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"Los pasos de López", de Jorge Ibargüengoitia (II de II)
Ibargüengoitia dice que el ejército libertador de Hidalgo (López) se integró con grandes contingentes de campesinos improvisados como soldados, que no portaron armas de fuego, se dedicaron a matar españoles y a robar bienes ajenos.
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El Cordonazo de San Francisco iba a movilizar a los mexicanos.

Ibargüengoitia dice que el ejército libertador de Hidalgo (López o Perinón) se integró con grandes contingentes de campesinos improvisados como soldados, quienes no portaron armas de fuego, se dedicaron a matar españoles y a robar bienes ajenos –como ocurrió en Guanajuato tras la toma de la Alhóndiga de Granaditas, en el costoso triunfo del Monte de las Cruces y en la derrota del Cerro de la Primavera de Guadalajara (Cuijas)– para después desertar en masa. Describe al Cura de Dolores con tres supuestas “sobrinas” o amantes, como autor de poemas y canciones de amor y como político megalómano porque se asumía “generalísimo” y pocas veces atendía el consejo de Allende y Aldama en cuestiones militares.

Sin embargo, le reivindica gran capacidad para improvisar acciones brillantes como ocurrió el 15 de septiembre, cuando arrancó de un cuadro una pintura de la Virgen de Guadalupe y la amarró a la punta de una lanza para crear la primera bandera de los insurgentes. En este acto, López tuvo un doble acierto porque La Virgen Prieta era ideológicamente opuesta a la Virgen del Rayo (del Rosario), patrona de los españoles y desde entonces se convertiría en la bandera de batalla de los rebeldes. Pese a este acierto, Ibargüengoitia recuerda que éstos creyeron que para liberarse de España bastaría una simple declaración legal por escrito y que no habría necesidad de recurrir a las armas. Incluso hace decir a Domingo Periñón: “Va a ser tan fácil como quitarle una tortilla a un perro”.

Pero no solo invoca las fallas y excesos de éste sino también cita sus principales rasgos intelectuales y morales; que era muy instruido, afecto al teatro, a la música, a la poesía y a la filosofía enciclopédica francesa. Lo pinta como un cura de pueblo muy amable y atento a los problemas socioeconómicos de los fieles católicos de Ajetreo y las comunidades indígenas cercanas, a quienes enseñó oficios artesanales (carpintería, herrería, etc.) y cultivos como el de la vid y la mora para criar gusanos de seda. Incluso revela que sabía cómo se llamaba cada uno de sus feligreses “dónde vivían, en qué trabajaban, qué mañas tenían, cuáles de ellos tenían enfermos en sus familias, etcétera”.

El movimiento de independencia es invocado como El Cordonazo y dice que su inicio estaba previsto para el tres de octubre de 1810, en alusión al cordonazo de San Francisco, nombre atribuido al primer “viento norte” el cual hoy es denominado “frente frío”. En realidad el levantamiento estaba previsto para el 1º de diciembre, pero el autor cambió la fecha para asociarlo con la “ventolera” generada por la independencia de Estados Unidos (1776)… Ibargüengoitia fue uno de los autores más sarcásticos del Siglo XX, como se evidencia en sus 15 obras de teatro, el relato Ley de Herodes y las novelas Los relámpagos de agosto, Maten al león y Las muertas. Murió a los 53 años en un accidente en el aeropuerto de Madrid, la capital de España.


Escrito por Ángel Trejo Raygadas

Periodista cultural


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