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buzos se une esta semana a las voces que se levantan en todo el mundo para condenar una vergonzosa acción, una venganza en contra de quien expuso a la luz pública los crímenes del imperio, el espionaje que éste realiza contra ciudadanos y organizaciones de todo el mundo y su conducta lesiva a la humanidad.
La entrega de Julian Assange a la policía británica no solo es un ejemplo más de los atropellos contra las libertades y los derechos civiles y humanos que cometen el imperialismo y sus gobernantes, a quienes les tiene sin cuidado la violación del derecho a la información y atentan sin miramiento alguno contra la libertad de expresión; también demuestra que es completamente falsa la idea de que Estados Unidos (EE. UU.) sea el país modelo de la democracia; un país no puede serlo cuando sus gobernantes persiguen y encarcelan a quien se atreve a informar a la sociedad acerca de asuntos que le conciernen, que se mantienen en secreto, y cuyo conocimiento es de interés para la colectividad; se demuestra plenamente que en ese país, el Estado está muy lejos de ser democrático.
La reciente aprehensión del mundialmente reconocido informático, periodista y editor australiano Julian Assange, fundador del portal WikiLeaks, a quien la embajada de Ecuador en Reino Unido entregó a las autoridades británicas, también demuestra la intromisión del gobierno de EE. UU., su complicidad con los gobiernos de países imperialistas como el Reino Unido y la sumisión vergonzosa de otros como Ecuador quien, obedeciendo la orden imperial, y violando todas las normas internacionales de protección diplomática, entregó a un refugiado a quien había brindado asilo el gobierno anterior de aquel país.
La detención no es solo un golpe a los derechos de Julian Assange, cuya vida peligra en manos de sus captores; también ilustra cómo se atropellan los derechos de todos los habitantes del planeta, la libertad de opinión, de información, el derecho al refugio y asilo de los perseguidos por el poder.
Assange, arrostrando los numerosos peligros que representaba la exhibición de la información secreta del imperio, dio a conocer algunos de sus crímenes, genocidios y espionajes en todo el mundo y en la primera potencia. Dando ejemplo de valentía y honestidad periodística, exhibió al imperialismo en su calidad de enemigo de los pueblos del mundo y publicando sus múltiples atrocidades. Por ello fue perseguido, exiliado y finalmente recibió asilo en la embajada de Ecuador cuando en este país gobernaba el presidente nacionalista Rafael Correa.
Pero la protección a este héroe internacional quedó en los últimos tiempos a cargo de Lenín Moreno, incondicional del gobierno yanqui, al que siempre le ha tenido sin cuidado la violación de los derechos humanos y de todas las libertades, en nombre de las que interviene en los asuntos internos de otros países. El desenlace que ahora presenciamos era previsible; la detención de Assange es resultado de una obediente respuesta a las peticiones del imperio y “de años de una cuidadosa diplomacia del Foreign Office” a decir del ministro de relaciones exteriores británico, quien no se cuida de reconocer públicamente su participación en esta injusticia.
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Escrito por Redacción