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Pasión por la paz
Es una selección de poetas escritos por vietnamitas que fueron al campo de batalla durante siglos para defender su independencia. La antología "La poesía por la paz", fue publicada por la revista Prometeo en 2015, incluye 108 poemas.
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Es una selección de poetas escritos por vietnamitas que fueron al campo de batalla durante siglos para defender su independencia. La antología La poesía por la paz fue publicada por la revista Prometeo en 2015, incluye 108 poemas.

En treinta años, Vietnam ha librado tres guerras de invasión contra tres potencias colonialistas (Japón, Francia y Estados Unidos). En la última guerra, Vietnam perdió más de 58 mil personas y pese a ello pudo imponerse ante el colonialismo imperialista guiado por Ho Chi Minh. La poetisa vietnamita, Nguyen Phan Que Mai habla de su pueblo como “los vietnamitas son hijos de los dragones y nietos de las hadas. Durante nuestros primeros tiempos, nuestro país fue invadido por ejércitos extranjeros; en respuesta, el Cielo decidió enviar a la tierra a la Madre Dragón, junto con sus hijos dragones, para ayudar a Vietnam. Mientras los dragones descendían, los barcos invasores llegaban en gran número. Los dragones derramaron jade y joyas para formar una cadena de montañas rocosas que actuaban como murallas defensivas. Los barcos invasores, al navegar a alta velocidad, chocaban con las paredes y se rompían en pedazos. La invasión fue frustrada y la bahía de Ha Long dispersada con inusuales y hermosas formaciones rocosas”.

 

Misericordia por el enemigo capturado

Sacarse sangre para escribir una carta y enviar las palabras.

Un ganso solitario vuela a través de las nubes de la frontera.

¿Cuántas familias tristes observan la luna esta noche,

dos sitios distintos, un mismo corazón anhelante?

huyện quang ly dao tai (1251-1331)

 

Orando por los muertos de la guerra

De la ladera a la costa vamos a la guerra por órdenes del Rey.

Cuando el carruaje real avanza, todos odian al enemigo.

Estamos lejos del hogar, pero la deuda común sigue sin pagarse.

En el caos del campo de batalla, el peligro no debe evitarse.

Mi cabeza descansa sobre mi lanza, estoy listo para sacrificarme por mi país,

oyendo el sonido de la campana de piedra, el rey piensa en sus soldados,

ritual que muestra su amor por el justo.

Por favor, acepta este vino para recordar este día.

phan huy ích (1750-1822)

 

Escrito cerca de la muerte

Obedecí órdenes militares del rey por diez inviernos,

pero la represión no triunfó.

Como golondrinas sin nidos, el pueblo clama al cielo.

Como abejas zumbantes, brotan bandidos por todas partes;

más allá de las montañas, el rey inicia un viaje.

En tierra la gente cae entre fuegos ardientes.

Mientras más fama tengas, mayor la preocupación.

En comparación con un héroe auténtico,

me siento muy avergonzado.

phan dinh phung  (1847-1895)

 

Aldea natal

De niño iba yo a la escuela dos veces al día.

De las páginas de mi libro escolar

aprendí a amar a mi aldea natal:

“¿quién dice que ocuparse del búfalo

de agua es una vida dura?”.

 

Escuchaba el canto de los pájaros desde los árboles,

como en un sueño.

Algunos días jugaba a ser el holgazán de la escuela,

atrapando mariposas en el estanque

hasta que mi madre me sorprendía.

Aunque ella no usaba látigo, yo lloraba.

La niña de al lado

me miraba riéndose y yo me avergonzaba.

Tras la revolución, la larga guerra comenzó

y mi aldea natal se llenó

de sombras del enemigo.

Abandonando a mi madre, me fui.

¿Quién podría creer que la niña de al lado

se unió también a la guerrilla?

El día en que nos conocimos ella rió de nuevo,

sus hermosos ojos anchos y negros.

Mientras avanzábamos a la batalla, yo no podía pronunciar palabra.

Mientras mi unidad pasó, volví la cabeza.

El cielo estaba lleno de lluvia, pero mi corazón estaba cálido.

 

En paz regresé

a la vieja escuela, los campos arados, y la caña de azúcar.

