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Tras la elección del 1º de julio, analistas, politólogos y hasta personajes muy cercanos a las dirigencias de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Revolucionario Institucional (PRI) coincidieron que tras lo que se llamó “tsunami” o “aplanadora” política, que pasó por encima de esos institutos políticos, y con la votación muy alta, de 30 millones de sufragios, favorables al Presidente electo, vendría una verdadera crisis para los tres partidos, que deberían entrar, coincidieron, en una nueva etapa, refundarse o reconstruirse para que, en unos años, volvieran a ser opción para los ciudadanos e incluso constituir una verdadera oposición frente al nuevo gobierno que encabeza el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena). También se había asegurado que a quienes más afectó el cambio en la elección pasada fue al PRI y al PRD, se dijo que estarían en riesgo de desaparecer; que el PRD sería un ente político muy marginal, casi un partido familiar, y que esto se debía básicamente a la migración de militantes perredistas a las filas de Morena.
Tras señalarse que los partidos tendrían que hacerse una autocrítica muy dura y que de inmediato debían renunciar, sus líderes, como ya es costumbre en “democracias” del mundo donde se sufren derrotas, se observaron muy pocas intenciones de cambio en cada uno de ellos. Recordemos que Morena obtuvo 30 millones de votos, 53 por ciento; el PRI apenas alcanzó siete millones 676 mil sufragios, 13 por ciento; que fue el peor resultado electoral de su historia; el PAN consiguió una votación mala, nueve millones 995 mil votos, 17 por ciento; y el PRD apenas un millón 602 mil votos, 2.83 por ciento.
Se ha repetido hasta el cansancio que lo sucedido se debió a que Morena capitalizó el hartazgo y el malestar acumulado en al menos dos décadas, sobre todo desde el año 2000; pues con el PAN, primero con Fox y luego con Calderón, las cosas no marcharon bien, el narcotráfico alcanzó niveles muy altos. Se ha dicho también que en el sexenio del PRI, el país se hundió en la corrupción. Finalmente, que el PRD sufrió una fractura con la creación de Morena.
El sistema de partidos o el juego democrático se ve estancado y detenido, y aún no se alcanza a ver hacia dónde caminará, a pesar de que ya hubo cambios de dirigencia; el PRI tiene ahora como líder a Claudia Ruiz Massieu; al PAN lo dirige Marko Cortés y al PRD, Ángel Ávila Romero; a pesar de esos cambios, no se vislumbra cómo piensan jugar estos tres partidos en el nuevo tablero político una vez que López Obrador tome posesión.
Un partido es la herramienta de una clase social o de una parte de ella para conquistar el poder político y desde ahí hacer materializar su programa de acción. En este momento, es claro que ninguno de ellos defiende los intereses de la sociedad, sus verdaderas necesidades y buscando la solución de problemas visibles para todos: la pobreza galopante, inseguridad, violencia, falta de medicina, falta de empleo, etc.
Un partido que no tiene principios claros, ni un programa de acción bien definido, que no toma en cuenta a toda la población, que finge “consultas” a modo, que persigue el poder por el poder mismo, jamás cumplirá sus promesas y traicionará a sus representados.
México no será la nación de paz y amor que ha anunciado el Presidente electo a partir del 1º de diciembre; y los partidos políticos derrotados no van a dar un giro en sus plataformas y programas de acción; renovaron sus dirigencias, pero no se percibe ningún cambio positivo en ellos; reconstruirse o refundarse es una meta lejana, no porque les sea imposible, sino porque sus mismos dirigentes no lo quieren ni a largo ni a mediano plazo.
El PRI tendría que cambiar de raíz sus viejos vicios y rejuvenecerse verdaderamente para retomar las verdaderas causas del pueblo, atacando frontalmente la pobreza, la inseguridad, la marginación y, desde luego, también la corrupción.
El PAN, que obtuvo un poco más votación que el PRI, tendrá que enfrentarse aún a la desbandada de gran parte de su militancia, ante la visible creación de un nuevo partido por la familia Calderón-Zavala y el PRD no tardará mucho en despedirse del mapa de la partidocracia mexicana.
En el horizonte, por lo tanto, se vislumbra el abuso de poder por parte de López Obrador y el uso indebido de las instituciones para hacer, no lo que la sociedad diga, sino lo que mande y ordene el nuevo jefe del poder Ejecutivo; esto, tarde o temprano, puede traer consecuencias políticas negativas y un fracaso para Morena, fracaso que también será aprovechado por un partido para encumbrarse en el poder. El problema principal consiste en que, hasta ahora, ninguno de los partidos oficiales representa verdaderamente a los mexicanos. Y, si no hay más, la única fuerza que puede frenar los abusos del poder y defender a los humildes tendrá que formarla el mismo pueblo, solo que educado, organizado y conciente, pues solo así, las masas marginadas cambiarán la realidad.
El clímax no político...
En vísperas de que el pueblo es "quien decide", este fin de semana se llevó la segunda consulta que, se vuelve a decir, será para bien del país y es que a decir del equipo del presidente electo, hubo una participación de 946 mil 81 ciudadanos, en el que, el 89.9 por ciento de los mexicanos que votaron a favor de la construcción del Tren Maya, y el 91.6 por ciento a favor de la nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco. Lo que se deja ver que a pesar de que en México son 123.5 millones de mexicanos, los que votan son los que cuentan; así seguirá operando el yo presidente sigo decidiendo y tu lo avalas y lo afirmas, algo así como decir, "Espejito espejito, dime quién es el más bonito".
Muy criticable y sancionada debe ser la actitud del presidente estadunidense Donald Trump, al hacer creer que es de armas tomar, pues luego de que un grupo de cerca de 500 migrantes centroamericanos intentaron cruzar de manera ilegal a Estados Unidos y se provocaron disturbios con autoridades de ese país, el Instituto Nacional de Migración (INM) informó que 98 personas fueron detenidas ya fueron deportadas a su país de origen, entonces ¿qué camino deberán tomar los migrantes?.
Mientras tanto, en el estado de Oaxaca un grupo de feministas clausuraron la sede de la Fiscalía General de Oaxaca en el municipio de San Antonio de la Cal, esto como medida de demandar protección. Pues a días de que en su segundo informe el Gobernador Alejandro Murat anunció que Oaxaca es un estado seguro, lo cierto es que, tan sólo en su administración se tienen registrado mil 30 agresiones contra mujeres, de las cuales 146 son abusos sexuales, 398 desaparecidas y 228 feminicidios. Y es que aunque el Fiscal, Rubén Vasconcelos ha declarado que el caso de las mujeres asesinadas no quedarán impune, los hechos que cuentan es que pareciera que la garantía a la seguridad para las mujeres, no existe y quién sabe cuándo llegará. Por el momento, querido lector, es todo.
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Escrito por Miguel Ángel Casique
Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).