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Un retrato cruel y descarnado de la deshumanización de la sociedad europea, esto es lo que yo recojo de la cinta española Cuando los ángeles duermen (2018), del realizador español Gonzalo Bendala. Por salvar su matrimonio, su estatus social y económico, Germán (Julio Villagrán), un hombre hasta ese momento honrado, comete dos asesinatos. El día del cumpleaños de su pequeña hija sale de su trabajo y sufre un percance, pues un auto lo golpea, estrellándole el faro delantero derecho. Sin embargo, ese accidente es sólo el inicio de una aterradora historia, pues él tiene que llegar a la fiesta de cumpleaños de su hija y en el camino es detenido por la policía de tránsito en la carretera por lo que pierde tiempo. Sale de la estación de policía ya en plena noche. El cansancio es tan fuerte que, por momentos, al ir manejando, se queda dormido, sin que esa somnolencia lo haga salirse de la carretera.
Esa misma noche, Silvia (Ester Expósito), una adolescente rebelde, sale de su casa –previamente tiene una áspera discusión con sus progenitores, quienes tratan de impedir que ella salga a esas horas de la noche–; ella se va a encontrar con su amiga (Marisol Membrillo), quien la invitó a convivir con dos muchachos malvivientes. Su amiga tiene sexo con uno de esos jóvenes dentro del auto donde viajan los cuatro. Ahí consumen droga. Cuando uno de ellos intenta tener sexo con Silvia, ésta sale enfurecida del carro dándole un rasguño en la cara al mozalbete. Detrás de Silvia va su amiga.
Al volante, y casi vencido por el sueño, German siente que ha golpeado un cuerpo. Sigue avanzando con su automóvil, pero al ver por el espejo retrovisor un cuerpo tirado sobre el asfalto, decide regresar a ver a quién ha atropellado; cuando llega al punto queda conmocionado, pues es el cuerpo malherido de la amiga de Silvia. Como puede, la sube al asiento trasero de su carro e intenta detener la hemorragia aplicando un torniquete a la pierna de la desventurada chica, para enseguida intentar llevarla a un hospital.
Pero la pesadilla de Germán apenas comienza. El resto de la noche será aún peor. El thriller de Bendala nos va llevando por un camino de oscura sordidez moral. Silvia llega a donde está Germán y descubre que su amiga está ahí pero, ha fallecido. Silvia trata de huir al considerar que es probable que Germán quiera asesinarla. Se inicia una persecución en la que Germán trata de convencer a Silvia de que él sólo encontró el cuerpo de la chica y trató de salvarla. Silvia no le cree, pues ve el lado golpeado del automóvil (donde le pegaron cuando Germán salía de su trabajo).
Germán tiene la esperanza de que Silvia comprenda, pero todo intento de lograr este propósito se estrella con el miedo y la angustia de Silvia. Exasperado, Germán termina asesinando a Silvia; la ahoga en un arroyo, dejando ahí ambos cadáveres, poniendo encima de ellos pesadas rocas para evitar que sean descubiertos.
La policía descubre los cuerpos de las chicas e inicia la investigación; los principales sospechosos son los dos jóvenes que estuvieron con ellas en el automóvil.
Por la mañana, Germán llega a su casa y organiza el festejo de su pequeña hija. Vuelve a ser aquel hombre honorable, esposo y padre de familia ejemplar. ¿Cuántos asesinatos se cometen en la oscuridad con este tipo de motivaciones en las sociedades “civilizadas”? El título de la cinta se explica porque en la noche de los crímenes la pequeña hija de Germán no puede dormir y le pregunta a su madre “¿los ángeles duermen? Si duermen, ¿entonces quién nos va a cuidar?”. La hija y la esposa de Germán ni siquiera podrán imaginar que están viviendo con un hombre que, debido a la descomposición social del orden burgués, se ha convertido en un asesino.
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA