capaz de hacerlo: el Movimiento Antorchista Nacional. Los antorchistas no están errados al proponérselo, pues tienen arraigo popular desde hace más de 45 años. En donde han ganado elecciones y son gobierno municipal, han demostrado una capacidad de realización de proyectos que envidiaría cualquier movimiento social del mundo. Como ejemplos están Chimalhuacán, Ixtapaluca, Tecomatlán y Huitzilan de Serdán donde se evidencia de manera contundente que su propuesta no es utópica y que el pueblo es el actor principal de la historia.

Cuando los bolcheviques tomaron el poder en la Rusia de los zares, heredaron un país devastado por la Primera Guerra Mundial y sumido en la pobreza por siglos de sometimiento imperial. Una vez en el poder, movilizaron a la inmensa población rusa para electrificar un país de 150 millones de habitantes y con una superficie de 17 millones de km²; lograron tal objetivo en solo 15 años. La fórmula fue sencilla: campesinos, obreros, amas de casa, adolescentes en edad de aportar trabajo, fueron a trabajar en brigadas colectivas y, en 1935, Rusia era un país electrificado en su totalidad. Una tarea titánica, si se considera la extensión de este país, que entonces era el más atrasado de Europa.

Quizá la hazaña más grande del pueblo ruso fue la de frenar al nazismo alemán. La invasión ocurrió cuando Alemania estaba en el apogeo de su poderío. Con Europa a sus pies y con el beneplácito de Estados Unidos (EE. UU.) e Inglaterra, Adolfo  Hitler atacó a Rusia con toda la capacidad de fuego de Alemania; el saldo fue de 27 millones de rusos muertos, mil 710 ciudades, 70 mil aldeas y sus campos agrícolas arrasados. Rusia combatió prácticamente sola contra Alemania y fue capaz de vencerla. Todos pensaban que sería aniquilada en unos cuantos meses, pero resistió heroicamente hasta la toma de Berlín por el glorioso Ejército Rojo, con el comandante Zhúkov a la cabeza. Rusia ganó la guerra porque fue capaz de movilizar a su pueblo para producir armamento, comida, ropa y calzado; y para sacarlo del atraso que vivía en 1917 y convertirlo en triunfador en la Segunda Guerra Mundial.

Los municipios antorchistas tienen éxito porque son capaces de movilizar a los ciudadanos para trabajar en favor de la comunidad. El éxito de los bolcheviques y de la Rusia soviética se debió a que movilizaron al pueblo ruso para hacer esas proezas, las cuales nadie más ha replicado con tanto éxito. Si los mexicanos queremos frenar las poco inteligentes políticas de la 4T, es hora de ir a las masas, al pueblo, a explicarle que su liberación de la ignorancia y la pobreza solo puede ser obra del pueblo mismo, y no de un hombre con delirios mesiánicos. Es hora de movilizar a México para la construcción de una patria más justa.


Escrito por Rogelio García Macedonio

Licenciado en Economía por la UNAM.


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