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La presidenta morenista de Texcoco, Sandra Luz Falcón, discrimina a los ciudadanos de esta ciudad porque hace distinción, tal vez sin proponérselo, entre “texcocanos de primera” y “de segunda”.
Desde su campaña electoral, la alcaldesa texcocana hizo un pronunciamiento en ese sentido contra los habitantes de la colonia Wenceslao Victoria Soto, que viven en Texcoco desde hace más de 30 años, y a quienes denominó “malvivientes”, por lo que se ganó una enérgica respuesta con la que le respondieron que no eran malvivientes. Pero ahora se le ocurrió emitir “testimonios de gratitud” a algunas familias texcocanas con las que quiso quedar bien, sin reparar en que con esos “testimonios” hizo una nueva distinción, aunque de manera positiva. Aclaro, de entrada, que mi reclamo no es a estas familias, sino a Sandra Luz, en cuya cabeza hay texcocanos de primera y de segunda.
Es cierto que las clases adineradas arriesgan sus capitales para generar empleos y crear valor que, según la economía moderna, se reparte a través del mercado mediante la teoría del goteo; es decir, que mientras más crecen los ingresos de los adinerados éstos, al crear más empleos, gotean con su riqueza a los de abajo. Sin embargo, se olvidan dos cosas: primero, que la única fuente de riqueza es el trabajo del ser humano y, por lo mismo, todo lo que acumulan las clases altas es fruto del trabajo de los obreros manuales que, con su sudor, crean esa riqueza pero que, dadas las reglas del sistema capitalista en decadencia, no disfrutan de ella; y, segundo, que la historia del capitalismo ha demostrado justamente lo contrario: hoy se produce muchísima más riqueza pero está extremadamente concentrada.
Por ello los “testimonios de gratitud” deben remitirse a todas las familias de Texcoco que con su esfuerzo, sudor y trabajo han aportado a la “vida histórica y cultural” del municipio, desde las familias de abolengo hasta las más humildes, que están en el olvido y el abandono, pero han contribuido con su granito de arena a la historia y a la cultura de Texcoco. Así que, para Sandra Luz Falcón, todas las familias honorables cuyos padres e hijos se levantan muy temprano para trabajar y allegar los recursos necesarios y comprar comida, vestido, escuela, etc., no merecen un “testimonio de gratitud”. La misma omisión se realiza, por poner otro ejemplo, con los excelentes músicos de la montaña de Texcoco, que han hecho grandes aportaciones a la historia y la cultura de nuestro municipio, pero hasta ahora no han recibido ningún “testimonio de gratitud” de la alcaldesa morenista Sandra Luz Falcón.
En alguna nota de prensa leí que, en realidad, la verdadera intención de Morena y Sandra Luz era quedar bien con estas familias porque no los han tratado bien y creen que, con los “testimonios de gratitud”, van echárselas a la bolsa frente a las elecciones de junio. ¿Está preocupada Morena y Sandra Luz de perder el poder en la próxima elección?
Sandra Luz parece no haberse percatado que, en los últimos 10 años, Texcoco ha crecido desproporcionadamente al amparo de los gobiernos morenistas, debido a la construcción de fraccionamientos, el más reciente de los cuales lo hizo crecer de golpe en ¡970 casas! y en breve serán muchas más, pues hay rumores de que está por autorizarse otro en San Simón y Texopa (no he corroborado ese rumor, pero “cuando el río suena, agua lleva”). En 2010, según el Censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) éramos 240 mil 749 habitantes en Texcoco y ahora somos 277 mil 562, de acuerdo al Censo de 2020. Es decir, en solo cinco años y gobernados por Morena, el municipio creció 36 mil 813, un incremento del 15 por ciento en ese periodo y con un crecimiento anual de siete mil 362, equivalente al tres por ciento. Este porcentaje está por encima del 1.1 por ciento de promedio anual del país. Esto significa que, en Texcoco, ha habido un “crecimiento hormiga” al amparo de Morena, los autollamados “defensores del desarrollo urbano”; y ese crecimiento no se le puede achacar a Antorcha, pues no se han formado nuevas colonias en Texcoco como fue nuestro compromiso.
En Texcoco llegan familias trabajadoras a vivir ¿Y qué hará Sandra Luz Falcón con esos hombres y mujeres que trabajan para tratar de llevar el sustento a sus familias? ¿Simplemente ignorarlas? ¿Estas familias no forman parte de la historia y la cultura de Texcoco? Pues bien, parece que para Sandra Luz Falcón esas familias no existen y no merecen reconocimientos por su trabajo.
Yo estoy con “los pequeños”, como versa un fragmento del siguiente poema de Rafael Blanco Belmonte:
Todos ven la excelsa cumbre que es penacho de la sierra.
Nadie fija la mirada en los átomos de tierra
Que en un plazo no remoto nuestro cuerpo han de envolver;
Todos miran asombrados las Pirámides ingentes,
Y no piensan que esas moles no se alzaran imponentes
Sin los granos de la arena que les dieron forma y ser.
Todos saben las historias de los Césares gloriosos;
Todos guardan el recuerdo de caudillos victoriosos:
De Alejandro y de Pompeyo, de Cortés y de Colón;
Y la historia del humilde que no tiene quien lo alabe,
Todos, todos la olvidaron; ¡todos no! que bien la sabe
La familia del soldado que mendiga protección.
Cuando cruzo por el valle, cuando trepo la colina,
Cuando en tierra castellana o en ribera levantina
Me detengo ante los bravos que batallan por el pan,
Siento afanes imposibles que son vida de mis sueños,
Y, admirando las grandezas que atesoran los pequeños,
Con impulso irrefrenable mis cariños a ellos van.
A ellos, sí, porque son grandes con magnifica grandeza;
A ellos, sí, porque son nobles, y es del alma su nobleza;
A ellos, sí, porque son buenos sin rencores ni altivez;
A ellos, sí, que son promesa de otros tiempos más fecundos;
A ellos, sí, porque la llama redentora de los mundos
Surgirá, como en Judea... ¡de la humilde pequeñez!
Estamos con los texcocanos, con los humildes trabajadores de Texcoco, con el pueblo de Texcoco. Por eso, si Morena, representada por Sandra Luz Falcón, no les da un “testimonio de gratitud” porque, según ella, no se lo merecen, nosotros sí reconocemos su esfuerzo, su fatiga, su sudor, su cariño por la tierra que les vio nacer o por la que les acogió amablemente en Chapingo o en todo el territorio texcocano. ¡Gracias a todos los habitantes de Texcoco! Todos, incluidos aquellos que recibirán su “testimonio de gratitud”.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.