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Esta novela, publicada en 1910, cuenta la historia de amor de una pareja de jóvenes (Freya y Jasper), que es interferida por otro enamorado de la primera (Heemskrik, teniente de la armada holandesa en el Archipiélago Malayo); un padre ingenuo y estúpido (Neilsen o Nelson) y Bonito, un ágil y bello velero que confunde y distrae a Freya de la genuina atracción física que siente hacia Jasper Allen. Al final, ambos mueren por las intromisiones, pero sobre todo por su frustración, al no percatarse de que los unía una profunda relación de identidad física y emocional.
En este relato del gran autor de la obra maestra El corazón de las tinieblas –una de las denuncias más connotadas del esclavismo practicado por los colonialistas europeos (Bélgica) en África (Congo)– destaca la extraordinaria precisión con que Conrad describe los rasgos físicos y psicológicos de sus personajes, además de su excepcional habilidad para desarrollar el suspenso, que utiliza como recurso narrativo y retórico para enfatizar el perfil ético, dramático o “fatídico” de sus “actores ficticios”.
En este caso se halla incluso Bonito, el bergantín entrometido en el amor de Jasper y Freya, que se convierte en “personaje” porque propicia que ésta lo confunda con su atracción física hacia Jasper. Esta intrusión finalmente provocará que, cuando el marino inglés –traficante británico de mercancías en islas holandesas– pierda el velero por una maniobra perversa del teniente Heemskirk sienta que, con éste ha perdido también a su novia y, decepcionado, se entregue a la indigencia en una de las playas de Makasar, una islas del archipiélago indonesio.
Conrad describe a Freya como una mujer muy bella, “una niña de los barcos, una niña marinera”; a Jasper Allen como un joven bien parecido, fuerte e intrépido en su papel de traficante ilegal; al teniente holandés Heemskrik como un hombre de 42 años, rechoncho y feo, además de acomplejado, envidioso y perverso; a Nielsen o Nelson, el padre de Freya, como un anciano apacible, distraído y definitivamente tonto; y a Schultz, el segundo de Bonito, como un borrachín ladronzuelo pero moralmente honesto, que se suicida cuando advierte el daño causado a Jasper.
En Freya, la de las Siete islas, su autor ostenta la gran rivalidad que existió entre los gobiernos colonialistas de Inglaterra y Holanda por la posesión de las islas del archipiélago Malayo, competencia personificada por Jasper y Heemskrik. La conclusión de la novela resulta magistral porque, cuando el narrador en primera persona hace notar a Nielsen o Nelson que su hija murió de amor por Jasper Allen, el viejo marinero inglés exclama ingenua o estúpidamente: “¡Y yo que la creía una persona sensata!”.
Jozef Teodor Konrad Korzeniowski (Ucrania, 1857-Inglaterra, 1924) fue autor de cerca de 50 libros, la mayoría novelas; entre las más conocidas destacan Un vagamundo de las islas (1898), la ya aludida Corazón de las tinieblas y Tifón (1899), Lord Jim (1900) y Nostromo (1904).
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural