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Recientemente estrenada la cinta Milagro azul (2021), del realizador estadounidense (de origen cubano) Julio Quintana, se ha colocado como la cinta más vista en el horizonte de las plataformas streaming en México. La historia narrada por Quintana no tiene nada de extraordinario, por el contrario, está llena de lugares comunes cinematográficos, lo que la hace una historia totalmente predecible, al grado de que, desde sus primeras secuencias, los espectadores ya pueden adivinar la trama y el desenlace final de la narración.
La historia está centrada en la lucha de Omar (Jimmy González) por salvar de la desaparición a una casa-hogar ubicada en Los Cabos, Baja California Sur. Un orfanato que se hace cargo de niños cuyos padres murieron o están encarcelados por dedicarse a la delincuencia en sus distintas variantes (tráfico de drogas, robo, etc.). Ante esa cruda e inexorable realidad, Omar busca el apoyo de personas que puedan aportar recursos económicos, pues el orfanato va a desaparecer por las deudas acumuladas. Omar se dirige a los organizadores de la competencia anual de corte internacional sobre la pesca de marlín azul, llamada: “Torneo de pesca Bisbee”.
Omar ha conocido a Wade (Dennis Quaid), un viejo competidor de pesca deportiva, al quien le fue hurtado un reloj por parte de un adolescente al que Omar desea redimir llevando el reloj a su dueño al tiempo que le pide al ladronzuelo se disculpe. Wade vive en su embarcación como un ermitaño, buscando siempre su oportunidad de volver a ganar la competición anual (la ha ganado ya dos veces en años anteriores). Los organizadores de la competencia de pesca deciden ayudar a Omar (al que todos los internos del orfanato llaman “papá Omar”), incluyendo al internado como participante en la competencia y adhieren a Omar y algunos niños de su internado como equipo de Wade. Lo que sigue en la narración es la típica trama de los débiles que fracasan una y otra vez hasta que en el último día de competencia logran pescar el marlín más grande, obteniendo el primer lugar de la competencia.
Milagro azul es una historia anodina, simple y hasta cierto punto insípida. Entonces, ¿por qué su arrastre en las preferencias del público entre las cintas de las plataformas streaming? Creo, amigo lector, que estas historias son como los “cuentos de hadas” que antaño cautivaban a los lectores, pero más que nada este tipo de historias son las que se promueven por los dueños de dichas plataformas –con el beneplácito de los gobiernos–, pues son las que realizan el objetivo de “distraer la atención”, la mente del gran público; son una especie de analgésico para una sociedad que cada día sufre por un gobierno incapaz de atacar verdaderamente y a fondo los problemas nacionales como la miseria, el enorme desempleo que ha crecido en nuestro país, la desigualdad que se hace cada vez más abismal, la delincuencia y la inseguridad que aterrorizan a millones de mexicanos cotidianamente, los catastróficos resultados del ataque a la pandemia que azota a los mexicanos, etc.
Milagro azul es un paradigma del cine actual en su sentido más negativo pues, lejos de contribuir a la reflexión seria y profunda sobre los problemas que nos aquejan, actúa como sedante. Me parece esta historia edulcorada lleva al director a perder la noción real sobre los auténticos niños de la calle, de aquéllos que ante el abandono de sus padres y de la sociedad –verdadera causante de esta problemática– se dedican a delinquir y a las drogas. Un abandono que se traduce en una descomposición prematura de los niños. En la cinta, por el contrario, vemos a niños que parecen hijos de profesionistas bien pagados, lo que redunda en una cinta que no refleja realmente la realidad y se queda como “cuento de hadas”.
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA