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Nació en Actopan, Hidalgo, el nueve de julio de 1877. Gracias a una beca del Instituto Científico y Literario pudo hacer estudios de derecho en la Ciudad de México donde se recibió de abogado. Más tarde entró al servicio diplomático y fue secretario de Federico Gamboa en Guatemala. Su carrera literaria inició en la Revista Moderna entre sus trabajos destacan sus traducciones de Wilde y Kipling. Pasó siete años como diplomático en Japón y uno en China, a su regreso a México fue diputado federal en Hidalgo y su gestión se caracterizó por la defensa de los pobladores del Mezquital. Fundó la revista Pegaso, junto a González Martínez y López Velarde. Es un destacado exponente del modernismo mexicano, al que incorporó temas y escenarios de su estancia en Japón; su obra lírica más importante es Caro Victrix (1916) donde agrupa 12 sonetos que Xavier Villaurrutia describió como “los más intensos poemas de amor sexual de la poesía mexicana”. Le habían antecedido Cuarzos (1902), Hilo de corales (1904), Joyeles (1907), Rimas japonesas (1915) y Libro de loco amor (1916). Sus Poemas escogidos, con prólogo de Xavier Villaurrutia, se publicaron en 1939, diez años después de su fallecimiento. En 1997 se reeditaron, en un solo volumen, Salamandra y Caro Victrix, con prólogo de Luis Mario Schneider. En 2004 vieron la luz sus Obras reunidas, a cargo de Benjamín Rocha. Murió el 11 de diciembre de 1929 en Madrid, España.
PRÓLOGO
A José Juan Tablada
Uncioso amante de opulentos
cofres cuajados de ornamentos,
donde guardar mis pensamientos,
viví en el místico santuario
del arte, y mudo y solitario
como paciente lapidario,
en las sortijas y diademas
rimé sonetos y poemas
con las estrofas de las gemas,
puliendo joyas de oro fino
para que ardiera mi divino
sueño en esmalte peregrino.
Por su tersura y transparencia
grabé en la clara refulgencia
de los diamantes mi paciencia.
Mi fe es el jaspe veteado,
y en el zafiro inmaculado
está mi anhelo cincelado.
Con el carbunclo que derrama
su luz más roja que una llama
de mi amor digo la flama.
En la turquesa de agua pura
ríe destellos mi ventura
y llora el ónix mi amargura,
y así, labrando en la faceta
de los cristales o en la veta
de oro el ensueño del poeta,
al pensamiento más sencillo
le transmití pureza y brillo
con los cinceles y el martillo.
TÚ NO SABES LO QUE ES SER ESCLAVO
Tú no sabes lo que es ser esclavo
de un amor imperioso y ardiente,
y llevar un afán como un clavo,
como un clavo metido en la frente.
Tú no sabes lo que es la codicia
de morder en la boca anhelada,
resbalando su inquieta caricia
por contornos de carne nevada.
Tú no sabes los males sufridos
por quien lucha rendido y que ruega,
y que tiene los brazos tendidos
hacia un cuerpo que nunca se entrega.
Y no sabes lo que es el despecho
de pensar en tus formas divinas
revolviéndose solo en su lecho
que el insomnio ha sembrado de espinas.
AUSENCIA
El corazón enfermo de tu ausencia
espira de dolor porque te has ido;
¿En dónde está tu rostro bendecido?
¿Qué sitios ilumina tu presencia?
Ya mis males no alivia tu clemencia,
ya no dices ternuras a mi oído,
y espira de dolor porque te has ido
el corazón enfermo de tu ausencia.
Es en vano que finja indiferencia,
en balde busco el ala del olvido
para calmar un poco mi dolencia,
mi corazón enfermo de tu ausencia
espira de dolor porque te has ido.
ESTAMPA
A José Joaquín Gamboa
No recuerdo si en un breve antifonario
que ensangrientan purpurinas iniciales,
o en las góticas ventanas de un santuario
encendido por las luces vesperales,
vi un emblema doloroso y amoroso,
un ardiente corazón que como un cirio
esparcía sus destellos sin reposo
atizado por su amor y su martirio.
Y pensé: solo el divino Nazareno
puede ser inaccesible a las miserias,
y trocar en mirra y bálsamo el veneno
que difunde la amargura en sus arterias.
Solo Él sabe como lámpara ferviente
mantener su corazón siempre encendido,
que su sangre sacrifica dulcemente
por abrojos penetrantes oprimido.
Mas los nuestros, corazones infelices,
enconados por la ortiga del anhelo,
y con siglos de indelebles cicatrices
aun después de la expiación y del consuelo,
¡Oh! los nuestros están llenos de maldades,
son humanos, son capaces de perfidias,
frascos plenos de vitriolos, de impiedades,
de venganzas, de ponzoñas y de envidias.
Y los ojos en el símbolo doliente
del piadoso corazón siempre encendido,
que su sangre sacrifica dulcemente
por abrojos penetrantes oprimido,
pedí amor para los tristes corazones
que son vasos de blasfemias y de agruras,
porque están envenenados con pasiones
y apretados por cilicios de amarguras.
RELIQUIA
A mis amigos los redactores y dibujantes de la
Revista Moderna de México.
Me llevé el deslumbramiento
de tu blanquísima tez,
y en mis manos voluptuosas
la sensación de tu piel,
y recordaba tu imagen,
acordándome también
de las liras, de las ánforas
y de las alas, tal vez,
porque remedan contornos
y gálibos de mujer,
y en la noche saturada
de tu memoria, soñé
que era un escultor de Atenas,
y que estaba en un taller
lleno de hermosas estatuas
del Arte y la Forma prez,
y que tú estabas desnuda
y mi labio era un cincel,
y que pulía tu cuerpo
muriéndome de placer
desde tu bendita frente
hasta tus divinos pies.
LA VEJEZ DEL SÁTIRO
A Luis Barreda
Junto con los silvanos juguetones
animó las florestas sosegadas,
y enseñó a las sonoras enramadas
a repetir sus rústicas canciones.
A la sombra de verdes pabellones
desfloró pudorosas hamadriadas,
y corrió tras las ninfas asustadas
al par de los centauros garañones.
Hoy el soplo glacial de los inviernos
ha doblado las puntas de sus cuernos,
su flauta de carrizos está muda,
y lleno de pesares y congojas,
al mirar una náyade desnuda
suspira de impotencia entre las hojas.
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Escrito por Redacción