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El Reporte Especial de esta semana reseña la entrevista entre los mandatarios de las superpotencias estadounidense y rusa que tuvo lugar en el peor momento de sus relaciones políticas en las últimas tres décadas y después de cuatro años de desencuentros a causa de la agresiva política del expresidente Donald Trump. Se caracteriza a los presidentes de Rusia y Estados Unidos (Vladimir Putin y Joseph Biden) y los intereses que éstos representan en sus respectivos países: a Biden como emisario del capital monopólico; y a Putin como un jefe de Estado que goza de amplia popularidad en su país por ser el artífice de su reposicionamiento económico y social.
Esta reunión entre las dos superpotencias permite atisbar la situación económica y política de ambas y los graves problemas económicos, sociales y políticos que enfrentan todavía a causa de la pandemia. A pesar de sus baladronadas previas al encuentro diplomático, Biden no hizo saber a Putin, como había anunciado, nada que éste no supiera; ni adoptó, como todos esperaban, la posición beligerante que las fuerzas armadas yanquis habían aplaudido días antes; en su lugar, la provocación partió de la prensa imperialista que acosó al mandatario ruso con acusaciones disfrazadas de preguntas.
Cuestionado sobre la represión a opositores, la violación a los derechos humanos, el despliegue militar en la frontera con Ucrania y los ataques rusos al ciberespacio estadounidense (todos, argumentos de la campaña de ataques mediáticos orquestada desde hace varios años), un avezado Putin, sonriente pero firme, respondió que los opositores (entre ellos Navalny) son juzgados por violar las leyes de su país; que Estados Unidos tiene más presos políticos y violaciones a los derechos humanos que los que se achacan a Rusia (refiriéndose a Guantánamo y a la cotidiana violencia policiaca contra civiles) y es responsable de un alto número de ataques cibernéticos, a diferencia de su país, que no figura en la lista de infractores de este tipo. Fue una gran oportunidad del mandatario ruso para dar una lección de cómo se responde diplomática, pero contundentemente, a los agresivos cuestionamientos de los reporteros.
No hubo, como esperaban algunos, ningún rediseño del mundo ni de la geopolítica. El logro más importante que señala el Reporte Especial es el comienzo del diálogo entre dos gigantes territoriales, económicos y militares cuyo enfrentamiento, que ya dura varias décadas, ha tenido graves consecuencias para el mundo y que, de continuar, conduciría a una funesta conflagración mundial.
Escrito por Redacción