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“Una acertada teoría revolucionaria sólo se forma de manera definitiva en estrecha conexión con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de masas y verdaderamente revolucionario”: Lenin.
Perry Anderson es un historiador inglés y ensayista político nacido en 1938; especialista en la historia intelectual, profesor de Historia y Sociología en la Universidad de California. Es considerado por Terry Eagleton como "el más brillante marxista intelectual británico".
En el prólogo de esta obra el autor advierte a los lectores que “este texto escrito a principios de 1974, pretendía ser una introducción a una colección de ensayos de varios autores sobre los teóricos recientes del marxismo europeo. Por circunstancias fortuitas, la editorial educativa que había encargado esta antología dejó de existir un mes más tarde. La anulación del proyecto privó al texto de su propósito original. Estas circunstancias explican algunas de las anomalías del trabajo que aquí presentamos, aunque no las excusan necesariamente”.
A pesar de esas circunstancias el trabajo del marxista británico no fue en vano. ¿Qué pasó con el marxismo clásico? ¿Por qué fue “sustituido” por un “marxismo académico”? ¿Cuáles son sus diferencias? Para responder a estas y otras preguntas, el texto de Perry es de gran ayuda, es un estudio de la naturaleza y evolución de la teoría marxista tal como ésta se ha desarrollado en Europa occidental que va desde la tradición clásica que desarrollaron Marx y Engels hasta la producción teórica de la Escuela de Frankfurt a finales del siglo XX, tendencia por la cual la teoría marxista buscó refugio en las universidades quedando aislada de la lucha política.
En Consideraciones, podemos constatar que existe una clara diferencia entre quienes aceptaron la disciplina partidista necesaria para continuar ligados a las organizaciones proletarias —que a su vez callaron ante problemas políticos— y quienes se desvincularon del partido para poder hablar con supuesta independencia, pero que perdieron todo arraigo con la clase social. Estos últimos abandonaron la discusión sobre los problemas económicos y políticos pasando de la economía y la política a la filosofía, cuando el salto que había dado Marx en su momento fue absolutamente al revés, precisamente para el análisis de la estructura económica. Fue así que el marxismo occidental se subió a la palestra de la superestructura para el estudio de la teoría de la literatura, el arte, la cultura y más recientemente a los problemas ecológicos. “La teoría se convirtió en una disciplina esotérica cuyo lenguaje sumamente técnico daba la medida de su distancia de la política”, sostiene Anderson.
El análisis se centra particularmente en “cada una de las escuelas o teóricos principales de esta tradición, desde Lukács hasta Gramsci, desde Sartre hasta Althusser, desde Marcuse hasta Della Volpe” que van de 1920 a 1975. ¿Cuál es la diferencia de estos autores con la tradición clásica del marxismo? Eso es lo que encontraremos en este conciso análisis.
Este texto es un intento por examinar con objetividad la Teoría crítica y, sobre la base de su experiencia, reajustar su acción en el presente, pues no hay que olvidar que el marxismo no es una ciencia para exquisitos, sino una herramienta para que el proletariado tome conciencia de su papel para liberarse de la explotación en la que se encuentra sometida.
En los últimos años los esfuerzos de la izquierda por ubicarse y plantearse sus tareas se ven en los no pocos coloquios, foros o, como en la ciudad de México le llaman, “Diálogos”, que organizan. Pero sus análisis en la mayoría caen en el desierto por la falta de masas. Es por eso que Perry Anderson nos recuerda la esencia del marxismo con la siguiente sentencia y que todos aquellos que se dicen marxistas deberían tomarla en cuenta: “Cuando haya nacido un movimiento verdaderamente revolucionario en una clase obrera madura, la ´forma final’ de la teoría no tendrá ningún precedente preciso. Todo lo que puede decirse es que, cuando hablen las propias masas, los teóricos -del género de los que ha producido Occidente durante cincuenta años- permanecerán necesariamente en silencio”. Llegó el momento de que las masas explotadas hablen por sí mismas y los marxistas consecuentes, si quieren serlo, deberán al menos, sumarse a su clamor.
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Escrito por Editorial Esténtor
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