Cargando, por favor espere...
Nació en La Habana, Cuba, el 19 de diciembre de 1910. Se graduó del Instituto de La Habana como bachiller en ciencias y letras; realizó sus estudios universitarios en Derecho, que no concluyó por el cierre de la escuela. A los 27 años creó la revista Verbum junto a René Villanovo y otras tres revistas de divulgación literaria. Al triunfo de la Revolución Cubana de 1953 fue nombrado director del Departamento de Literatura y Publicaciones del Instituto Nacional de Cultura, desde donde dirigió importantes colecciones de libros clásicos y españoles. En 1966, publicó Paradiso, la novela que le dio fama mundial, pues se considera una de las 100 mejores novelas de habla castellana según el diario El Mundo de España. Falleció en su ciudad natal el nueve de agosto de 1976.
Publicó seis libros de poesía: Muerte de Narciso (1937), Enemigo rumor (1941), Aventuras sigilosas (1945), La fijeza (1949), Dador (1960) y Fragmentos a su imán (1978).
Llamado del deseoso
Deseoso es aquel que huye de su madre.
Despedirse es cultivar un rocío para unirlo con
la secularidad de la saliva.
La hondura del deseo no va por el secuestro del fruto.
Deseoso es dejar de ver a su madre.
Es la ausencia del sucedido de un día que se prolonga
y es a la noche que esa ausencia se va ahondando como cuchillo.
En esa ausencia se abre una torre, en esa torre baila un fuego hueco.
Y así se ensancha y la ausencia de la madre es un mar en calma.
Pero el huidizo no ve el cuchillo que le pregunta,
es de la madre, de los postigos asegurados, de quien se huye.
Lo descendido en vieja sangre suena vacío.
La sangre es fría cuando desciende y cuando se esparce circulizada.
La madre es fría y está cumplida.
Si es por la muerte, su peso es doble y ya no nos suelta.
No es por las puertas donde se asoma nuestro abandono.
Es por un claro donde la madre sigue marchando, pero ya no nos sigue.
Es por un claro, allí se ciega y bien nos deja.
Ay del que no marcha esa marcha donde la madre ya no le sigue, ay.
No es desconocerse, el conocerse sigue furioso como en sus días,
pero el seguirlo sería quemarse dos en un árbol,
y ella apetece mirar el árbol como una piedra,
como una piedra con la inscripción de ancianos juegos.
Nuestro deseo no es alcanzar o incorporar un fruto ácido.
El deseoso es el huidizo
y de los cabezazos con nuestras madres cae el planeta centro de mesa
y ¿de dónde huimos, si no es de nuestras madres de quien huimos
que nunca quieren recomenzar el mismo naipe, la misma noche de igual ijada descomunal?
El pabellón de la vacuidad
Voy con el tornillo
preguntando en la pared,
un sonido sin color
un color tapado con un manto.
Pero vacilo y momentáneamente
ciego, apenas puedo sentirme.
De pronto, recuerdo,
con las uñas voy abriendo
el tokonoma* en la pared.
Necesito un pequeño vacío,
allí me voy reduciendo
para reaparecer de nuevo,
palparme y poner la frente en su lugar.
Un pequeño vacío en la pared.
Estoy en un café
multiplicador del hastío,
el insistente daiquirí**
vuelve como una cara inservible
para morir, para la primavera.
Recorro con las manos
la solapa que me parece fría.
No espero a nadie
e insisto en que alguien tiene que llegar.
De pronto, con la uña
trazo un pequeño hueco en la mesa.
Ya tengo el tokonoma, el vacío,
la compañía insuperable,
la conversación en una esquina de Alejandría.
Estoy con él en una ronda
de patinadores por el Prado.
Era un niño que respiraba
todo el rocío tenaz del cielo,
ya con el vacío, como un gato
que nos rodea todo el cuerpo,
con un silencio lleno de luces.
Tener cerca lo que nos rodea
y cerca de nuestro cuerpo,
la idea fija de que nuestra alma
y su envoltura caben
en un pequeño vacío en la pared
o en un papel de seda raspado con la uña.
Me voy reduciendo,
soy un punto que desaparece y vuelve
y quepo entero en el tokonoma.
Me hago invisible
y en el reverso recobro mi cuerpo
nadando en una playa,
rodeado de bachilleres con estandartes de nieve,
de matemáticos y de jugadores de pelota
describiendo un helado de mamey.
El vacío es más pequeño que un naipe
y puede ser tan grande como el cielo,
pero lo podemos hacer con nuestra uña
en el borde de una taza de café
o en el cielo que cae por nuestro hombro.
El principio se une como con el tokonoma,
en el vacío se puede esconder un canguro
sin perder su saltante júbilo.
La aparición de una cueva
es misteriosa y va desenrollando su terrible.
Esconderse allí es temblar,
los cuernos de los cazadores resuenan
en el bosque congelado.
