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Las estaciones Baumanskaya y Arbatskaya
En un tiempo relativamente corto, los rusos lograron conectar prácticamente todo su territorio y el interior de sus ciudades
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Rusia, país con población mayoritariamente rural y analfabeta en las primeras dos décadas del siglo XX, pasó a ser en adelante un país fuerte en desarrollo industrial y militar gracias a la política económica aplicada primero por Lenin y después por Stalin. Fueron destinados ingentes recursos a la ciencia y la tecnología, sobre todo en la creación de centrales eléctricas y redes de transporte público, sistemas neurales para el desarrollo de las ciudades grandes y pequeñas. En un tiempo relativamente corto, los rusos lograron conectar prácticamente todo su territorio y el interior de sus ciudades mediante el uso de los trenes. En Moscú, el sistema del metro resultó fundamental de cara a los objetivos propuestos por Stalin: que la capital de Rusia debía tener un sistema de transporte colectivo barato, eficiente y rápido.

Fue en este contexto en el que se construyeron las estaciones moscovitas del metro, entre ellas las de Baumanskaya y Arbatskaya, pertenecientes a la Línea 3 o azul. La primera fue inaugurada el 18 de enero de 1944 en plena Segunda Guerra Mundial, y la segunda el cinco de abril de 1953, un mes después de la muerte de Stalin.

Escaleras

La estación Baumanskaya recibe su nombre del destacado revolucionario bolchevique Nikolái Ernéstovich Bauman, asesinado el 18 de octubre de 1905 no muy lejos del lugar. En la entrada del vestíbulo de la estación puede admirarse el mármol gris y negro proveniente de Uzbekistán; y al final de la sala principal hay un mosaico de Lenin tallado sobre una bandera hecha de mármol rojo oscuro. La estación dispone de varias columnas y en cada una hay un nicho de cuarcita color frambuesa donde se aprecia una figura diferente creada por el escultor soviético Viacheslav Andreievich Andreev y su esposa, quien concluyó el trabajo que aquél había empezado. Las esculturas de bronce glorifican el trabajo de ciudadanos soviéticos y los defensores de la patria rusa: un hombre del Ejército Rojo con una bandera; otro camuflado con un rifle PPSh-41; un piloto, un comandante, un trabajador, un partisano, un constructor del metro con un martillo en una mano y en la otra un pedazo de piedra; una escritora y científica con un libro; una joven partisana con una granada y un rifle; un guardia fronterizo con binoculares y una pistola; y, finalmente, varios jóvenes que hacen referencia a los estudiantes de la cercana Universidad Técnica Estatal Bauman de Moscú, una de las mejores universidades de Rusia.

La estación Arbatskaya se encuentra en uno de los barrios más céntricos e históricos de Moscú; su nombre proviene del árabe “arbad” que significa suburbio. En el siglo XVIII, se asentaron en esta zona personas de la nobleza como los Sheremetevs, los Golitsyn y los Kropotkin, por lo que pasó a tener un estatus de prestigio y moda. También se convirtió en la residencia de artistas y grandes personajes de las letras como Alexander Pushkin, Sergey Rakhmaninov, Nikolái Gogol y Alexander Skryabin entre otros reconocidos escritores, cuyas viviendas ahora han sido convertidas en museos. Uno de los grandes atractivos de la zona es uno de los siete rascacielos de Stalin, ubicado en la Plaza Smolenskaya-Sennaya, edificio en el que hoy se ubica la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores. En ese lugar se encuentra la estación Arbatskaya, una de las más emblemáticas del metro moscovita, con una plataforma de 220 metros de longitud y 41 metros de profundidad, ya que originalmente fue destinada a operar como refugio antiaéreo. Por ello sus diseñadores, los arquitectos Leonid Polyakov, Valentin Pelevin y Yury Zenkevich, la concibieron con arcos amplios y espaciosos que, pintados de blanco, proporcionan mucha luminosidad; del techo cuelga un sinnúmero de hermosos candelabros que, además de adornar la sala, le generan una vista de imponente magnificencia. A lo largo de la sala principal y la plataforma hay racimos de frutas, flores, verduras y cereales elaborados con cerámica blanca. En la base de los arcos hay muchos asientos decorados con mármol rojo oscuro y venas blancas donde los pasajeros pueden descansar de sus ajetreados viajes. La suntuosidad se aprecia también alrededor de las escaleras eléctricas.

En las estaciones moscovitas Baumanskaya y Arbatskaya, las obras de arte muestran el producto de un pueblo trabajador y orgulloso de su capacidad de lucha. 


Escrito por Romeo Pérez Ortiz

Doctor en Fisica y Matematicas por la Universidad Estatal de Lomonosov de Moscu, Rusia


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