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Me informan mis compañeros del Movimiento Antorchista, los destacados activistas que, como muchos otros luchadores sociales en el país, viven y trabajan entre los mexicanos más abandonados y vulnerables, que en Chilchota, cabecera del municipio del mismo nombre, en la región de la Cañada de los Once Pueblos, en el estado de Michoacán, una persona del Centro de Salud de la que no daremos su nombre por razones fáciles de comprender, les informó que en lo que va del mes de septiembre (estamos a 27), se ha registrado la entrega de 50 actas de defunción, mientras que en el mismo mes del año pasado se tiene registro de la entrega de solo cinco actas de este tipo.
Informan que, en la misma zona, en el tramo de la carretera federal de unos ocho kilómetros, que bordea los pueblos y que va de Carapan a Urén, tramo de carretera en el que por razones de seguridad de los pobladores, hay varios topes para que los vehículos disminuyan la velocidad, en un solo día llegaron a estar instaladas tres brigadas de modestos purépechas haciendo colecta para obtener fondos y atender enfermos. En Ichán, pueblo musical antes hubo 27 bandas que ahora están silenciosas y la inmensa mayoría de sus integrantes no son adultos mayores, no califican para Sembrando Vida, nunca estuvieron sin estudiar ni trabajar y los pocos que tenían derecho no les gustaron a los calificadores de Morena, que alguna vez pasaron inscribiendo a los programas de ayuda, así de que están sin ingresos y más pobres que nunca. Para completar la desgracia, en la jurisdicción sanitaria 02 de Zamora, a la que pertenece la zona del México real aquí mencionada, ya no se realizan pruebas para detectar Covid-19, a la gente solo se le recomienda que “extreme precauciones” para que no se contagie.
En Maravatío, que no es zona indígena, se observa a más gente caminando por las banquetas para no pagar el transporte colectivo y los precios de las mercancías se han incrementado; hace veinte días, el arroz costaba 19 pesos el kilo, ahora cuesta 27 pesos; y el frijol estaba a 26 pesos el kilo y ahora está a 34 pesos. En la pequeña comunidad de El Llano, una integrante del grupo antorchista está en cuarentena y falleció una mujer de 40 años por Covid-19; los integrantes del grupo de Insurgentes lamentan la muerte, también por Covid-19, de un adulto de 60 años. Mientras tanto, la Clínica del Seguro Popular, ubicada en San Miguel Curahuango, cerró sus puertas al desaparecer el programa y el inmueble está abandonado y vandalizado. ¿Se habla aquí de casos excepcionales o de lo que ahora mismo está sucediendo en todas las zonas pobres de las ciudades y del campo, que son la inmensa mayoría del país?
No solo eso. Al conocerse el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, se supo que el gobierno de la “Cuarta Transformación” le tenía programado al estado de Michoacán un recorte de cerca de cuatro mil 300 millones de pesos que afectará severamente al estado y a los municipios, mientras que a las obras faraónicas impulsadas por el Presidente de la República, como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el nuevo aeropuerto de Santa Lucía, se les han asignado, incrementadas, enormes sumas de dinero. Conviene añadir que la pertinencia de estos proyectos fue muy cuestionada antes de la pandemia y con la emergencia ya no queda ninguna duda de que un tren turístico en la Península de Yucatán, un nuevo aeropuerto, cuando el turismo y los viajes están postrados en el mundo, y una nueva refinería, cuando hay guerra de precios del petróleo y hasta Estados Unidos tiene que sacar la cara para que México no tenga que disminuir su producción, no es, evidentemente, lo que le urge al pueblo mexicano.
Entre los muchos y muy importantes rubros que pretende amputar el proyecto del PEF 2021 a costa de lo dicho, debe mencionarse aquí el de las Escuelas de Tiempo Completo, intento muy meritorio para diseñar un sistema educativo como el de los países más avanzados del mundo, en el que los niños no regresan a su casa a las 12:30 horas –o antes, como es frecuente en nuestro país– sino que pasan una buena parte del día tomando clases y realizando labores supervisadas hasta las 16 o las 17 horas. Tal como sucede en los países a los que les vamos a tener que comprar la vacuna contra el Covid-19, como en Rusia, China, Estados Unidos y Reino Unido.
Los niños comen en las Escuelas de Tiempo Completo y, en algunas que ahorran porque los directivos y las madres están organizados y al pendiente, como en el Centro Educativo “Maestro Aquiles Córdova Morán” de Morelia, también desayunan. Los he visto, me han invitado, me he sentado entre ellos como en una pajarera. Las madres y los padres pueden trabajar más horas con la tranquilidad de que sus hijos están cuidados y, ahora, con la pandemia y la pérdida de empleos formales y la contracción drástica de los informales, lo necesitarán más. Los maestros ganan un poco más porque trabajan más. La comunidad escolar se ha consolidado y los chicos están y salen mejor educados, lo que se demuestra por el interés que despierta en los padres conquistar un espacio en la escuela, las solicitudes y la matrícula, que no deja de crecer.
Hay más. En virtud de que la escuela primaria fue construida como parte de un complejo educativo en el que hay un Jardín de Niños y una Escuela Secundaria (de ahí su nombre de Centro Educativo), el modelo de tiempo completo de la primaria “contaminó” a las otras dos instituciones. Éstas no tienen presupuesto de tiempo completo pero, mediante una diminuta cuota de 15 pesos diarios, la sociedad de padres de familia les da de desayunar y comer a los niños del kínder que se van a su casa hasta las 15:45 horas; y lo mismo sucede con los jóvenes que cursan la secundaria, que también desayunan y comen por 20 pesos diarios; y si quieren repiten la ración. ¡Milagros de directivos honrados y madres de familia organizadas! Es cierto que ahora, tristemente, todos los estudiantes del centro educativo están “a distancia”, pero con todo lo devastadora que resulte, la pandemia no va a ser eterna; y me resisto a creer y a aceptar que todo eso se les vaya a retirar de su vida con el poder de una firma. ¿Es ésta la nueva sociedad que prometió el Partido Morena?
Así se vive y se muere durante la pandemia en el México real.
A la memoria de Héctor del Río Baltazar y de Bernardino Rodríguez Felipe, padres de Rubén del Río Alonso y Jazmín Montserrat Rodríguez Felipe, miembros ambos del Comité Estatal del Movimiento Antorchista en Michoacán. Los amorosos progenitores murieron en días pasados por la terrible pandemia que azota a los trabajadores mexicanos que, como ellos, dedican su vida entera a producir la inmensa riqueza de México y no disfrutan de ella.
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Escrito por Omar Carreón Abud
Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma Chapingo y luchador social. Autor del libro "Reivindicar la verdad".