Pero el vacío es calmoso,
lo podemos atraer con un hilo
e inaugurarlo en la insignificancia.
Araño en la pared con la uña,
la cal va cayendo
como si fuese un pedazo de la concha
de la tortuga celeste.
¿La aridez en el vacío
es el primer y último camino?
Me duermo, en el tokonoma
evaporo el otro que sigue caminando.
Ah, que tú escapes
Ah, que tú escapes en el instante
en el que ya habías alcanzado tu definición mejor.
Ah, mi amiga, que tú no quieras creer
las preguntas de esa estrella recién cortada,
que va mojando sus puntas en otra estrella enemiga.
Ah, si pudiera ser cierto que a la hora del baño,
cuando en una misma agua discursiva
se bañan el inmóvil paisaje y los animales más finos:
antílopes, serpientes de pasos breves, de pasos
evaporados,
parecen entre sueños, sin ansias levantar
los más extensos cabellos y el agua más recordada.
Ah, mi amiga, si en el puro mármol de los adioses
hubieras dejado la estatua que nos podía acompañar,
pues el viento, el viento gracioso,
se extiende como un gato para dejarse definir.
Soneto a la virgen
Deípara, paridora de Dios. Suave
la giba del engaño para ser
tuvo que aislar el trigo del ave,
el ave de la flor, no ser del querer.
El molino, Deípara, sea el que acabe
la malacrianza del ser que es el romper.
Retuércese la sombra, nadie alabe
la fealdad, giba o millón de su poder.
Oye: tú no quieres crear sin ser medida.
Inmóvil, dormida y despertada, oíste
espiga y sistro, el ángel que sonaba,
la nieve en el bosque extendida.
Eternidad en el costado sentiste
pues dormías la estrella que gritaba.
En este encuentro en el que todos convivieron como una gran familia, los hermanos Mixtecos bailaron y disfrutaron al ritmo de la música de cuerda.
Cuenta una divertida leyenda (de ésas que abundan en torno a las biografías de los famosos) que, durante un banquete, un comensal contó a El Divino Pietro Aretino (Arezzo, 1492–Venecia, Italia 1556) un chiste escabroso acerca de su propia hermana.
Lo interesante de la historia narrada en Patines de plata estriba en el enfoque sobre cómo se concibe el origen de la riqueza social y la apropiación que hacen de la misma las clases explotadoras.
La obra, una reseña de la evolución cultural del hombre, destaca la importancia que en el proceso tuvieron la economía, la magia y la religión, así también la invención de la rueda, la domesticación y la creación del calendario solar.
La cinta presenta una situación ficticia: en Rusia existe inestabilidad social y política; un grupo rebelde ultranacionalista quiere tomar el control de los misiles nucleares que posee Rusia y lanzarlos contra EE. UU.
En esta cinta se pierde mucho el espíritu crítico de la novela de Torcuato Luca de Tena. La mayoría de los gobiernos de Europa apoyan a un gobierno de orientación nazi-fascista, como el de Ucrania.
La cinta narra cómo la Fuerza Aérea Real Británica (FRAB) bombardeó una escuela de Copenhague en 1945. Ese bombardeo mató a 125 personas, de las cuales 86 eran niños.
Un Iceberg llamado poesía es el titulo que el poeta y cineasta peruano dio a la extensa alegoría marítima del encuentro del hombre con la vida, con la palabra, con la autoconciencia, con la poesía.
La cinta intenta mostrarnos realmente la sordidez y la profunda descomposición que había en los centros de curación siquiátrica al concluir el periodo franquista en España.
Los textos aquí reunidos son una compilación de los pronunciamientos hechos por el ingeniero Aquiles Córdova Morán a lo largo de 2021. Toca temas políticos, económicos y sociales de actualidad nacional e internacional.
Impresionante red de relatos que arrojan luz sobre los antiguos mitos mayas de la creación del mundo, el Popol Vuh ha fascinado, desde su publicación bilingüe en Maya Quiché y Español a numerosos eruditos.
La estrecha amistad e identidad política-ideológica de Zorrilla y Maximiliano de Habsburgo generó confidencias que en este texto están reproducidas y contribuyen a definir mejor la personalidad del fallido titular del Segundo Imperio Mexicano.
Conferencista de arte, astronomía y culturas antiguas; crítica musical, periodista, actriz y modelo, su obra ocupa un sitio destacado en las antologías de mujeres en la poesía hispanoamericana.
El homenaje y la defensa de su raza y la denuncia de su precaria condición social se enmarcan en un movimiento social generalizado contra la dictadura de Machado. Fue miembro del Partido Comunista.
La edición de este año de la FIL tiene como invitado a la India, participan unas 2 mil 800 editoriales y tiene prevista la asistencia de más de 800 mil personas durante los diez días de la feria.
Escrito por Redacción