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Aunque una buena parte de la población mexicana se informa con algo de retraso debido a que vive en zonas muy apartadas, donde aún la información de todo tipo no fluye tan rápido por la sencilla razón de que no existen los medios de comunicación, desde los primeros meses del año 2020, cualquier persona buscaba la forma de enterarse o informarse para seguir los avances y estragos que empezaba a generar el mortal virus del Covid-19, donde hoy las cifras oficiales nos dan cuenta de al menos 250 mil mexicanos fallecidos y arriba de tres millones de contagios.
En México y en el mundo unos recibimos noticias y otros, desgraciadamente, son la noticia; estos últimos son los que mueren por Covid-19 y no pudieron curarse, los que fallecieron por la desatada inseguridad o violencia que no da tregua, o por la terrible calamidad del cáncer que recientemente a afectado a decenas de niños; otros más son noticia, porque no tienen medicinas para curarse y tienen que perder la vida. Todo esto va acompañado, en gran parte, por un lapidario incremento de la pobreza y marginación que padecemos unos 100 millones de mexicanos.
Ya es muy común despertarse con noticias muy terribles como: "Se murió mi primo, del que te platiqué ayer", "Se murió la abuelita de fulana o fulano de tal", "Hay 19 niños por día que son hospitalizados" o "Por Covid niños llenan hospitales"; en algunos otros temas la noticia es: "Sheinbaum reprime a manifestantes de Tláhuac", "En el gobierno de AMLO hay 42.2 millones de consultas médicas menos" y más aún y de manera totalmente irresponsable "El regreso a clases es inminente" llueva, truene o relampaguee y hacer responsables de lo que suceda a la niñez mexicana a los padres de familia.
En nuestro país, como en prácticamente todo el mundo, la era digital se ha convertido en un arma de dos filos, donde los poderes adquisitivos juegan un papel preponderante entre tener y no tener los medios para informar. Hoy, la evolución de los medios de comunicación está pasando de leer los hechos de la realidad en un papel a leerlos en páginas web o publicaciones (texto, imagen, gráficos o videos) en las principales redes sociales. Ciertamente, esto es más fácil, pero en algunos casos, inaccesible para personas que no cuentan con la conectividad a internet donde, según los datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del Inegi, el 28 por ciento de la población en México no cuenta con acceso a internet.
En el Censo de población y vivienda 2020 los resultados revelaron que el acceso del internet en los hogares mexicanos aumentó durante los 10 años desde el censo de 2010; sin embargo, el porcentaje de hogares conectados no era suficiente porque el 48 por ciento de ellos (16.6 millones) seguía sin conectividad. Los estados sin conexión a internet fueron EdoMéx, Veracruz, Chiapas, Puebla y Jalisco. Aquí el motivo de que muchos mexicanos no tengan acceso a la información, la limitante, que hoy se vuelve necesaria para conocer la realidad del país en su proceso de desarrollo político, económico y social.
Los medios de comunicación han avanzado con el paso del tiempo para que la información circule más rápido dentro de la sociedad, pero tanto la falta de las TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en zonas marginadas y la falta de políticas públicas que mejoren las ya existentes, hacen imposible el cambio para una alfabetización digital en los estratos sociales más bajos, al mismo tiempo para que el acceso a la tecnología sea obligatoria en la enseñanza más básica, desde que los niños inician sus estudios.
Hoy, por ejemplo, el regreso a clases prematuro se debe, en parte, a que el gobierno no puede satisfacer la necesidad de conectividad que niños, jóvenes y padres de familia claman para no abandonar la escuela ante la brecha tan desigual que se deja ver con la pandemia para cumplir con las clases.
Sin duda alguna, un México desconectado (que no esté informado y que no se entere de lo bueno y lo malo que vive el país) es tener a un país sumiso y de rodillas, sin posibilidades reales de desarrollo y sin juicio propio, haciéndolo presa de la manipulación ideológica, política y cultural que hace la clase política hoy representada por Morena en el poder. Necesaria es, entonces, la tarea del gobierno por abrir las puertas a la información a través de la conectividad de todos los mexicanos con internet como lo hacen países desarrollados; además, de poner un alto a la agresión y represión oficial contra los medios que informan oportuna y verazmente de la realidad que vive el país y no la que cree tener una sola cabeza desde Palacio Nacional.
Estar informados nos hace más críticos, analíticos y con plena capacidad para generar nuestra propia opinión de lo que acontece; sin embargo, esto no es de mucho agrado para los gobernantes y políticos que han engañado, y lo siguen haciendo, a la población en general. Hoy, para tener algo de acceso a la información las redes sociales, como Facebook y Twitter, han logrado abrir un pequeño túnel que sirve de escaparate para enterar a la población pero, a pesar de esto, aún se le sigue ocultando mucha información a la ciudadanía.
Todos tenemos que estar enterados. Todos debemos leer, cuestionar y generar opinión propia de lo que se hace o se deja de hacer desde el gobierno en sus tres niveles; luego, estar prestos para la denuncia, por cualquiera de la vías que esté a nuestro alcance, de todas las injusticias que se cometan contra cualquier ser humano de nuestra patria y del mundo entero. Por el momento, querido lector, es todo.
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Escrito por Miguel Ángel Casique
Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).