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El filme La lavandería empieza cuando Jürgen Mossack (Gary Oldman) dice que “…es una historia sobre usted y sobre mí, pues es una historia que habla sobre el dinero… sobre la vida secreta del dinero…”. Después Mossakc se presenta con su socio Ramón Fonseca (Antonio Banderas) para, en forma didáctica, informar cómo se desarrollaron los intercambios comerciales, desde el trueque hasta la aparición del dinero, el papel moneda y el crédito, una de sus expresiones más evolucionadas. “El crédito –dice Fonseca– no es sino el tiempo futuro del idioma del dinero…” y explica que actualmente hay más dinero que nunca en la historia, aunque se le alude con diversos nombres: “bienes de consumo”, “préstamos”, “acciones”, “bonos”, “fondos”, “fondos futuros”, “rendimientos”, “derivados”, “instrumentos de deuda”, etc. Después de esta introducción, el filme de Steven Sordebergh, realizado en 2019, cuenta varios relatos relacionados con el dinero y las formas truculentas para amasarlo.
La primera historia se llama Los mansos están jodidos. En una mañana otoñal, Ellen (Meryl Streep) y su esposo, quienes disfrutan unas vacaciones en Lago George (Nueva York), salen de la habitación de su hotel para pasear en el mismo escenario en que los ingleses hundieron más de 260 embarcaciones, en el siglo XVIII, para evitar que los franceses se apoderaran de ellas. Cuando navegan en una lancha para turistas, repentinamente una ola de inexplicable origen vuelca y los hunde. 21 personas mueren y Ellen queda viuda. Ésta decide reclamar a la compañía de la embarcación, Shoreline, el pago del seguro de vida de su marido. Uno de los afectados por el accidente platica con su representante legal y éste le informa que la póliza de seguro está vencida debido a los cambios de nombre en estos documentos, por lo que los familiares de los muertos podrán cobrar los seguros.
La segunda historia, que revela otro de los secretos del manejo fraudulento del dinero, se titula Solo son cascarones. En este relato, Ellen se halla con su hija y dos nietas en Las Vegas, Nevada, tramitando la compra de un departamento de lujo. Mientras se disponen a nadar en la alberca, llega la agente inmobiliaria para informarle que el condominio ya se vendió. Sorprendida, Ellen pregunta: “¿Por qué lo han vendido?”. La vendedora contesta: “Hubo una contraoferta; nos pagaron el doble que usted iba a pagar y nos pagaron al contado, además compraron otros tres departamentos”. Compungida, Ellen no entiende qué pasa, pues dio un enganche con el dinero que le dieron por el accidente donde murió su esposo. La agente le ofrece otros departamentos, pero Ellen se rehúsa. Antes de salir del edificio donde se halla el departamento que ya no podrá comprar, ve a aquélla platicando con sus clientes, unos rusos. Éstos, al igual que los que la defraudaron con el pago de la póliza por la muerte de su esposo, tienen negocios sucios en Panamá. Ellen, que observa por la mirilla de la puerta, advierte la presencia de Mossack y Fonseca, quienes en un club nocturno disfrutan algunas bebidas. Los socios dando explicaciones técnicas sobre cómo algunas personas acaparan dinero. Por ejemplo, Mossack dice que en el mundo hay cerca de dos mil multimillonarios y otros 15 millones de ricachones son simplemente millonarios.
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA