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Diez meses ha cumplido el gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T) desde el 1º de diciembre de 2018 sin que hayan desaparecido los grandes problemas que se comprometió a erradicar, promesas que llevaron al triunfo al partido que hoy gobierna el país. No hay indicios de que en el corto plazo vaya a cumplir con erradicar la corrupción, la pobreza, la inseguridad y el neoliberalismo, aunque el Presidente de la República lo haya declarado inexistente en México.
Si alguno de estos azotes lograra ser vencido y extirpado de la sociedad mexicana, se justificaría el nombre con el que Andrés Manuel López Obrador y su partido, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), bautizaron a su gobierno: de la “Cuarta Transformación”; en efecto, si la pobreza ya no existiera, o por lo menos hubiera mermado considerablemente, no solo estaríamos dispuestos a llamarlos de la “Cuarta Transformación”, sino de la “Cuarta Revolución”, como muchos de ellos dieron en llamarse antes de fundar su actual partido político.
Pero a los pobres no hay que salir a buscarlos con lupa ni telescopio; están por todas partes. El neoliberalismo, raíz de todos los males (y no la corrupción) sigue vigente; la acumulación de la riqueza y su desigual distribución, las facilidades para que el capital extranjero penetre en todos los sectores de la economía nacional y la aguda explotación de los trabajadores permanecen sin cambio alguno; y también la corrupción, puesto que sus causas no han desaparecido. Muchos puestos públicos siguen ocupados por bribones al servicio de los poderosos. Todo esto permaneció intacto durante los primeros diez meses de gobierno “transformador”. Las grandes empresas continúan operando tranquilamente, sus ganancias están garantizadas, el respeto a sus negocios y a sus finanzas es un hecho, no se han elevado para ellas los impuestos, ésta sí es una promesa cumplida del Presidente.
El reporte especial de esta semana aborda uno de estos grandes problemas, cuya solución fue una bandera de campaña muy efectiva, promesa renovada en abril de este año. La inseguridad, la violencia y el crimen organizado no parecen tener fin; por el contrario, han ido en aumento, cebándose en la población de todo el territorio nacional. El plazo que calculaba el Presidente para que esto empezara a revertirse está a punto de vencer, pero los programas sociales que atacarían de raíz los graves problemas de México no terminan de implementarse, de aterrizar.
Adultos mayores, discapacitados, estudiantes rechazados de las universidades y jóvenes que no estudian ni trabajan, entre otros sectores identificados como vulnerables, en su mayoría siguen esperando que sus condiciones cambien y reciban el apoyo, la pensión o la beca; las promesas eran muchas y pronto veremos cómo el gobierno se concede nueva prórroga para resolver cada grupo de problemas.
Mientras tanto, la inseguridad aumenta, la violencia se dispara en algunas regiones del país; la sangre, los homicidios, asaltos, robos se desbordan y superan las cifras de periodos anteriores.
buzos recoge hoy el análisis de especialistas en el tema, de miembros de organismos oficiales y organizaciones no gubernamentales que han seguido el rastro a la violencia, al crimen que se extiende en todo México; nuestros entrevistados sostienen que el Gobierno Federal no tiene una estrategia efectiva de seguridad nacional y que a ello se debe la actual crisis; y aseguran que la institución que se esperaba frenaría estos fenómenos, la Guardia Nacional, se ocupa de cumplir la encomienda del gobierno yanqui de frenar la ola de migrantes centroamericanos hacia Estados Unidos.
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Escrito por Redacción