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“El mundo de mi poesía no se agota en la negritud. Primeramente, soy un hombre, luego soy un hombre negro, con determinadas características étnicas que no me abstraen de mi condición esencial de ser humano que comparte con todos sus semejantes dolores y anhelos inherentes a todas las etnias del mundo, y es dentro de esa generalidad que, dialécticamente, en particular y con sus peculiaridades cabe lo que concierne a la negritud; es decir, como parte del todo que inextricablemente la gran humanidad integra. Por eso, mi poesía no se agota en el ámbito de la negritud, sino que entraña el aliento de todo lo humano, las realidades y las voces insustituibles de todos los hombres, que en ella pugnan por expresarse”. Dice de sí mismo y de su obra el poeta, educador y diplomático ecuatoriano Antonio Preciado Bedoya, quien en 2011 se asumía como “un soldado de la Revolución Ciudadana” que lidera el presidente Correa.
Si su poesía negrista colma a quien la lee de inevitables ritmos ancestrales, su poesía “mestiza” es libertaria, combativa, militante. Incluido en De ahora en adelante (1993) Las prohibiciones no deja lugar a dudas: el poeta toma partido por la unidad de los pueblos latinoamericanos para vencer sobre el colonialismo y se rebela contra el abusivo bloqueo yanqui a Cuba, contra la amenaza nuclear y los ataques a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos del mundo.
De ahora en adelante
puede ocurrir que el sumo presidente,
a la hora del telebombardeo,
con esa incontenible prepotencia
y la úlcera atómica
a punto de estallarle,
salga de la noticia
y a cualquiera
le organice una cumbre dentro de su casa
presidida por él (¿qué duda cabe?)
y le prohíba vivir a su manera,
le suprima su nombre
y su apellido,
le haga dar la espalda a sus amigos,
le impida visitar a sus vecinos
y tampoco lo deje decir malas palabras
de ésas como “decoro”
o “solidaridad”
o cualesquiera que se les parezcan,
y así por el estilo al fin le imponga
lo que le venga en gana;
y sobre todo
le prohíba Cuba,
defenderla,
nombrarla,
Hasta para decir que es una isla
no sea que al decirlo se recuerde
que su definición,
como otras cosas,
es, sin lugar a dudas,
totalmente arbitraria;
y quede más aún al descubierto
que una isla no es,
ni por la fuerza,
una extensión de amor
totalmente rodeada de amenazas.
Algunos de los títulos de su vasta obra poética son Jolgorio (1961); Este hombre y su planeta (1965); Más acá de los muertos (1966); Tal como somos (1969); De sol a sol (1979); Poema húmedo (1981); Espantapájaros (1982); De sol a sol (antología, 1992); De ahora en adelante (1993); De boca en boca (2005). Entre cantos y marimbas es el título de los dos volúmenes que recogen 35 poemas en la voz del propio poeta y que para deleite de los amantes de la buena poesía está disponible en la plataforma de Spotify.
Su defensa de la realización vital a través de la integración del individuo con la colectividad, su certeza de que es posible formar parte de una moderna tribu humana capaz de cuidar de todos sus miembros, su convicción de que es posible alcanzar un estadio superior del desarrollo social se expresa en En suma:
Unánime,
colmado,
numeroso,
hoy me convoco a este levantamiento,
y oigo mi vocerío
llamándome en el eco de las viejas tonadas
y en los sangrantes alaridos que andan
por los alrededores de mis huesos.
Hoy en definitiva me congrego,
me afluyo sin cesar,
me arremolino,
subo por mis raíces
sin nacer todavía,
presentido,
y me empujo hacia afuera
y me encabezo
y, multitudinario, yo me sigo.
Voy mirando hacia atrás,
rememorándome,
cantando a coro una canción perdida.
Hoy me uno a mi gentío
y en la marcha,
al paso jubiloso de mis plantas,
florecerán las piedras del camino.
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Escrito por Tania Zapata Ortega
Correctora de estilo y editora.