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Los amoxtli eran los libros pintados por nuestros antepasados mexicanos y la amoxtlatiloyan, la biblioteca en la que se conservaban estos textos de historia y leyendas. Una de estas leyendas, que llega hasta nuestros días, instruyó a los mexicanos sobre el lugar donde tenían que asentarse, el cual debía ser un sitio en el que un águila estaría devorando una serpiente sobre un nopal. Tal representación quedó en un amoxtli y hoy está plasmada en nuestra bandera nacional. En Texcoco, el rey Nezahualcóyotl impulsó una de las más vastas bibliotecas de “libros pintados” del México antiguo; su hijo Nezahualpilli conservó la tradición hasta que, con la llegada de los españoles, entre ellos el dominico e inquisidor Tomás de Torquemada, se quemaron los amoxtli, con los que lamentablemente perdimos gran cantidad de información, algo similar a lo que se perdió con el incendio provocado en la biblioteca de Alejandría.
Las siguientes frases, dichas por grandes hombres de la humanidad, dan luz y guía sobre la importancia del libro:
“De los diversos instrumentos inventados por el hombre, el más asombroso es el libro”: Jorge Luis Borges.
“El libro es fuerza, es valor, es fuerza, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”: Rubén Darío.
“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho” y “La pluma es la lengua del alma”: Miguel de Cervantes.
“La escritura es la pintura de la voz”: Voltaire.
“Lee y conducirás; no leas y serás conducido”: Santa Teresa de Jesús.
“A través de los libros entramos en contacto con los grandes genios de la humanidad, aunque ya no están con nosotros; es una forma de hablar en vida con los muertos”: Aquiles Córdova Morán.
“Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres”: Heinrich Heine.
“Carecer de libros propios es el colmo de la miseria”: Benjamín Franklin.
“Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma”: Cicerón.
“La lectura literalmente cambia el cerebro”; y “Cuando leemos a nivel superficial –con las nuevas tecnologías leemos en promedio 100 mil palabras– solo estamos obteniendo la información. Cuando leemos profundamente, estamos usando mucho más de nuestra corteza cerebral”, afirma la neurocientífica Marianne Wolf. “La alfabetización es uno de los más grandes inventos de la especie humana”, que no solo es útil, sino tan poderosa, que transforma nuestras mentes y aun más, “la lectura es un conjunto adquirido de habilidades que literalmente cambia el cerebro… lo que hace es explotar un principio de diseño en el cerebro humano que le permite hacer nuevas conexiones entre regiones visuales, regiones del lenguaje, regiones para el pensamiento y la emoción”, escribe la investigadora.[1]
“La lectura aporta tres poderes mágicos: creatividad, inteligencia y empatía”, dijo a la BBC Ideas Cressida Cowell, escritora de literatura infantil y autora de la serie Cómo entrenar a tu dragón. “Leer por el gusto de hacerlo es uno de los dos factores clave en el éxito económico posterior de un niño. Es más probable que no termines en prisión, que votes, que seas dueño de tu propia casa...”. [2]
“Tu cerebro entra en un estado meditativo, un proceso físico que ralentiza los latidos del corazón, te calma, y reduce la ansiedad”, afirma Berthoud para quien, por ejemplo, el remedio para la “claustrofobia, rabia, agotamiento” es la novela de Nikos Kazantzakis Zorba el griego. [3]
“Leer en una pantalla conduce a una comprensión de lectura más pobre que leer en papel”, explica el Programa Internacional de Cooperación Europea en el Campo de la Investigación Científica y Técnica (COST); y advierte que “las investigaciones muestran que la cantidad de tiempo que se dedica a leer textos de formato largo está disminuyendo y, debido a la digitalización, la lectura se está volviendo más intermitente y fragmentada”, algo que podría “tener un impacto negativo en los aspectos cognitivos y emocionales de la lectura”.[4]
Pues bien, más de la mitad de los hogares mexicanos tienen entre cero y 10 libros como biblioteca; y México se mantiene como un país de pocos lectores pues, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), una persona lee en promedio tres libros por año. Además, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), México se encuentra en la posición 107 de 108 países con menos lectores. Esta realidad nos golpea en el rostro y el nuevo gobierno morenista no tiene intenciones de remediarlo, pues no hay programas en la dirección correcta para superar este problema.
En el Movimiento Antorchista queremos formar un hombre nuevo que sea un lector asiduo y gustoso para que con su cultura aprenda a distinguir la verdad y la mentira de los discursos oficiales; que aprenda a no ser engañado, aun cuando lo que se le exprese parezca verdadero y convincente; que los mexicanos aprendan a pensar y a razonar críticamente; es decir, que vayan más allá de las primeras impresiones; que descubran la esencia de los fenómenos, conozcan sus profundidades y aprendan a aceptar cuando no tienen razón y defiendan enérgicamente sus ideas. Cultivar la mente de los mexicanos para alcanzar la libertad, como lo pronosticó José Martí; o, como decía Ignacio Manuel Altamirano: “el pueblo culto será rey, ignorante, vivirá siempre bajo una vergonzosa tutela”. Por eso, hay que leer, hay que conocer la historia, la ciencia, la novela humana; y para ello hay que incursionar en la lectura de los grandes: Miguel de Cervantes Saavedra, Oscar Wilde, Emile Zola, Esquilo, Sófocles, Platón, Marx, Engels, Lenin, Tolstoi, entre muchísimos otros; pero también hay que leer a los grandes autores mexicanos: Joaquín Fernández de Lizardi, Ignacio Manuel Altamirano, Ignacio Ramírez, Vicente Riva Palacio, Rafael Delgado, Manuel Payno, Melchor Ocampo, Mariano Otero, entre otros muy grandes que, por razones de espacio, no podemos mencionar.
Demos acceso a los libros en formato digital, pero no renunciemos a los libros de papel. Hagamos de México un país de lectores, de hombres y mujeres cultos que puedan distinguir, gracias a la lectura de los libros, la verdad y la falsedad, y conduzcan sus vidas alejadas del engaño. Sirva la lectura de los libros para la construcción de una patria más libre, justa, soberana y más equitativa con todos sus hijos.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.