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Este autor de teatro y novela (Dublín, Irlanda, 1856-Saint Lawrence, Inglaterra, 1950) fue considerado, en su tiempo, el “segundo dramaturgo más importante de Gran Bretaña después de William Shakespeare”, debido a que, en buena parte de sus obras, prevalece un análisis agudo, grácil y certero de la naturaleza humana. Entre sus piezas más conocidas figuran Hombre y superhombre (1902), Pygmalion (1912) y Santa Juana (1924). En 1925 le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura, que aceptó sin recibir el dinero. Escribió más de 60 obras de teatro, cinco novelas –entre ellas La profesión de Cashel Byron y Un socialista asocial–, varios libros de ensayo, crítica literaria y musical.
Shaw fue abierto militante socialista, antiimperialista y pacifista; de joven abrazó el marxismo-engeliano y más tarde formó parte de la Sociedad Fabiana, una de las versiones del socialismo gradualista en la que coincidió con el también famoso escritor británico H. G. Wells (La guerra de los mundos). En sus obras es notoria su ideología progresista y su posición crítica hacia el capitalismo rampante practicado por los jefes del Estado británico, el de mayor presencia territorial y política en el Siglo XIX y las primeras dos décadas del XX en el planeta; liderazgo que perdió al término de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) a manos de Estados Unidos.
En la comedia Cándida (1894), es particularmente notable el interés de Shaw por proyectar su ideología progresista: Jaime Mayor Morell, esposo de Cándida, es un ministro cristiano socialista de la iglesia anglicana, miembro activo de la Asociación de San Mateo y de la Unión Social Cristiana, que utiliza su tarea religiosa para promover el igualitarismo mediante la lucha laboral y la exigencia de mejores salarios para la clase obrera. La pieza tiene cuatro personajes más: Burguesse, industrial que fabrica vestidos y padre de Cándida; Proserpina Agarrett, secretaria de Jaime Morell; Mill, asistente de éste, y Eugenio Marchbanks, joven poeta de clase media y holgazán protegido por Cándida, a quien intenta conquistar. Ésta es coqueta y le gusta jugar al amor, pero jamás cruza por su mente la idea de traicionar a monseñor Morell.
En el Prefacio escrito por Shaw para una versión de Cándida, publicada en español en 1941 por la editorial Hachete, hay un interesante apunte sobre los orígenes del teatro (ritos religiosos), sus eventuales propuestas éticas y su versión moderna: “La verdad es que la invención dramática es el primer esfuerzo del hombre para hacerse intelectualmente consciente. No puede señalarse linde entre el drama y la historia o la religión, o entre la representación escénica y la conducta, ni establecer entre ellas una distinción que no sea la misma que se establece entre las obras maestras de los grandes poetas dramáticos y los engendros vulgares de nuestras temporadas teatrales. Cuando se haya escrito concienzudamente este capítulo de la ciencia, la importancia nacional del teatro será tan indiscutible como la del ejército y la marina, la iglesia, la ley y la escuela”.
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Escrito por Ángel Trejo Raygadas
Periodista cultural