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Bombardero
Hay un mensaje claro en el filme chino hoy comentado: los chinos no quieren una confrontación con EE. UU. pero nunca se dejarán dominar por Occidente.
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El cine asiático ha tratado de imitar a la industria cinematográfica de Occidente, particularmente al cine de Estados unidos (EE. UU.). Por ejemplo, en Bollywood (industria cinematográfica de la India) se producen anualmente más de mil filmes, la inmensa mayoría de baja calidad, pero altamente rentables en términos monetarios; pues buscan satisfacer la demanda de los miles de millones de consumidores del mercado fílmico más grande del planeta: el asiático, el cual está integrado con casi 70 por ciento de la población mundial.

En China se ha desarrollado una industria cinematográfica que busca cubrir el consumo de sus más de mil 300 millones de habitantes. La cinematografía china marcha de acuerdo con los cambios habidos en el sistema socioeconómico, el cual pasó de una economía socialista atrasada a lo que ahora se conoce como “socialismo de mercado”, que desde finales de los años 80 del siglo XX ha convertido al “gran dragón” en la segunda potencia económica del mundo y no tardará mucho –según estimaciones de los economistas más renombrados y los especialistas en geopolítica– en desplazar a EE. UU. de la primera posición.

En 2018 el realizador Feng Xiaogang (considerado el Steven Spielberg chino) filmó una cinta bélica –patrocinada por el Estado– que narra la invasión que China sufrió en 1937 por Japón, en la que murieron centenares de miles de habitantes de varias regiones de esa nación. En su historia, el realizador reivindica el nacionalismo chino, lo que a contrapelo de lo que pudiera pensarse, pone en alto el periodo cuando gobernó Chiang Kai Chek, el enemigo acérrimo de los comunistas chinos, quienes bajo la dirección de Mao Tse Tung, vencieron en 1949, logrando instaurar el socialismo. El filme cuenta con la participación de dos conocidos actores de Hollywood: Bruce Willis y Adrien Brody. Tal participación está calculada para lograr, por un lado, la penetración en el mercado internacional y, por el otro, atraer al público chino. Pero, al margen del aspecto comercial de la cinta, la cual hasta el momento ha recaudado…, los efectos especiales que logra el realizador son de alta factura, sobre todo en las escenas de los combates aéreos entre la aviación china y la nipona.

 También es digno de destacar que en la historia, el estratega de las operaciones de la aviación china es un militar estadounidense (Bruce Willis). Este hecho, que puede ofrecerse como parte de la estrategia comercial, en realidad tiene un fondo político, pues no se necesitan más de dos dedos de frente para entender que la presencia de un “héroe gringo” en el relato fílmico de Feng tiene como propósito –así lo veo, en mi modesta opinión– “matar dos pájaros de una pedrada”. De un lado insuflar el nacionalismo chino frente a la disputa histórica que China sostiene frente a Japón por las aguas territoriales en el océano Pacífico y del otro lado “congraciarse” con sus también enemigos comerciales y geopolíticos en el planeta: EE. UU. ¿Por qué agradar a la súper potencia en momentos que arrecia la disputa comercial entre ambas naciones? Porque los gobernantes chinos han tenido la sabiduría de avanzar a pasos agigantados en un mundo dominado por la economía de mercado, y saben que antes de que puedan vencer a la superpotencia capitalista en el terreno tecnológico, científico y económico, es necesario desarrollar una geopolítica y una diplomacia que no lleve al gigante asiático a una confrontación prematura con su enemigo histórico. Es este el sentido en que Feng nos brinda una cinta donde las masas trabajadoras están presentes en todo momento como protagonistas de la historia. Hay un mensaje claro en el filme chino hoy comentado: los chinos no quieren una confrontación con EE. UU. pero nunca se dejarán dominar por Occidente.


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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