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“El búho de Minerva inicia su vuelo al caer el crepúsculo”. Esta enigmática frase del gran filósofo alemán F. W. Hegel tiene como propósito hacer claridad sobre una cuestión: que el estudio filosófico riguroso solamente puede aparecer “después que la realidad ha cumplido su proceso de formación y está realizada”; por esto, para este pensador, no se puede hacer filosofía del futuro.
Así, lo que entendía Hegel por ciencia era el estudio completo de un fenómeno visto en su totalidad. Para poder conocer cualquier cosa no basta con las impresiones de principio o con un estudio superficial, siempre será necesario, si nuestro objetivo es hacer ciencia de verdad, estudiar el objeto lo más completamente posible, no lanzar frases huecas sin contenido, sino estudiar lo mayor cantidad de determinaciones de dicho objeto; lo contrario es hacer pasar opiniones por certezas.
El filósofo francés Louis Althusser propone utilizar el término de ideología como contrario del estudio riguroso y consciente de la profundización del conocimiento de la verdad de las cosas. Un ejemplo de ideología es el caso del pensamiento adquirido de forma inmediata a partir del entorno, que en muchas ocasiones hace pasar por verdades lo que solamente es un interés muy particular. En este caso, la ideología contrasta con el estudio científico de los fenómenos.
Por esto llama la atención el intento desesperado de la 4T de imponer contra toda voluntad su visión personal de la historia, tratando de describir un proceso que todavía no ha ocurrido, dando por sentado que, contra toda prueba, ellos han hecho un cambio radical en la historia de nuestro país. Han emprendido toda una campaña de ideologización que los lleva a introducirse a ellos mismos en los libros de historia, con tal narrativa que los pone como héroes, instalándose en la historia antes incluso de realizar lo que prometieron en campaña a las masas.
Es verdad que la historia, en una inmensa mayoría, la escriben los vencedores y que, en estricto sentido, es siempre el punto de vista de un grupo sobre otro, que en la forma en la que se construyen los relatos en muchas ocasiones van incluidos los intereses personales, subjetivos, de quien escribe y reconstruye los hechos históricos. Pero eso no es lo criticable en la práctica de la 4T. Lo que se ha venido criticando, cada vez más por parte importante de la sociedad, con particular fuerza por movimientos estudiantiles, es el uso de una posición de poder para imponer una visión de la historia en donde el gobierno actual se autovalora como el cambio que México necesitaba. Y es así porque los resultados son prácticamente nulos. Ya va más de la mitad del sexenio que nos prometió hasta lo imposible y parecen más preocupados en mentir descaradamente en algunas ocasiones y en justificarse por los errores anteriores, en otras.
De cualquiera de los modos, es claro que su visión del mundo, la que los rige para su intento insípido de transformación, es igual de pobre. Se parece más a las prácticas de ideología vulgar que procura justificar los intereses de un sector desesperado por defender su particular punto de vista que a un intento serio por estudiar de manera científica la sociedad mexicana, identificar cuáles son sus errores más profundos, cuál es la forma correcta de corregirlos y, muy importante, implementar medidas de acción conforme a este estudio en donde se valore el éxito o el fracaso, una vez que, volteando hacia lo hecho, como el búho de Minerva, podamos valorar con más objetividad si nuestra práctica fue correcta o no.
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Escrito por Alan Luna
Maestro en Filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).