Dirigida por Ziad Douiri en 2020, la serie Recursos Inhumanos nos brinda una historia que, siendo ficción, llega a reflejar las contradicciones de las sociedades del llamado “primer mundo”; sociedades que son las de mayor desarrollo capitalista, y por lo mismo las que mejores condiciones económicas y sociales debiesen dar a sus capas trabajadoras, dada su alta productividad, por su muy desarrollada tecnología y sus muy desarrollados métodos de explotación y de extracción de plusvalía; contradicciones que muestran que esas sociedades basadas en el modelo neoliberal, están en decadencia.

Recursos inhumanos nos narra la vida de Alain Delambre (Éric Cantona), un exempleado –ejecutivo de nivel medio– que lleva seis años realizando pequeños trabajos eventuales, mal pagados, los cuales él siente como denigrantes. Alain es despedido de su último empleo debido a que golpea a su jefe cuando éste lo patea al ver que está distraído. Su esposa Nicole (Suzanne Clément) trabaja, pero sus ingresos son insuficientes para resolver las necesidades de su hogar. Repentinamente, una noticia cambia el rumbo de la vida de Alain; una empresa multinacional aeroespacial denominada EXXYA, convoca a la contratación de un jefe de recursos humanos (que en realidad deberá ser de “recursos inhumanos”) y su candidatura es escogida en la parte final del proceso de selección. La contratación de Alain obedece a que el presidente del consejo de administración de EXXYA, llamado Dorfmann (Alex Lutz), ha estado sufriendo un fuerte desprestigio ante los medios de comunicación; Dorfmann ha perdido una oferta de negocio importante y él propone a los que dirigen la empresa un recorte de mil 250 trabajadores (planea una maniobra que le servirá para que la empresa pueda sortear exitosamente el masivo despido de trabajadores). La maniobra consiste en usar a los candidatos para valorar a los directivos de la compañía mediante un juego en el cual un grupo de “terroristas”, contratados por la propia EXXYA, tomará como rehenes a esos ejecutivos para llevarles al límite del miedo y la desesperación, y así detectar y revelar si hay un traidor en la empresa. Alain se sale de control, pues en lugar de seguir con el juego, él, armado con una pistola de verdad, toma como rehenes a todos los miembros del consejo de administración (incluido Dorfmann) y a los supuestos terroristas. En realidad, Alain se pone de acuerdo con un ejecutivo para hacer movimientos en la información de la empresa (incluso realiza una transferencia, robando dinero a la misma. Alain es detenido y recluido en una cárcel. Al final de la serie, Alain es defendido por su hija que es abogada y logra ser absuelto. Un “final feliz”, pero que no deja de mostrar las miserias morales en que se ha desenvuelto toda la historia.

Recursos inhumanos denuncia la inmoralidad del orden socioeconómico que tiene como fin máximo la ganancia y retrata la violencia a que se ven obligados los desempleados, desechos humanos del trabajo capitalista; Alain, encarnado por Éric Cantona es un personaje que, dado que no tiene como misión encabezar a la clase obrera, sino que se mueve bajo un interés individual, “acaba bien”, pero su historia, vistas bien las cosas, está llena de las miserias morales que han sido propiciadas por sus acciones (su mujer lo aborrece, su hija abogada ya no quiere saber nada de él. El “final feliz” nos muestra que la miniserie no pretende concientizar a los trabajadores franceses, sino solo expresa la “mugre” en que se mueve una sociedad decadente.