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Althusser adjudicó a Marx el mote de Galileo de la Historia. A decir de Althusser, Marx descubrió un nuevo continente en el campo del conocimiento, que debiera estudiarse con tanto rigor como las ciencias naturales; dicho continente es la Historia. La afirmación de Althusser ha sido objeto de debate y discusión entre diversos autores, quienes cuestionan su magnitud y su fundamento. Sin embargo, a decir de Carlos Fernández Liria, las interpretaciones que han dejado una huella perdurable en la lectura de Marx son aquellas que argumentan que el filósofo no recibió el reconocimiento que merecía en este aspecto.
La controversia sobre el rigor que Marx imprimió al análisis histórico se da cuando se señala que tal pensador, en compañía de Engels, estableció una especie de física a lo histórico, es decir, que intentó mecanizar el entendimiento de la historia a partir de categorías como “estructura” y “superestructura” para referir, respectivamente, a la base económica y a la cultura en general, en tales definiciones se establece una dependencia estricta de la superestructura con respecto a la estructura. En este sentido, Ludovico Silva rebate que la mecanización del significado de ambos conceptos se dio en parte por una traducción imprecisa; a decir de Silva, “superestructura” y “estructura” no debieron establecerse como dos conceptos contrapuestos, sino que debió considerarse uno solo: estructura, tal como aparece mayormente en alemán, y que abarca ambos aspectos (la base económica y la cultura) de forma interdependiente.
Pero más allá de la importante disputa sobre la traducción, el mismo Engels en su carta a Konrad Schmidt, en agosto de 1890, retomó con contundencia la famosa frase de Marx “todo lo que sé es que no soy marxista” para reclamar la falta de profundización en el estudio de la realidad. En tal carta, Engels dice: “En general, la palabra “materialista” sirve en Alemania, a muchos escritores jóvenes, como una simple frase para clasificar sin necesidad de más estudio todo lo habido y por haber; se pega esta etiqueta y se cree poder dar el asunto por concluido. Pero nuestra concepción de la historia es, sobre todo, una guía para el estudio y no una palanca para levantar construcciones a la manera del hegelianismo”. Con esto, Engels dejaría claro que el objetivo del materialismo de Marx no era establecer un sistema fijo con categorías muy bien establecidas a la manera de Hegel, ni mucho menos un sistema que debía ser memorizado y aplicado a la historia como si de una receta se tratara.
Engels exhaltaba a los jóvenes a estudiar “de nuevo toda la historia” y recriminaba el hecho de que se hiciese muy poco en ese sentido y que encima se construyeran análisis con base en magros conocimientos, les acusaba de “erigir a toda prisa un sistema con sus conocimientos históricos, relativamente escasos –pues la historia económica está todavía en mantillas–, y pavonearse luego, muy ufanos de su hazaña”. El objetivo del estudio de la historia debía significar una investigación pormenorizada de cada área de la vida que sirviera para explicar a la gente la situación social y económica en que se encontraba.
Tal explicación, según Althusser, no debía limitarse a la mera descripción de eventos históricos o a la simple identificación de patrones cíclicos, sino sobre todo debía revelar las fuerzas subyacentes y las estructuras que posibilitan los cambios sociales.
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Escrito por Betzy Bravo García
Investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales. Ganadora del Segundo Certamen Internacional de Ensayo Filosófico. Investiga la ontología marxista, la política educativa actual y el marxismo en el México contemporáneo.