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El gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) no la tiene nada fácil. Podrá presumir que todavía cuenta con gran aceptación popular pero, en los hechos, sabe que su suerte pende de un hilo. El prometido cambio de la vida pública del país nos ha conducido a la radicalización de la sociedad. Hay abandono en las formas institucionales, falta de respuesta de los órganos de justicia y las figuras públicas que gobiernan tergiversan las leyes degradando con ello el tejido social. Ya nadie se inmuta con la violencia y los asesinatos en las calles, ni con las frecuentes acciones de justicia por propia mano o con los brotes de inconformidad social, como la reciente toma de las instalaciones de la presa La Boquilla en el estado de Chihuahua. Los tiempos no están para insurrecciones, pero el irracional abandono y la falta de mediación en este tipo de problemas harán responsable a la 4T del surgimiento de otros Tomóchic. Por lo pronto, la Guardia Nacional ya se vio implicada en la muerte de dos agricultores. La opinión pública, expresada a través de las redes sociales, cuestiona el por qué en los conflictos sociales se procede con tal violencia y a la delincuencia se le premia con candorosos abrazos. Pero la 4T está cegada y la economía se cae estruendosamente sin que nadie la detenga. Lo único que saben hacer los morenistas es cerrar los ojos y pensar que todo se arreglará por sí mismo. Igual actitud se asume frente a la pandemia, que no ha parado y el gobierno está dejando que mueran los que tengan que morir. Lo importante es que el Presidente salga a diario en sus mañaneras a decir que vamos requetebién, porque basta con mover el aparato mediático para convencer a la gente que ésa es la verdad. Por ello, lo único que le queda al gobierno es comprar votos y conciencias de la forma más mezquina, traficando con las necesidades vitales de las personas. Esto se refleja en el paquete presupuestal, en el que se privilegian los programas insignia de la 4T.
Empecemos por el programa Sembrado Vida, al que el Presidente ve como una propuesta única en su tipo para sacar de la pobreza a las personas del medio rural y que, según él, se la están “copiando” en otros países. Pero el programa, si nos atenemos a los datos proporcionados por la Secretaría del Bienestar, ha fracasado; su meta era plantar medio millón de árboles, pero apenas ha logrado sembrar 80 mil, y de éstos solo el siete por ciento ha sobrevivido. Sembrando Vida carece de futuro, no tiene un diseño definido ni un plan a largo plazo para introducir la producción en una cadena de comercialización; únicamente ha servido para que Morena gane votos entre la población rural. Esta misma cuestiona su eficacia, pues se implantó en las regiones sin estudios previos para conocer si éstas tienen vocación productiva, provocando muchas veces la tala de montes originales para introducir frutales que han alterado seriamente sus frágiles ecosistemas. Este programa aumentó en 100 por ciento su presupuesto en 2020 y volverá a aumentar en 2021. Otro programa, también fallido, y puesto en duda desde 2019, es Jóvenes Construyendo el Futuro. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) asegura que sus reglas de operación son pocas claras; que se han venido ajustando sobre la marcha; que no tiene padrón de beneficiarios y que tampoco ha logrado sus objetivos. Inicialmente becó a casi un millón de jóvenes para que se capacitaran y fueran contratados por las empresas, pero solo el 2.2 por ciento se han quedado a trabajar en éstas. Es decir, la mayor parte de las empresas aprovecharon la mano de obra que les pagó el gobierno y algunas, incluso, lucraron al quedarse con parte del subsidio. Y como los votos de los jóvenes son muy inestables, el programa verá reducido en 20 por ciento su presupuesto en 2021. Pero además de estos gastos, se hallan las obras prioritarias del Gobierno Federal en el que éste dilapidará los recursos financieros de los mexicanos pese a que analistas de talla internacional advierten que no funcionará: la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Maya, que además causará un ecocidio en la Península de Yucatán. El gobierno de la 4T es puro circo y nada de inversión o de trabajo productivo.
Qué pena que aún falten cuatro años de mal gobierno. Qué trágico que nos esperen más mentiras en las conferencias mañaneras y que a este gobierno solo le importe el triunfo del Movimiento Regeneración Nacional en las próximas elecciones. Pero la 4T sabe mejor que nadie que el pueblo se cansa del abuso reiterado y que se puede llevar una sorpresa en 2021.
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Escrito por Capitán Nemo
COLUMNISTA