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Lo interesante de la historia narrada en Patines de plata estriba en buena medida en el enfoque sobre cómo se concibe el origen de la riqueza social y la apropiación que hacen de la misma las clases explotadoras. Los ladrones de la banda de Alex justifican su actividad considerándola como una “expropiación” de los que se han enriquecido explotando a la clase trabajadora, incluso se basan en las ideas de Carlos Marx expuestas en su obra cumbre El Capital. sin embargo, esa visión de “expropiar a los expropiadores” que se nos ofrece en la cinta hoy reseñada y comentada es una versión adocenada de lo que realmente plantea Marx en su doctrina económico, filosófica y social; para Marx, “expropiar a los expropiadores” es poner en manos de los que producen la riqueza social, es decir de los obreros, los medios de producción, por tanto la expropiación de los frutos del esfuerzo colectivo de las capas productivas de la sociedad consiste en acabar con la contradicción entre el carácter social de la producción y el carácter privado de la apropiación de los frutos de la producción social.
Volviendo a la historia narrada por Lockshin: es tal la audacia de estos jóvenes, que roban una reliquia que forma parte de una vieja herencia familiar de un aristócrata encumbrado. Matvey trata de juntar suficiente dinero para curar a su padre (Yuri Kolokolnikov), enfermo de tuberculosis. El costoso tratamiento se puede efectuar en Baden (ciudad alemana).
Sus compañeros retan a Matvey para averiguar su grado de decisión y de audacia en los lances de su nuevo oficio. Al subir a una terraza, durante una incursión al palacio donde vive un poderoso aristócrata y alto funcionario del zarismo, Matvey conoce a Alisa, la hija del aristócrata. A partir de ese momento, ambos tendrán encuentros que los llevarán a conocerse y a enamorarse.
En uno de sus hurtos, Matvey y Alex consiguen dos pases a un baile sobre hielo en el Castillo de San Miguel; ahí, Matvey se reencuentra con Alisa; pero sus padres han decidido casarla con el conde Arkady Trubetskoi, un jefe policial del imperio (Kirill Zaitzev). Alisa quiere ser científica y dedicarse al estudio de la química; no ama a Arkady. Alisa lleva a Matvey al examen que le realizan los catedráticos de la universidad, pues en aquellos años para que una mujer pudiese estudiar o realizar algunas actividades requería el permiso de su padre o de su esposo; presenta a Matvey como su esposo, pero éstos le piden a Matvey que escriba una solicitud para que su “esposa” pueda ingresar a la universidad; como Matvey no sabe escribir, los enamorados son descubiertos. Cuando el padre de Alisa descubre que su hija ha intentado ingresar a la universidad para estudiar la carrera de química, la reprende y manda a quemar todos sus libros. Con la ayuda de Matvey, Alisa se escapa el día de su boda con Arkady; ambos jóvenes se dirigen a un viejo barco, escondite de la banda de Alex. Sin embargo, Arkady logra ubicar ese lugar y llega acompañado de un pelotón de la policía. Arkady logra atrapar a los miembros de la banda, pero Matvey escapa con la ayuda de Alex, quien muere acribillado, mientras Alisa es capturada por la policía. Matvey casi muere de hipotermia. El par de enamorados logra irse a París; ahí Alisa se destaca como estudiante y regresa años después –casada con Matvey y con un hijo– para dar clases en San Petersburgo, ya con la anuencia de su familia.
Una historia romántica cuyo mensaje principal es la tenacidad de una mujer por salir adelante, sobreponiéndose a una sociedad que excluía a las mujeres de los derechos de participación en el estudio, en la administración pública, etcétera. La fotografía de esta cinta es notable y permite que el invierno en San Petersburgo sea filmado junto a la hermosa arquitectura de forma deslumbrante.
Escrito por Cousteau
COLUMNISTA