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Nació el 19 de octubre de 1913 en Río de Janeiro, Brasil. Comenzó a escribir poesía a temprana edad, pues nació en el seno de una familia de músicos. Hizo estudios en la Facultad de Derecho en Río de Janeiro y al graduarse publicó sus primeros libros. En 1938 obtuvo una beca en la Universidad de Oxford y escribió su primera antología poética Novos poemas; en su regreso a Brasil se dedicó a la crítica cinematográfica. Más tarde se unió al cuerpo diplomático de su país y viajó a otros países de Latinoamérica y el mundo, ahí conoció a Neruda, Jorge Amado, Manuel Bandeira, en quienes halló un respaldo artístico y político, pues Vinicius se distinguió por sus ideales comunistas.
En 1950 se dedica casi por completo a la creación musical donde cosechó varios logros como la creación del bossa nova, su canción Garota de Ipanema y su disco La Fusa, grabado en Argentina.
En su poesía, los expertos han clasificado dos etapas: la primera es una fase más lírica, sobre la eternidad y la presencia de Dios; la segunda, más materialista, habla de la vida cotidiana y de la alegría de su gente. Su obra abarca diversos géneros, por lo que es considerado uno de los tres mayores exponentes de la lengua portuguesa. Falleció el nueve de julio de 1980.
La hora íntima
¿Quién pagará el entierro y las flores
si yo muero de amores?
¿Qué amigo será tan amigo
que en el entierro esté conmigo?
¿Quién, en medio del funeral
dirá de mí: “Nunca hizo el mal...?
¿Quién borracho, llorará en voz alta
por no haberme traído nada?
¿Quién deshojará violetas
en mi túmulo de poeta?
¿Quien lanzará tímidamente
al suelo un grano de simiente?
¿Quién mirará, cobarde,
la estrella de la tarde?
¿Quién me dirá palabras mágicas
que hagan empalidecer a los mármoles?
¿Quién, oculta en velos oscuros,
se crucificará por los muros?
¿Quién, con el rostro descompuesto,
sonreirá: Rey muerto, rey puesto...?
¿Cuántas, en presencia del infierno
sentirán dolores de parto?
¿Cuál la que, blanca de recelo,
tocará el botón de su seno?
¿Quién loca, ha de caer de
hinojos sollozando tantos sollozos
que despierte recelos?
¿Cuántos, los maxilares contraídos,
con sangre en las cicatrices
dirán: Fue un loco amigo...?
¿Qué niño mirando a la tierra
y viendo moverse a un gusano
tendrá un aire de comprensión?
¿Quién, en circunstancia oficial,
propondrá para mí un pedestal?
¿Qué llegados de la montaña
tendrán circunspección tamaña
que he de reír blanco de cal?
¿Cuál la que, el rostro al viento,
lanzará un puñado de sal
en mi guarida de cemento?
¿Quién cantará canciones de amigo
el día de mi funeral?
¿Cuál la que no estará presente
por motivo circunstancial?
¿Quién clavará en el seno duro
una hoja oxidada?
¿Quién, con verbo inconsútil,
ha de orar: La paz le sea dada?
¿Cuál el amigo que, a solas consigo,
ha de pensar: no será nada...?
¿Quién será la extraña figura
a un tronco de árbol recostada
con mirar frío y aire de dudas?
¿Quién conmigo se abrazará
y tendrá que ser arrancada?
¿Quién va a pagar el entierro y las flores
si yo muero de amores?
(Versión de César Conto)
Canción del demasiado amor
Quiero llorar porque te amé demasiado,
quiero morir porque me diste la vida,
ay, amor mío, ¿será que nunca he de tener paz?
Será que todo lo que hay en mí
solo quiere decir saudade...
Y ya ni sé lo que va a ser de mí,
todo me dice que amar será mi fin...
Qué desespero trae el amor,
yo que no sabía lo que era el amor,
ahora lo sé porque no soy feliz.
(Versión de César Conto)
La rosa de Hiroshima
Piensen en las criaturas
mudas telepáticas
piensen en las niñas
ciegas inexactas.
Piensen en las mujeres
rotas alteradas
piensen en las heridas
como rosas cálidas.
Pero ¡oh! no se olviden
de la rosa de la rosa
de la rosa de Hiroshima
la rosa hereditaria
la rosa radioactiva
estúpida e inválida
la rosa con cirrosis
la anti-rosa atómica
sin color sin perfume
sin rosa sin nada.
Mensaje a la poesía
No puedo.
No es posible.
Díganle que es totalmente imposible.
Ahora no puede ser.
Es imposible.
No puedo.
Díganle que estoy tristísimo, pero esta noche no puedo ir a su encuentro.
Cuéntenle que hay millones de cuerpos por enterrar
muchas ciudades por reconstruir, mucha pobreza en el mundo;
cuéntenle que hay en alguna parte del mundo una criatura llorando
y las mujeres están volviéndose locas y hay legiones de ellas que tortura
la nostalgia de sus hombres; cuéntenle que hay un vacío
en los ojos de los parias, cuya inanición es extrema; cuéntenle
que la vergüenza, la deshonra, el suicidio, rondan el hogar
y que se quiere reconquistar la vida.
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Escrito por Redacción