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Un bello relato de la terrible experiencia que vivieron 100 mil exiliados de la Guerra Civil Española (1936-1939) en el campo de refugiados (en realidad de “concentración”) que el entonces gobierno fascista de Francia, colaborador del dictador nazi Adolfo Hitler, habilitó en la ciudad fronteriza de Perpignan, en la frontera con España. Poeta, narrador y ensayista, Bartra (Barcelona, 1908 -Tartesa, 1982), recurre a la invención de cuatro supuestos paisanos suyos que padecen hambre, sed, frío, calor, piojos y discriminación social en una “chabola” (choza improvisada) habilitada en una playa del Mediterráneo en espera de la mínima oportunidad para huir por tierra o mar hacia otra parte de Europa o incluso a la misma España, de la que habían huido de la persecución criminal de las tropas nazi-fascistas del general Francisco Franco, quien permaneció en el poder dictatorial hasta 1976.
La novela realista de Bartra, autor de 13 colecciones de poesía en verso y 10 de textos en prosa (obras de ficción y ensayos) fue escrita en 1942 y titulada Chabola en su primera edición en Francia, pero en su reimpresión en México, en 1958, le fue impuesto el de Cristo de 200 mil brazos. Campo de Argelés, a fin de resaltar tanto el alto número de personas en refugio como los esfuerzos de resistencia que éstas debieron realizar para sobrevivir. Los protagonistas centrales de Chabola son cuatro: Puig, Parrés, Roldós y Vives; los secundarios Joana, la novia-esposa de Puig; Califán, anciano de colosal estatura que posee un loro demasiado hablantín y otro anciano medio loco que solo posee un gabán, un par de zapatos sin suela y que cabalga sobre un caballo imaginario al que invoca con un nombre distinto pero que sus vecinos llaman Zodiaco.
El relato está ubicado a finales de 1939 en Argelés, entonces pequeña aldea de Perpignan, donde los cuatro personajes –más el perrito Niebla, que se convierte en el quinto habitante de la chabola– recuerdan con nostalgia sus mejores tiempos, sus amores familiares y pasionales en Cataluña, Aragón, Castilla y Vasconia, además de algunas hazañas militares y anécdotas infelices de la Guerra Civil, en cuyo curso perdieron la vida un millón de personas. Parrés se convierte en el protagonista de uno de los capítulos más dramáticos de esta reseña histórica –de la que Bartra probablemente fue también actor–, cuando logra superar la vigilancia de los soldados senegaleses del ejército de Francia, pero cuando está a punto de alcanzar la libertad, es sorprendido, atrapado y finalmente dejado libre gracias a la conmiseración del militar que lo capturó.
Sin embargo, cuando Parrés repara en que su libertad individual le será motivo de arrepentimiento, regresa a la chabola con sus compañeros de refugio, quienes lo esperaban con paciencia y seguros de que volvería con ellos, toda vez que sabían que era una persona con espíritu comunitario y solidario.
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural