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Elon Musk no baila zamba
Brasil es el quinto país con la extensión territorial más grande del mundo; es el séptimo país más poblado del planeta.
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Miles de brasileños, simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro, salieron a las calles a defender su derecho a usar la red social X luego de que la Corte Suprema de Brasil vetara el uso de esta red en el quinto país más grande del mundo. Si el fascismo se moviliza por algo tan absurdo es porque algo bueno pasó en Brasil.

Para entender un poco el comportamiento de las redes sociales, hay que repasar también un poco de la historia del gigante sudamericano y algunas condiciones especiales que posee.

Brasil es el quinto país con la extensión territorial más grande del mundo; es el séptimo país más poblado del planeta, con 215 millones de habitantes. Tiene la economía más grande de América Latina con un PIB de 1.92 mil millones de dólares; además, tiene la sexta reserva mundial de hierro y cuenta con las mayores reservas de agua dulce de la Tierra, con el 12 por ciento del agua mundial.

En la política global, Brasil juega un rol protagonista, es miembro fundador del bloque BRICS y el principal socio comercial de China en el continente. Aun con lo imponente que es el gigante de Sudamérica, los últimos años de la política brasileña han sido una montaña rusa en la lucha por el poder. Un breve repaso: entre 2003 y 2011 transcurrieron las primeras dos gestiones de Lula Da Silva, que en menos de una década sacó a más de 30 millones de humanos de la pobreza; es en 2009 cuando se funda el bloque BRICS; la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, fue víctima de un golpe de Estado en 2016, lo que puso al mando a Michel Temer, quien tras encabezar una intensa persecución política puso tras las rejas al expresidente Lula. Con Da Silva preso y sin otra figura de arrastre, la embestida de la derecha alcanzó su punto cumbre al poner a cargo al ultra derechista Jair Bolsonaro.

La lucha política en Brasil escribió su último episodio en 2022, luego de la liberación de Lula y su incorporación a las elecciones, mismas que ganó por un margen muy cerrado ante el fascistoide Jair Bolsonaro.

Sin embargo, tras la victoria de Lula, Brasil registró uno de los episodios más bochornosos en la historia política brasileña. El ocho de enero de 2023, los simpatizantes de Bolsonaro, inconformes con los resultados electorales, invadieron el Congreso, el Tribunal Supremo y el palacio presidencial de Planalto, en Brasilia, con la intención de imponer por la fuerza lo que no ganaron en las urnas: “Intervención civil y militar”, era una de las consignas más contundentes de la ultra derecha.

Desde luego, tras los violentos movimientos de desestabilización, las autoridades brasileñas pusieron manos en el asunto y detuvieron a más de mil quinientos involucrados, apenas unos días después de los hechos.

El pasado 30 de agosto, tras una larga lucha por hacer públicos los datos de las cuentas que promovieron los levantamientos de la ultraderecha brasileña y no tener ninguna respuesta por parte de X, sino una cerrazón total, el juez Alexandre de Moraes suspendió el uso de la plataforma de Musk en Brasil. La medida también contempla que cualquier persona en Brasil que intente seguir utilizando X a través de un software de privacidad común llamado red privada virtual, o VPN, podría recibir multas de casi nueve mil dólares al día.

Musk asegura que De Moraes censura ilegalmente las voces conservadoras de Brasil, mientras De Moraes dice que Musk está obstruyendo ilegalmente sus esfuerzos para depurar el Internet de Brasil.

Lo real es que la posición brasileña ante X es un ejemplo en la lucha por la autodeterminación del gigante sudamericano. Brasil no es un país minúsculo y que deba aceptar condiciones de vasallaje, sino un país que desde hace varios años busca construir su propia historia.

Al oligarca Elon Musk no le agrada mucho la rendición de cuentas, pero la situación es diametralmente opuesta a la que en Francia vivió recientemente el dueño de Telegram. Los dueños de las redes también deberían acostumbrarse un poco a las reglas del juego que ellos han impulsado, un día eres la presa y otro día eres el cazador. 


Escrito por Oscar Manuel Pérez

COLUMNISTA


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