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Palabras y Documentos: Lázaro Cárdenas 1928-1970
En el Consejo Editorial de la Cámara de Diputados aprobamos la reedición del libro Lázaro Cárdenas, que en tres tomos reúne mensajes, discursos, declaraciones, entrevistas, pronunciamientos y otros documentos.
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En el Consejo Editorial de la Cámara de Diputados aprobamos la iniciativa del diputado Roberto Carlos López, michoacano, para que se reeditara el libro Lázaro Cárdenas, que en tres tomos reúne mensajes, discursos, declaraciones, entrevistas y otros documentos generados por el expresidente en el periodo 1928-1940, así como otros pronunciamientos y textos provenientes del lapso 1941-1970. Este compendio fue editado por primera vez por la editorial Siglo XXI y el Consejo Editorial de la Cámara de Diputados y su actual reedición fue presentada en el Palacio de San Lázaro y en la embajada de Cuba en México con la asistencia de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. En ambas presentaciones tuve el honor de participar. En este artículo ofrezco un resumen de las líneas que considero de mayor interés de mis dos intervenciones.

En el gobierno de Lázaro Cárdenas se le dio rumbo a la Revolución Mexicana de 1910. Se sentaron las bases de la educación y de la organización política de las clases trabajadoras a través de la creación de las grandes centrales obreras y campesinas: la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Confederación Nacional Campesina (CNC). Se concretó, asimismo, el reparto agrario; se generaron las condiciones que ubicaron a México en el contexto internacional como un país progresista y la economía tuvo una orientación independiente que derivó en la nacionalización del petróleo y los ferrocarriles.

La Revolución Mexicana, en términos muy generales, fue la gesta que puso fin a un régimen específicamente feudal, ya que las haciendas eran su mayor expresión económica, pero que propició la aparición de algunos componentes del régimen capitalista. Y a pesar de que el desarrollo de la clase obrera era incipiente, las huelgas de los obreros de Río Blanco y Cananea detonaron el movimiento revolucionario y alentaron la incorporación de los campesinos a las filas de la Revolución. Por ello, las reivindicaciones campesinas quedaron plasmadas en el Artículo 27º de la Constitución, que sería la base legal de la reforma agraria puesta en marcha dos décadas después.

Esto fue así porque solo hasta el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas, el citado Artículo de la Carta Magna tomó cuerpo en el reparto agrario mediante la entrega abundante de tierras a los campesinos pobres, ya que anteriormente su distribución había sido ínfima o mínima, como lo demuestran los siguientes datos: Venustiano Carranza repartió 132 mil hectáreas; Álvaro Obregón, un millón de hectáreas; Plutarco Elías Calles, tres millones y Lázaro Cárdenas 18 millones, que beneficiaron a 51 mil 400.[1]

En el gobierno sexenal de Lázaro Cárdenas, la educación tuvo una doble vertiente: por un lado se estableció que debía ser socialista, es decir, racional y científica; y, por otro, que debía incluir enseñanzas técnicas a fin de que los mexicanos pudieran insertarse en el mundo moderno. El 12 de diciembre de 1934, la nueva redacción del Artículo 3º de la Constitución era ésta: “La educación será socialista y además de excluir toda doctrina religiosa combatirá el fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo y de la vida social”.

Con base en estos principios, los maestros de primaria y secundaria acogieron estos dictados como un “apostolado de la educación” y con gran convicción de servicio social educaron a los indígenas mexicanos y a los niños y adolescentes más pobres de los rincones más lejanos del país. Fue así como se divulgó la educación científica, crítica y popular, mientras que la educación técnica se impulsó con el propósito de que la nación se insertara en el campo del desarrollo capitalista, dentro del marco de una economía mixta en la que se permiten inversiones privadas nacionalistas y estatales. Fue así como nació, el 1º de enero de 1936, el Instituto Politécnico Nacional (IPN).

En el libro Lázaro Cárdenas se reproducen varias entrevistas muy interesantes que concedió el expresidente. Una de ellas me parece relevante porque habla de las relaciones de equidad entre los Poderes de la Unión, un asunto de mucha actualidad debido a que el actual titular del Ejecutivo federal exige al Poder Legislativo que no le cambie “ni una coma” a sus iniciativas y cuando alguna de éstas no logra la mayoría, se saca de la manga un “plan b” o un “plan c”.

A diferencia de esta conducta autoritaria, en la entrevista que cito, el General Cárdenas recomienda “que los proyectos de ley que afectan los grandes intereses de las clases trabajadoras sean bien meditados, que agoten las informaciones que puedan ilustrarlos, a efecto de que no se dé el caso de que lejos de rendir beneficios, produzcan daños mayores que los que se trata de remediar. Y para evitar estas precipitaciones, deben los órganos responsables del partido estudiar y meditar los proyectos de interés que se discutan en las cámaras”. .

