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Qué fue la vida
Qué fue la vida
qué
qué podrida manzana
qué sobra
qué desecho.
Si era una rosa
si era
una nube dorada
y debió florecer
liviana
por el aire.
Si era una rosa
si era
una llama feliz
si era cualquier cosa
que no pese
no duela
que se complazca en ser
cualquier cosa
cualquiera
que sea fácil
fácil.
No pudo consistir en corredores
en madrugadas sórdidas
en asco
en tareas sin luz
en rutinas
en plazos
no pudo ser
no pudo.
No eso
lo que fue
lo que es
el aire sucio
de la calle
el invierno
las faltas varias
miserias
el cansancio
en un mundo desierto.
El miedo
Es amarillo afuera
ay dios
es amarillo
como un pájaro seco
hiriente y desplumado
como qué
doloroso.
Tiene miedo la tarde
tiene horror la mañana
el día que lastima
o se afila los dientes.
La noche hace una casa
negra pura y de todos.
La noche hace una casa
pero el terror golpea
y la llena de ojos.
Es amarillo afuera
ay dios
es amarillo
como un pájaro muerto
como una aguja de oro
de hielo
como un grito.
Es amarillo afuera
y adentro es amarillo.
No hay ninguna esperanza
No hay ninguna esperanza
de que todo se arregle
de que ceda el dolor
y el mundo se organice.
No hay que confiar en que
la vida ordene sus
caóticas instancias
sus ademanes ciegos.
No habrá un final feliz
ni un beso interminable
absorto y entregado
que preludie otros días.
Tampoco habrá una fresca
mañana perfumada
de joven primavera
para empezar alegres.
Más bien todo el dolor
invadirá de nuevo
y no habrá cosa libre
de su mácula dura.
Habrá que continuar
que seguir respirando
que soportar la luz
y maldecir el sueño
que cocinar sin fe
fornicar sin pasión
masticar con desgano
para siempre sin lágrimas.
Qué lástima
Qué lástima
que sea solo esto
que quede así
no sirva más
esté acabado
venga a parar en esto.
Qué lástima que no
pudiéramos
sirviéramos
que ya no demos más
que no sepamos ya
que estemos ya tan secos.
Qué lástima
qué lástima
estar muertos
faltar
a tan hondo deber
a tan preciada cita
a un amor tan seguro.
Pobre mundo
Lo van a deshacer
va a volar en pedazos
al fin reventará como una pompa
o estallará glorioso
como una santabárbara
o más sencillamente
será borrado como
si una esponja mojada
borrara su lugar en el espacio.
Tal vez no lo consigan
tal vez van a limpiarlo
se le caerá la vida como una cabellera
y quedará rodando
como una esfera pura
estéril y mortal
o menos bellamente
andará por los cielos
pudriéndose despacio
como una llaga entera
como un muerto.
No supiste
Pobre mi amor
creíste
que era así
no supiste.
Era más rico que eso
era más pobre que eso
era la vida y tú
con los ojos cerrados
viste tus pesadillas
y dijiste
la vida.
Idea Vilariño
Nació el 18 de agosto de 1920 en Montevideo, Uruguay. Fue una poetisa, ensayista y crítica literaria uruguaya perteneciente a la Generación del 45. Su obra tiene como ejes temáticos el amor, la soledad y la muerte; en su poesía destacan La suplicante (1945), Paraíso perdido (1949), Nocturnos (1955; edición aumentada en 1976) y, con prólogo de Mario Benedetti, Poesías de amor (1972). Como profesora y catedrática de letras, fundó junto a Manuel Claps y Emir Rodríguez Monegal la revista Número, que dirigió entre 1949 y 1955; escribió trabajos especializados sobre la poesía de Antonio Machado, Julio Herrera y Reissig y otros. Ejerció asimismo la crítica literaria en revistas nacionales y extranjeras, como Clinamen, Marcha y Brecha, entre las primeras; y Plural, Texto Crítico y Casa de las Américas entre las segundas. Falleció el 28 de abril de 2009.
Escrito por Redacción