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Esta novela del gran escritor egipcio (El Cairo 1911-2006), Premio Nobel de Literatura en 1988, tiene como subtítulo Keops, la gran pirámide y está sustentada en hechos históricos generados en el reino del faraón Keops (2450-2525 antes de Cristo), aunque es posible que Mahfuz aprovechara un vacío de información en las crónicas de la época para introducir un elemento ficticio que le da mayor expectación. Sin embargo, todos sus personajes fueron reales, incluido Djedef, hijo del sacerdote del dios solar Ra, quien fuera el tercer faraón de la cuarta dinastía real pese a que no era heredero consanguíneo, aunque sí esposo de la princesa Meresanj, una de las hijas de Keops.
La trama de la novela se teje a partir de que el adivino Djedi predice que el príncipe Rejaef no sucederá a su padre, porque el trono será ocupado por una persona ajena a la familia. A partir de ese momento se desencadena la persecución del hijo del sacerdote Man-Ra, cuyo hijo recién había nacido en Awn, aldea cercana a Menfis y El Cairo. Sin embargo, para su fortuna, fue confundido con otro niño que recibía la bendición de Man-Ra. Por ello tanto él como su madre se salvan, aunque ambos tuvieron destinos diferentes, ya que el primero fue llevado al desierto por Zaya, la criada, y Sadde Didif fue secuestrada por una banda de beduinos.
Zaya y el pequeño Djedef fueron rescatados en el desierto por Busharo, el inspector general de la guardia faraónica, quien poco después se casa con Zaya y convierte a ésta en madre adoptiva de sus hijos mayores. En este ámbito familiar Djedef vivirá los próximos 20 años, recibirá educación básica y una preparación militar que en un breve lapso lo llevará a obtener el grado de general, lo que ocurre poco después de salvar la vida del príncipe Rejaef, vencer a los beduinos atrincherados en el Sinaí y lograr la mano de la princesa Meresang.
Entre sus prisioneros beduinos, Djedef haya a una egipcia cincuentona que llevaba 20 años secuestrada y a la que conduce a Menfis a fin de que le permitan liberarla. Sin embargo, cuando la lleva a su casa para que inicie su retorno a Awn, –donde buscará al hijo que perdió dos décadas atrás– Sadde Didif reconoce en la supuesta madre de su liberador de los beduinos a su criada Zaya, lo que le permitirá enterarse de su identidad original y aun de la profecía que le anticipa un futuro maravilloso.
Busharo, su padre adoptivo, escucha casualmente el relato de Sadee Didit y decide darlo a conocer al faraón Keops al día siguiente. Pero esa misma noche Djedet impide un atentado criminal contra éste en manos del príncipe Rejaef, quien se hallaba desesperado por asumir el poder real y se lo impedía la supervivencia de su padre. Una vez que Keops se entera de que el niño que había intentado matar era su yerno, el general Djedet, y que el dios Ra había previsto que éste sería su heredero, aceptó el designio divino y lo declaró el tercer faraón de la cuarta dinastía de Egipto.
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural