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Friedrich Hölderlin
Poeta del romanticismo alemán, muy influido por Platón y por la mitología helénica. Estudió en un seminario católico en Tubinga, donde trabó amistad con Hegel. En 1803 escribió El único y Patmos, dos de sus obras maestras.
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Nació en Nürtingen, Alemania, el 20 de marzo de 1770. Poeta del romanticismo alemán, muy influido por Platón y por la mitología helénica, se apartó de la fe protestante. Estudió en un seminario católico en Tubinga, donde trabó amistad con Hegel; en 1793 salió del seminario con una licencia que le permitía ejercer el ministerio evangélico, pero decidió no dedicarse a ello, sino emplearse como maestro particular. Friedrich Schiller le proporcionó una plaza para ocuparse de hijos de nobles, poco después se instaló en Jena, uno de los principales centros intelectuales de su país. Asistió a clases impartidas por Johann Gottlieb Fichte, y Schiller le publicó un fragmento de su obra Hiperión en su revista Thalia.

Sin recursos, volvió a su lugar de origen en 1795 como maestro otra vez, ahí conoció a Susette, esposa del banquero Gontard, quien habría de convertirse en su gran amor; tanto en sus poemas se referiría a ella con el nombre de “Diotima”. Tuvo una intensa actividad literaria y en 1799 finalizó su novela epistolar Hiperión. Escribió la tragedia La muerte de Empédocles e intentó lanzar una revista intelectual y literaria que fracasó; en 1800 empezó a escribir poesía y traducir a Píndaro, del que tomaría una gran influencia para sus himnos.

En 1803 escribió El único y Patmos, dos de sus obras maestras, al mismo tiempo empezó a presentar síntomas de crisis mentales hasta que fue declarado incurable en 1807 e internado en una clínica psiquiátrica en la ciudad de Zimmer. Allí permaneció hasta su muerte, el siete de junio de 1843 en condiciones de locura pacífica que se prolongaron durante treinta y seis años.

 

Traducción de Txaro Santoro y José María Álvarez

 

SI DESDE LEJOS...

Si desde lejos, aunque separados

me reconoces todavía, y el pasado,

–¡oh tú, partícipe de mis penas!–

significa algo hermoso para ti,

 

entonces dime, ¿cómo tu amada espera?

¿En aquel jardín donde nos encontramos

después de un tiempo terrible y oscuro?

Aquí en los ríos del mundo sagrado.

 

He de admitirlo, había algo hermoso

en tu mirada, cuando desde lejos

alegre volviste tu cabeza,

hombre siempre reservado, de sombrío

 

aspecto. ¿Cómo pasaron las horas, cómo

mi alma pudo estar serena

ante la verdad de la separación?

¡Sí!, confieso que fui tuya.

 

¡Es cierto! Me traes a la memoria

cuanto ya sé y lo escribes

en tus cartas, también

yo recordaré el pasado.

 

¿Era primavera? ¿Era verano? El ruiseñor

entonaba su dulce canto entre pájaros

de arbustos cercanos

y con sus aromas los árboles nos envolvían

 

Los claros caminos, el matorral, y la arena

sobre la que caminábamos, tornaban más alegres

y dulces los jacintos

o los tulipanes, el clavel, la violeta.

 

Entre paredes y murallas verdeaba la hiedra, verdeaba

una sacra oscuridad de altas alamedas. Tantas

noches, tantas mañanas allí estuvimos

hablando de cualquier cosa y mirándonos con gozo.

 

Resucitaba en mis brazos el joven

que perdido llegó de los campos,

el que con melancolía me hizo contemplarlos,

hasta guardar los nombres

 

de aquellos lugares que tanto amó,

la belleza que sobre la tierra patria florece

o se oculta en sagradas orillas, y desde lo alto

 

contemplar es posible hasta donde el mar se pierde

y nadie quiere estar. Alégrate y piensa

en la que todavía se complace

porque para nosotros brilló el radiante día,

 

el que con declaraciones comenzara, entrelazando

las manos, uniéndonos. ¡Ay de mí!

fueron hermosos días. Pero

una triste oscuridad llegó tras ellos.

 

¡Que muy solo te encuentras en el hermoso mundo

siempre me aseguras, amado mío!

Mas no sabes…

 

LA SATISFACCIÓN

Cuando ya más allá de todo un hombre

contempla y entiende el curso de la vida,

ser feliz logra; mas aquel que ante los peligros tiembla

es como un hombre que por vientos y tempestades fuera dominado.

 

Mejor es conocer la belleza,

sublime creación de la vida.

Cuando de lo más hondo de los afanes nace el gozo

y cuantos bienes hoy pueden desearse.

 

El árbol que verdea, las cumbres del ramaje,

las flores que rodean la corteza del tronco,

Naturaleza divina son y vida

al inclinarse sobre ellos los aires del cielo.

 

Mas cuando curiosos los hombres me preguntan

lo que aquello es, qué sentimiento aventurado,

qué destino, qué cenit o qué premio,

yo les contesto, ésa es la vida y ése el pensamiento.

 

A otros la Naturaleza de ordinario sosiega,

pero a mí me insta ante la posibilidad de una vida gozosa,

esa claridad ante la cual hasta los sabios se estremecen,

ese gozo hermosísimo, cuando ya todo es alegría.

 

El rigor de los hombres, la victoria y los peligros,

origen tienen en lo aprendido y en la seguridad

de que existe una meta; aquello que sobre todo es sublime

se reconoce en el ser y en los hermosos restos.

 

Ellos mismos son como elegidos,

de ellos es lo nuevo, lo narrado,

la verdad de los hechos no perece,

y como las brillantes estrellas, una vida alegre y grande existe.

 

La vida es acción, y es audaz,

alto su objetivo, su movimiento contenido,

avanza, la bondad está hecha de virtud

y gran rigor, llena de la juventud más pura.

 

El arrepentimiento y el pasado en esta vida

son diferentes. Uno logra

gloria y paz y todo cuanto eleva

a las altas regiones otorgadas;

 

el otro es la congoja y los más amargos sufrimientos

en la muerte de esos hombres que con la vida bromeaban.

Y la imagen y el semblante cambian

en aquel que no amó ni el bien ni la belleza.

 

La evidencia de un cuerpo viviente, perdurar

en este tiempo, tal como los hombres ansían,

querella fuese, pues éste del sentimiento nútrese,

e inclinado aquel se siente por la creación y el esfuerzo.

 

VIDA MáS ELEVADA

Su vida escoge el hombre, su objetivo,

gana libre de error sabiduría, pensamientos,

recuerdos que perdiéronse en el mundo,

y nada puede contrariar su valor íntimo.

 

El esplendor de la naturaleza embellece sus días,

otórgale su espíritu nuevas vestiduras

en su interior, y así contempla la verdad,

y el más alto sentido, y las más singulares preguntas.

 

Puede así el hombre conocer entonces el sentido de la vida,

nombrar su meta lo más alto, lo más elevado,

saber que uno es el sentido de la humanidad y de la vida,

considerar que el más alto sentido es la más noble vida.


Escrito por Redacción


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