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Condenación es un drama de época que, a diferencia de Las uvas de la ira, se centra en la violencia que se generó en los años previos y durante la Gran depresión. La historia se enfoca en la vida de Seth Davenport (Killian Scott) un cura de un pueblo pequeño de Iowa que en sus homilías arenga a los agricultores a defenderse de los industriales y banqueros que intentan despojarlos de sus tierras. Una temática que, sin duda, es muy inusual en la industria cinematográfica norteamericana, dado el orden social que prevalece en la superpotencia, estos temas son combatidos por el establishment, pues quien intente abordar la lucha de clases en un filme o una serie de televisión, inmediatamente –el macartismo está vivo en Estados Unidos (EE. UU.)– es bloqueado o acusado de “comunista”, un adjetivo que sirve para descalificar a los oponentes políticos, ya que comunismo es sinónimo de dictadura y de un régimen oprobioso. Sin embargo, aunque los gobernantes y panegiristas gringos del orden socio político que ahí existe sostengan que en EE. UU. existe la sociedad más “libre” y más “democrática” del globo, lo cierto es que ese país, como sostuvo alguna vez Noam Chomski, es el país en donde la población sufre con más opresión que en ninguna otra parte del planeta, la pesada loza de un férreo control ideológico y una muy eficaz manipulación de las conciencias de la mayoría de sus habitantes.
Davenport no es un héroe lineal e impoluto; más bien es un hombre con un pasado violento que se hace pasar por un pastor cristiano cuyo verdadero objetivo no es moralizar, sino organizar a los granjeros para enfrentarlos a los banqueros e industriales codiciosos que quieren acaparar sus tierras. Creeley Turner (Logan Marshall Green), hermano de Seth, es un exconvicto que trabaja para la Agencia Nacional de Detectives Pinkerton y ha sido contratado por un rico industrial para detener la huelga de los granjeros de Davenport.
La serie se basa en hechos históricos, pues sí es cierto que ocurrió a principios de la década de los años 30 una huelga agraria de la “Asociación para las Ferias de los Granjeros”, en el condado de Plymouth (Iowa); los granjeros para evitar que sus tierras pasaran a manos de los banqueros organizaban subastas conocidas como “subastas de centavos”; era una táctica para evitar los embargos. También es un hecho histórico que ocurrió la huelga de mineros del carbón durante la misma época, en el condado de Harlan (Kentucky), conocida como la “Guerra de Harlan” o el “Harlan sangriento”. Incluso, “La Agencia Nacional de Detectives Pinkerton”, que en la narración de Tony Tost emplea a Creeley Turner fue una agencia que existió realmente. Ésa y otras agencias contratadas por los empresarios se dedicaban a romper huelgas por medio de la infiltración y la violencia. También existió la “Legión Negra” (que aparece en la serie de Tost) que era un grupo paramilitar fascista que aterrorizó a las minorías étnicas, políticas y religiosas, atacando a los organizadores sindicales y los trabajadores en huelga en particular, en todo el Medio Oeste.
Resulta interesante esta historia, dado su realismo, su apego a hechos históricos (sin dejar sus ingredientes de historia de ficción), y que no deja de mostrar a un país profundamente dividido en clases sociales, que llegan a antagonizar cuando los dueños de la riqueza tratan de desposeer de lo poco que tienen los agricultores. Condenación también nos retrata al fascismo que profesan las clases poderosas en un país que se autodefine como “modelo de la democracia y de las libertades”. Un fascismo que no se detiene ante nada para aplastar los intentos de los trabajadores por defender sus derechos.
Cuando se filmó Condenación no había pandemia, no había un ahondamiento de las iniquidades del actual modelo capitalista, iniquidades que están acelerando la crisis que se da en el mundo entero; por eso, esta serie al voltear a ver de nuevo la época de la Gran depresión, nos está señalando de alguna manera lo que puede volver a repetirse en la sociedad norteamericana. Vale la pena ver esta serie de 10 capítulos. Por cierto, los productores de Condenación tenían proyectada una segunda temporada de la serie, sin embargo, debió ocurrir algo que ya no permitió que cuajara esa segunda temporada ¿Algunas molestias de los que mandan económica y políticamente en la superpotencia?
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA