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Fascismo y cultura
Con el conflicto en Ucrania, Occidente ha prohibido las manifestaciones de un pueblo cuyo “delito” es nunca haberse dejado conquistar ni haber agachado la cabeza frente a los conquistadores y opresores.
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Hace unos días, la embajada de Rusia en México dio a conocer la carta que le envió el Sr. Roberto Beltrán Zavala, director titular de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG) en la que dice: “Me permito aclarar que ninguna obra de compositores rusos ha sido ‘evitada’ o ‘cancelada’ por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia. Las obras de compositores rusos forman parte fundamental de la programación de todas las orquestas alrededor del mundo”, en seguida en la misiva el director de orquesta le enumera que en la primera temporada 2022 las obras de compositores rusos que están programadas (Romeo y Julieta, de Piotr Ilich Tchaikovski, en febrero; Suite de El pájaro de fuego, de I. Stravinski y Cuadros de una exposición, de M. Mussorgsky, en abril; Segunda Sinfonía de A. Scriabin y Segunda Sinfonía de S. Rachmaninov, en mayo; y Sinfonías 2 y 3 de D. Shostakovich, en junio). El director de la OSUG termina su carta diciendo: “Me permito comentarle también que he dedicado gran parte de mi vida al estudio e interpretación de música rusa, música que amo y a la que debo centenares de momentos de felicidad y profundidad espiritual…La OSUG ha abordado históricamente este repertorio con amor y entusiasmo y placer y no veo ni en el futuro más lejano, motivo alguno por el cual esto dejara de ser así”.

Este tipo de expresiones hacia la música rusa nos muestra que la campaña de odio desatada por el gobierno de Estados Unidos y secundada por los gobiernos europeos que integran la OTAN, en muchas partes del mundo no es aceptada. La “rusofobia” es una nueva edición del manejo nazi-fascista que inspira a las oligarquías de Occidente, sobre la cultura, el arte y la educación. Joseph Goebbels nunca murió, está “vivito y coleando”; con el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania el capitalismo occidental prohíbe las manifestaciones de un pueblo cuyo “delito” es –a los ojos de las elites occidentales– nunca haberse dejado conquistar; nunca haber agachado la cabeza frente a los conquistadores y opresores.

A la luz de lo que está ocurriendo en Ucrania, no es difícil comprender que la guerra que actualmente se escenifica ahí fue planeada por los estrategas norteamericanos; ellos impulsaron la formación de grupos neonazis en Ucrania, ellos empujaron a la oligarquía ucraniana a agredir a la población ruso parlante, para ir escalando el conflicto, que se intensificó con el golpe de Estado perpetrado en 2014 que se conoce como Euromaidan. Cuando tomó el fascismo el poder en Ucrania se prohibieron no solo el idioma ruso, sino también el de otras minorías étnicas que habitan en Ucrania como el húngaro, el rumano, etc. El verdadero objetivo de esta guerra es lograr que Rusia tenga un desgaste económico de tal suerte que se generen las condiciones sociales y políticas para instrumentar una “revolución de colores” que culmine con la caída del poder de Vladímir Putin y el ascenso al poder en Rusia de la oligarquía proclive a venderse al imperialismo; los sueños dorados del imperialismo son el desmembramiento de Rusia, dividir su inmenso territorio no solo para acabar con el principal rival en el terreno militar, sino para hacerse de los inmensos recursos naturales de la nación euroasiática. Pero los ciudadanos del mundo no deben olvidar que el fascismo alemán fue apoyado financieramente por los grandes capitalistas norteamericanos. Hitler pudo armar al más poderoso ejército de los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Hoy esa misma clase que dice defender la “democracia”, la “justicia”, la “libertad” ha impulsado a los fascistas neonazis en Ucrania.

Los nefandos propósitos de los capitalistas imperialistas ahora se manifiestan en esa campaña para aplastar la cultura rusa, y la faz nazi de la burguesía yanqui y europea ahora se nos muestra con toda crudeza. Coincido plenamente con el director de la OSUG sobre lo que representa la música rusa en el horizonte cultural de la humanidad. Coincido en que esta música, al igual que la literatura, la poesía, las artes escénicas, el ballet, la pintura, etc., de Rusia nos deben seguir brindando momentos de felicidad, de hondas reflexiones en la búsqueda de un mundo mejor y más justo para la humanidad.


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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