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Nuestro Reporte Especial se ocupa esta semana de la crítica situación mundial ocasionada por el Covid-19, de los efectos de la ola infecciosa en todos los aspectos de la vida social (especialmente los económicos y políticos); de la diferente actitud asumida ante el problema en cada país, desde las superpotencias hasta los subdesarrollados, según el modelo económico que predomina en cada uno; buzos también analiza esta vez fenómenos y acciones sorprendentes, inesperados, que asombran todavía a los pueblos del mundo y que tendrán forzosamente que influir en la conciencia política de las mayorías.
Temas relegados, olvidados por mucho tiempo, se han puesto ahora en primer plano, por ejemplo, el empleo de los conocimientos científicos –biológicos, principalmente– y su aplicación en la competencia geopolítica entre capitalismo y socialismo y sus países representativos: Estados Unidos y la República Popular China.
Como antes se acusó a Estados Unidos de haber creado el virus del SIDA, que después se le salió de control, hoy surge la sospecha de que el imperialismo sea el responsable del surgimiento de esta nueva enfermedad, como un arma que está dispuesto a emplear, aunque perezcan millones de seres humanos, con tal de proteger los intereses de un grupo de multimillonarios, amenazados por la superioridad económica de la República Popular China en la actual pugna geopolítica. Esta hipótesis no carece de fundamento; la historia prueba hasta dónde puede llegar la potencia norteamericana, responsable del asesinato masivo de seres inermes mediante el uso de armas químicas y atómicas.
El coronavirus ha evidenciado también la incapacidad y la indiferencia de los gobiernos capitalistas ante el sufrimiento y las desgracias de las mayorías. Ahora, cuando las élites económicas y políticas –los plutócratas que dominan el planeta– se ven amenazadas por la pandemia, prodigan medidas que nunca se destinaron a eliminar el hambre, la desnutrición y la enfermedad de millones de familias pobres en todo el mundo.
En contraste, los gobiernos socialistas mostraron gran rapidez para aislar a su población y protegerla del contagio; destaca la construcción de hospitales en China para atender a sus enfermos y salvarlos; esta capacidad de respuesta, ejemplo de acción frente a la adversidad, ha provocado la sorpresa y admiración internacional.
Al principio, la prensa imperialista criticó las medidas de emergencia implementadas por el gobierno chino, acusándolo de autoritarismo; pero muy pronto se ha tenido que tragar sus palabras y reconocer lo atinado de su estrategia médica; y ya se anuncia la posible producción de una vacuna por parte del gigante asiático en colaboración con los científicos cubanos, hecho que demuestra una vez más la superioridad del socialismo sobre el imperialismo individualista.
Cuba, un país socialista mucho más pequeño que China, no se queda atrás en esta lucha por vencer la pandemia: todo el mundo fue testigo de la acción humanitaria del gobierno cubano ante la emergencia que vivieron cientos de ciudadanos de Reino Unido a bordo de un crucero en el que se presentaron casos de contagio y al que se había negado el permiso para atracar en varios países.
No solo en las superpotencias se ha evidenciado la incapacidad, torpeza y tardía respuesta ante el peligro de esta pandemia; países capitalistas menos desarrollados cometieron los mismos errores; su irresponsabilidad, al no adoptar medidas preventivas y de emergencia, los tiene ahora en una situación altamente peligrosa. En México, por ejemplo, apenas empiezan a decir que hay que parar las actividades y se comienzan a tomar las medidas de aislamiento que China adoptó en su inmenso territorio desde el primer día.
Escrito por Redacción