La nacionalización del petróleo que el expresidente Cárdenas decretó en 1938 fue fundamental para que México pudiera incrustarse en el mundo capitalista. Obviamente las naciones de los capitalistas afectados pusieron condiciones a la expropiación y en respuesta el General dijo: “Debemos organizarnos para comenzar inmediatamente la indemnización de lo expropiado. No es justo dejar esa carga a las generaciones futuras”. Cárdenas dio la orden al Banco de México (Banxico) para que se abriera una cuenta con el nombre Cooperación Nacional y ahí se depositaran los donativos ciudadanos.

Mauricio Mejía Castillo escribe: “Una anciana entregó su anillo de compromiso. Era lo único que poseía de valor. Amalia Solórzano, la esposa del Presidente, abrazó a la donadora y juntas lloraron. Otra mujer ofreció su máquina de coser. “Con ella me gano la vida, pero lo importante es pagar el petróleo”, dijo. Indígenas de Tlalmanalco cooperaron con pollos y gallinas. Los objetos de metal fueron valuados por peritos del Monte de Piedad y los de oro y plata fueron fundidos y depositados en el Banxico”. El respaldo popular fue masivo e incuestionable.

La política exterior del presidente Lázaro Cárdenas fue excepcional y solidaria. Después de que terminó la Guerra Civil Española, que provocó el exilio de muchos de los combatientes derrotados, el gobierno cardenista abrió las puertas de México a entre 20 y 25 mil de ellos, quienes años después dieron a México un impulso excepcional en los ámbitos académico e intelectual. Una de las instituciones creadas por algunos de los “refugiados” fue la Casa de España, que luego se convirtió en El Colegio de México.

Otra de las acciones históricas del General Cárdenas fue su intervención para que Fidel Castro y varios de sus compañeros, que se hallaban asilados en México, fueran liberados y pudieran regresar a Cuba con ayuda de la misma policía que los había capturado. Después de prepararse clandestinamente durante varios meses, el 25 de noviembre de 1956, Castro y otros 82 futuros combatientes viajaron a La Isla para iniciar la Revolución Cubana[2].

El dos de agosto de 1956, Castro tuvo su primer encuentro con el exPresidente mexicano. De esa entrevista, Cárdenas guardó la siguiente impresión: “Fidel es un joven intelectual de temperamento vehemente, con sangre de luchador”. A partir de ese día nació una profunda amistad entre estos grandes personajes de la historia de América Latina.

Estando ya en la Sierra Maestra, en marzo de 1958, Fidel envió una carta a Cárdenas en la que además de tratarlo como el “primero de los mexicanos”, le informa que “la lucha en Cuba está en su etapa final”, que “el combate decisivo se librará con las mayores probabilidades de éxito” y le agradece “la nobilísima atención que nos dispensó cuando fuimos perseguidos en México, gracias a la cual hoy estamos cumpliendo nuestro deber en Cuba”[3].

En julio de 1959, Cárdenas asistió personalmente a los festejos por el triunfo del Movimiento 26 de julio; y al hablar en la concentración de la Plaza Cívica de La Habana dijo: “la Revolución Cubana ha despertado un hondo sentimiento de solidaridad en todo el continente, porque la causa de la Revolución es indivisible y es la causa de todos nuestros pueblos tan afectados por la opresión económica…. la Revolución Cubana está llena de nobles propósitos; sabemos que su ley esencial es la Reforma Agraria, que abrirá en este país grandes perspectivas de desarrollo económico”.

“De haber sido la Revolución Cubana un simple cambio de hombres, no habría sido tan combatida como lo está siendo por los intereses oligárquicos extranjeros que han creado la leyenda negra de esta Revolución. Esos mismos intereses crearon la leyenda negra de la Revolución Mexicana en sus campañas contra las reformas sociales emprendidas en nuestro país. La Revolución Mexicana, que dio jerarquía constitucional a la Reforma Agraria, recibió los más candentes denuestos de los intereses extranjeros”.

El General dijo asimismo que “las revoluciones ni se exportan ni se importan, por eso pedimos y guardamos el mayor respeto para las decisiones de cada pueblo”. Recomiendo la lectura de esta obra, que pone en perspectiva el verdadero sentido social de la obra del General Lázaro Cárdenas.


[1]1. http://episodiosdemexico.blogspot.com/2017/12/el-reparto-agrario-en-mexico-1917-1992.html

[2]2. https://www.animalpolitico.com/2016/11/fidel-mexico-historia/

[3]3. http://www.fidelcastro.cu/es/articulos/lazaro-cardenas-en-cuba


Escrito por Brasil Acosta Peña

Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.


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