El título en inglés –idioma en que se filmó– de Antonia, una sinfonía (año 2018 y realizada por María Peters) es The conductor (La conductora); título que intenta reflejar con más precisión la temática abordada en esta cinta, que es una coproducción holandesa-belga. La historia narrada por Peters trata sobre la primera mujer que dirigió una orquesta sinfónica en la historia. Esa mujer se llamó Antonia Brico (Christanne de Brujin) y era neerlandesa. Según este relato biográfico, Brico nació en Holanda, pero fue arrebatada a su madre para ser vendida a una pareja que no podía concebir hijos; la pareja emigró a Estados Unidos y ahí le dio cierta educación a su hija adoptiva. Desde pequeña, Antonia se interesó por la música y comenzó a soñar en convertirse en directora de orquesta. Antoniatenía un viejo piano en su casa. Durante su largo intento por convertirse en conductora de orquesta sinfónica sufre todo tipo de obstáculos y sinsabores. Su misma familia adoptiva la rechaza y ella, a los 17 años, decide abandonar la casa, dado que su madre adoptiva destruye el viejo piano y le roba sus ahorros.

Ella trabaja en una sala donde se presenta una orquesta sinfónica; es acomodadora del público. En alguna ocasión, cuando se presenta un famoso director en ese foro, ella decide sentarse –poniendo una silla en el pasillo principal, a la altura de la primera fila– frente a la orquesta y a su famoso director. Esto resulta intolerable para los dueños de aquel recinto. Frank Thomsen (Benjamín Wainwright), hijo del empresario dueño de aquel gran salón, la expulsa del lugar ante lo que ellos consideran la insolencia de una simple empleada.

Sin trabajo ni hogar, Antonia Brico se refugia en un teatro en el que se presentan espectáculos de variedades; ahí, Robin Jones (Scott Turner Shonfield), que en la historia es una mujer disfrazada de hombre, la protege y le da trabajo como pianista. Antonia se entera de que Mark Goldsmith (Seumas Sargent) es un prestigioso director de orquesta, por lo que después de una presentación de éste al frente de su orquesta, le pide que le dé clases de dirección musical. Goldsmith acepta. Sin embargo, la idea de este director no es propiamente dedicar su tiempo a enseñarle para que realice su sueño: Goldsmith quiere seducir a Antonia. Pero ella, al ver que él se quiere aprovechar de su posición de “benefactor”, lo rechaza (más adelante, Goldsmith tratará de perjudicarla). Frank Thomsen, busca a Antonia, pues se ha enamorado de ella y ambos establecen una relación amorosa. 

Pero Thomsen no la comprenderá y mucho menos la apoyará en su decisión de convertirse en directora de orquesta, lo cual será determinante para que ella se separe de él. Antonia viaja a Europa y le pide al famoso director alemán Karl Muck (Richard Sammel) que le enseñe dirección. Él, con mucha resistencia al principio, termina por aceptar. Es él quien logra que Antonia aprenda dirección musical.

Durante sus primeras presentaciones, Antonia sufre el desprecio de empresarios, de autoridades y hasta de los propios músicos, quienes dudan que una mujer sea capaz de dirigir una sinfónica. Pero Antonia, venciendo el escepticismo de todos, llega a dirigir la Sinfónica de Berlín y la orquesta sinfónica de Nueva York, creando luego una orquesta sinfónica compuesta exclusivamente por mujeres, ante el asombro de los críticos musicales y de los amantes de la música clásica.

Antonia, una sinfonía es un alegato que muestra la valentía, el coraje y la audacia de una excepcional mujer. Es un alegato feminista que reivindica el derecho de las mujeres a ocupar puestos de dirección en el arte. Esta temática de mujeres que se sobreponen a las más duras adversidades es abordada en otras cintas como Copiando a Beethoven (2007) de Agnieska Holland y El Piano (1993) de Jane Campion.