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Toda destrucción masiva, como la que sistemáticamente comete el Estado de Israel en los territorios palestinos desde hace varias décadas, implica también la destrucción de la cultura. Las pérdidas son, como en el caso de todo patrimonio cultural –material o inmaterial–, incalculables.
En apenas poco más de dos meses de intensos bombardeos e invasión terrestre, la destrucción del patrimonio cultural abarca edificios históricos como museos, iglesias, universidades, sitios arqueológicos, mezquitas y cementerios.
El reporte reciente de la ONG Heritage for Peace (Patrimonio por la paz) señala que la reciente ofensiva militar del ejército israelí ha dañado o destruido más de cien sitios históricos en Gaza. El daño abarca desde pérdidas parciales –como las sufridas por la Iglesia de San Porfirio, la más antigua de Gaza y cuya construcción data del Siglo XII– hasta la destrucción total –como la Gran Mezquita Omari, la más grande de Gaza, que fue arrasada completamente por un bombardeo aéreo hace algunas semanas–.
El territorio actual de Gaza estuvo sucesivamente bajo dominio egipcio (principios del Siglo XV a.C.), filisteo (Siglo XII a.C.) y babilónico (hacia 601 a.C.). Finalmente, tras la conquista de Alejandro Magno en 332 a.C., se convirtió en un importante centro científico y cultural de los griegos. Los romanos conquistaron la zona en el Siglo I a.C., lo que convertiría a Gaza en una floreciente ciudad comercial, favorecida personalmente por el emperador Adriano, en cuya época se construyeron numerosos templos. Posteriormente, pasó a formar parte del imperio bizantino, y más tarde de varias dinastías islámicas a partir del Siglo VII, hasta que los mongoles se hicieron con su control en el Siglo XIII. El Imperio Otomano gobernó desde el Siglo XVI hasta la ocupación británica en 1917.
Esta antiquísima historia cultural, que abarca más de tres mil años, se ve reflejada en el invaluable patrimonio cultural de la Franja de Gaza, una región tan pequeña cuya superficie cabría cuatro veces en la Ciudad de México. Además, una buena parte de este legado permanece aún por descubrir, como demuestran los constantes hallazgos arqueológicos en la región.
La acusación de que el Estado de Israel está perpetrando un genocidio contra la población palestina no es exagerada. Sólo desde esa óptica puede entenderse tal magnitud en la destrucción del patrimonio cultural de Gaza. Otra ONG, Euro-Med Human Rights Monitor, afirmó en noviembre en un comunicado que Israel “está destruyendo deliberadamente el patrimonio cultural palestino como parte de una campaña de genocidio”.
Toda destrucción del patrimonio cultural constituye un daño incalculable e irreversible. Y las lamentaciones ante tales pérdidas tienen muy poco sentido, salvo en la forma de una memoria histórica que reivindique a los pueblos agredidos y que señale implacablemente a los responsables de tales crímenes contra la cultura humana.
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Escrito por Aquiles Lázaro
Licenciado en Composición Musical por la UNAM. Estudiante de la maestría en composición musical en la Universidad de Música de Viena, Australia.