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buzos trata esta semana, en su Reporte Especial, el tema del fracaso en el combate al narcotráfico en Estados Unidos (EE. UU.) y la acusación contra la República Popular China de usar este tráfico como un arma para atacar al gobierno estadounidense; algunos políticos y funcionarios de ese país acusan también al gobierno mexicano de no hacer nada contra los cárteles que introducen drogas a su territorio; el objetivo de esta última acusación es, claramente, aprovechar su influencia para enfrentar a México con el más importante adversario geopolítico del imperialismo.
Para nadie es un secreto que EE. UU. es uno de los principales mercados de sustancias ilícitas en el mundo; que suman varios millones los consumidores estadounidenses de marihuana, heroína, cocaína y demás drogas sintéticas que causan adicción, destruyen la salud, provocan la muerte y se han convertido en una verdadera epidemia.
Es muy sabido, también, que el tráfico de estas sustancias es uno de los más importantes negocios en aquel país por los miles de millones de dólares que obtienen como ganancias las organizaciones que comercializan la droga en forma ilegal; pero no todos saben, y muchos olvidan o no quieren recordar, que la producción y el comercio de las drogas, uno de los más fructíferos negocios en perjuicio de los pueblos, fue obra del imperialismo y no de la República Popular China.
Muchos ignoran que el mercado internacional de las drogas más nocivas beneficia a los dueños del capital al interior de los países donde se consumen y donde su trasiego derrama cuantiosos ingresos; parecen olvidar que el mercado y la guerra del opio en Oriente fue producto de la voracidad imperialista; que en Sudamérica, la producción y comercio ilegal de la coca están ligados a los intereses de capitalistas estadounidenses; que en muchos países, los narcotraficantes y otros grupos delictivos están comandados por norteamericanos y no por chinos; ignoran, en fin, que estas armas letales contra los pueblos no fueron creadas en China, sino en los países imperialistas, al igual que otras armas extremadamente destructivas, como las bombas atómicas que el gobierno de EE. UU. lanzó en Japón y las armas químicas que utilizó contra el pueblo vietnamita, asesinando a cientos de miles de ciudadanos inocentes.
No es China quien lidera el comercio de drogas ni amenaza y asesina a otros pueblos; y no son externas las principales causas del tráfico de drogas en el vecino del norte; su explicación debe buscarse en las contradicciones internas de su sistema económico social.
Es cierto que importantes grupos de traficantes de drogas operan en territorio mexicano para introducir sustancias ilícitas a EE. UU.; pero no hay que olvidar que de este mismo país salen también las armas y otros medios que utilizan los cárteles para realizar sus actividades delictivas.
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Escrito por Redacción