De nuevo nos encontramos.

Avergonzada, se escondió tras una puerta...

Cuando le susurré: “¿eres casada?”.

Ella rió. “no sé qué decir”, dijo.

En duelo, sostuve su pequeña mano en la mía;

su mano permaneció en mi mano ardiente.

Hoy escuché noticias sobre ella

que no puedo creer aunque sepa que es verdad.

Porque era partisana

la mataron a tiros y arrojaron su cuerpo.

Sintiéndome medio muerto, mi corazón es solo dolor.

De joven amé a mi aldea natal,

sus pájaros y mariposas,

todos mis días holgazanes de la escuela.

Amo a mi aldea natal, cada terrón de tierra

donde yacen la carne y la sangre de mi hermana.

giang nam (1929)

 

Canción de cuna para
los niños de las minorías

que crecen sobre las espaldas de sus madres

Bebé Cu Tai, dormido sobre la espalda de tu madre,

duerme bien, por favor, no abandones su espalda,

porque con cada paso, tu madre muele arroz para nuestros soldados.

Tu sueño se inclina al ritmo del mortero.

El sudor de tu madre cae sobre tu barbilla, ardiendo,

sus hombros delgados son tus almohadas.

Su espalda es una hamaca;

su corazón canta con estas palabras:

 

“Mi A Kay, duerme bien A Kay,

te amo y amo a los soldados.

Sueña por favor con arroz blanco para mí,

sueña por favor con arroz blanco para mí,

y mañana, cuando seas grande,

tu mortero molerá una tierra nueva”.

 

Bebé Cu Tai, dormido sobre la espalda de tu madre,

duerme bien, por favor, no abandones su espalda;

tu madre está sembrando maíz en la montaña Ka Lui.

La espalda de la montaña es tan grande

y la espalda de tu madre tan pequeña.

Sueña bien bebé, no hagas cansar a tu madre.

En la montaña, el sol golpea al maíz;

sobre su pequeña espalda, el hijo de la madre duerme.

 

“Mi A Kay, duerme bien, por favor, duerme bien.

Te amo y amo a nuestra hambrienta aldea.

Sueña por favor con brotes de maíz para mí,

sueña por favor con brotes de maíz para mí,

y mañana, cuando seas grande,

saltarás diez montañas Ka Lui”.

 

Bebé Cu Tai, dormido sobre la espalda de tu madre,

duerme bien, por favor no abandones su espalda.

Tu madre está moviendo su choza,

abriendo camino a través de la selva.

Soldados estadounidenses nos obligaron a alejarnos del arroyo.

Entonces los jóvenes tienen armas de fuego

y las jóvenes varitas de pungi.

Tu madre te lleva hacia la batalla final.

Desde la espalda de tu madre vas hacia el frente.

Desde tu hambre irás a las montañas Truong Son.

 

“Por favor, mi A Kay, duerme bien por favor, duerme bien.

Te amo y amo a mi país.

Y sueña por favor con tu madre viendo a Bac Ho,

y mañana, cuando seas grande,

vivirás como un hombre en libertad”.

nguyen khoa diem (1943)

 

Primera luna llena del año

En la primera luna llena del año, la noche es brillante.

El río de primavera fusiona sus aguas con el cielo de primavera.

Profundo en la niebla, hablamos de asuntos militares

y volvemos a medianoche, en el barco de la luna llena.

họ chi minh (1890-1969)

 

Recordando

¿Quién recuerda la estrella cuando brilla

para iluminar la ruta de los soldados sobre el paso de montaña?

¿A quién recuerda la llama cuando hace resplandecer la fría noche

y calienta el corazón de los soldados bajo los árboles?

 

Te amo como amo a nuestro país,

en el dolor y la miseria y con gran pasión.

En cada paso que doy, estás en mis pensamientos,

en la comida que como, en cada noche que duermo.

 

La estrella nunca se atenúa.

Lucharemos nuestras vidas enteras por nuestro amor.

El fuego en el bosque titila su llama roja.

Nos amamos unos a otros, orgullosos de ser humanos.

 

nguyen dinh thi (1924-2003).


Escrito por Redacción


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