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“Si ese periódico capitalista de Nueva York lo hubiera tratado mejor, si Marx hubiera seguido siendo solo un corresponsal de prensa extranjero, la historia habría podido ser diferente”.
John F. Kennedy
Todo individuo que se plantea influir en la transformación de la sociedad, debe considerar la lucha ideológica como parte del proceso, en cuyo marco el periodismo es imprescindible porque representa una de las herramientas para la difusión de los hechos y análisis de la realidad que se quiere cambiar. Por eso, no es raro que grandes revolucionarios hayan sido también buenos periodistas que describieron y denunciaron la explotación de los trabajadores.
Después de doctorarse, Carlos Marx se dedicó al periodismo en Colonia, en la publicación Rheinische Zeitung, que más adelante fue cerrada por el gobierno prusiano a raíz de las protestas del zar Nicolás I, ya que Marx había denunciado el despotismo ruso. Su idea inicial consistía en ser profesor en la Universidad de Bonn; pero como el Estado prusiano lo consideró ya como un peligro, su candidatura fue vetada, nada raro en tiempos de censura. Este hecho, además de su presencia en la influyente prensa alemana, propició que el joven rebelde dejara a un lado su carrera académica.
Su turbulenta vida, repleta de mudanzas forzosas, persecuciones políticas y desgracias personales marcaron su vida y trabajo. Coordinó y cerró cuatro periódicos: Gaceta Renana, Anuarios franco-alemanes, ¡Adelante! y la Nueva Gaceta Renana.
La editorial Alba publicó un libro titulado Artículos periodísticos, en el que se ofrece una selección de la obra periodística madura de Marx. Su obra periodística fue prolífica; a partir de 1851 fue corresponsal en Londres y freelance en People’s Paper, Neue Oder Zeitung y Die Presse, aunque la más extensa y reconocida fue en The New York Tribune, en el que publicó más de 500 artículos (muchos firmados también por Federico Engels) entre 1852 y 1862.
El responsable de la antología fue Mario Espinoza Pino, un académico de la Universidad de Granada quien, además de seleccionar los textos, escribió la introducción Karl Marx: un periodista en la historia. Espinoza también es autor de los libros Karl Marx, un periodista en la era del capital. Apuntes para una investigación y A través de Marx. Sacristán y los límites del marxismo occidental.
“No fue la filosofía la que hizo que aquel joven doctor se interesase por cuestiones sociales, sino su temprana actividad periodística”, afirma Espinoza. Es decir, fue en la prensa donde Marx se enfrentó directamente con la realidad del presente. El imperialismo británico, las guerras del opio, las revueltas de La India, las revoluciones en Europa (de Italia a España), el tráfico de esclavos y la Guerra de Secesión en Estados Unidos son algunos de los temas tratados, que aborda con el rigor académico y la ironía que lo caracterizaban.
Los problemas en los viñedos de Mosela y la ley de leña fueron algunos de los asuntos que el joven doctor en filosofía abordó y que lo comprometieron con la realidad que estaba más allá de las aulas (Debates sobre la libertad de prensa o Los debates sobre las leyes del robo de leña). “El periodismo de Marx es su laboratorio, su taller en la historia, donde crea hipótesis, recoge datos, elabora acontecimientos y se interroga por las causas de éstos. Es el espacio donde se forjan sus ideas, donde emergen sus posiciones políticas de manera más viva”, concluye Espinoza. De ello no hay duda, pues a partir de ese momento comprendió dos cosas: que el Estado jamás emprendería reforma alguna, y menos que éste sería una instancia para el ejercicio de las libertades.
Como puede ver, querido lector, el compromiso contraído por Marx con las clases trabajadoras lo obligó a ser un investigador que analizaba la realidad inmediata y que, más allá de los límites de la actividad periodística e intelectual, que no pocas veces divaga en meras abstracciones, planteó soluciones a los problemas.
Los periodistas tienen la tarea de exponer la verdad a la población, sí, pero también de sentirla, investigar los hechos rigurosamente y denunciar las injusticias que aquélla sufre día a día, tal y como lo hiciera el padre del materialismo histórico, quien nunca buscó un buen trato de los dueños de la prensa, sino que luchó por un mundo justo para todos.
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Escrito por Ignacio Mejía López
Colaborador