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A propósito de las fiestas patrias, resulta importante hablar del nacionalismo: ¿Qué es?, ¿para qué sirve?, ¿bajo qué forma? ¿en qué panorama histórico aparece?
En primer término, habrá que decir que el nacionalismo, muchas veces, aparece al mismo tiempo que el imperialismo y que ambos son caras de una moneda; unas veces el nacionalismo no puede entenderse sin hacer referencia a su opuesto aparente, el imperialismo. En este caso el imperialismo no es una negación dialéctica del nacionalismo sino su confirmación, su afirmación casi siempre brutal, violenta. Éste es el caso de Estados Unidos (EE. UU.), cuyo imperialismo se alza sobre la base firme de un nacionalismo fundamentalista que, como se ha visto, discrimina a otras naciones.
En su caso, además, el imperialismo es la forma que adopta el capitalismo y, por tanto, combatirlo equivale a combatir el capitalismo. Pero la tarea de frenar el imperialismo bélico y violento exige una fuerza equiparable y de signo contrario. Esa fuerza tiene que ser el nacionalismo. Sin embargo, la asunción irracional del nacionalismo representa la posibilidad de llegar por esa vía al imperialismo; es decir, al problema, al fenómeno que se desea combatir. Aun así, ése no es el único tipo posible de nacionalismo. Otra clase de nacionalismo tiene que ser el nacionalismo antiimperialista. Al mismo tiempo ese nacionalismo no puede serlo sin el internacionalismo solidario.
Así como el nacionalismo capitalista surge con el imperialismo, el nacionalismo antiimperialista emerge junto al internacionalismo. Para frenar al imperialismo y al nacionalismo fundamentalista se cuenta con el nacionalismo antiimperialista y con el internacionalismo solidario. Las dos primeras fuerzas constituyen una unidad de contrarios pervertida; las segundas forman una unidad de opuestos positiva, saludable.
La unidad imperialismo/ nacionalismo fundamentalista o patrioterismo es una fuerza conquistadora, excluyente, dominadora: el imperialismo no es la negación positiva del nacionalismo burgués, sino la imposición, la afirmación arbitraria, embrutecedora de una nación sobre el resto, y la cosmovisión de esa nación se identifica con el mismo sistema capitalista.
En cambio, la unidad nacionalismo antiimperialista/ internacionalismo expresa una fuerza liberadora, solidaria, incluyente. El internacionalismo solidario niega de manera dialéctica el nacionalismo fundamentalista de tipo capitalista y confirma un nacionalismo positivo, deseable.
En suma, las fiestas patrias ofrecen la oportunidad de reflexionar sobre las bases y las condiciones sobre las cuales puede haber un nacionalismo sano; un nacionalismo que, en lugar de desunir a los pueblos del planeta, los unifique, los fraternice, los hermane.
Escrito por Victoria Herrera
Maestra en Historia por la UNAM y la Universidad Autónoma de Barcelona, en España.