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Turismo y producción de té, pilares contra la pobreza en China
El té y la seda se han sumado a las medidas planificadas en el combate a la pobreza aprovechando las ventajas del polo de desarrollo en que se ha convertido Shaanxi.
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El té y la seda son dos de los elementos claves en la sociedad china desde la antigüedad. Hoy constituyen un valor cultural que se suman a sus medidas planificadas en el combate a la pobreza aprovechando las ventajas del polo de desarrollo en que se ha convertido Shaanxi como antigua capital de la ruta y la seda que hoy se reaviva con el corredor que lleva el mismo nombre.

La experiencia empresarial china permite no cambiar de vocación zonas enteras prolíficas para el cultivo de la planta de té en sus distintas variedades.

 

 

El té tiene en la provincia de Shaanxi, en la antigua zona urbana del distrito de Pingli, el pueblo de Jiangjiping, uno de sus modelos de producción y acciones turísticas encaminadas a crear una cadena de valor que involucre a diversos sectores participantes en torno al té.

En Jiangjiaping habitan mil 193 habitantes, de los cuales 537 se encontraban en pobreza extrema y 195 familias más estaban en situación económica vulnerable, es decir, podrían haber caído en pobreza extrema.

Para enfrentar esta situación, productos tradicionales como el té fueron retomadas para sumarse a las políticas de alivio a la pobreza de la República Popular China. Se creó el Parque municipal de demostración de la industria del té (Montaña Fénix del té), que permite a los campesinos sembrar y cosechar grandes volúmenes de té y luego enviarlas a la planta de procesamiento de té.

 

 

Este es el centro de trabajo de decenas de campesinos que participan en la producción y mantenimiento del complejo que se levanta sobre una loma y tiene miradores a lo largo de su recorrido.

A la experiencia de estar en contacto con las zonas de plantación del té, se suma el milenario Palacio Ping´an, un templo taoísta, donde sus viejos árboles y otros atractivos constituyen el empleo de decenas de personas en hostales de Jiangjiping, todas con inmersión temática a la producción del té.

Fue hasta 2019 cuando el pueblo de Jiangjiaping dejó atrás las cifras de la pobreza, para ello debieron surgir estas empresas de capital productivo, preservando la herencia de un pueblo que tiene en el té la bebida energética por excelencia, signo de identidad nacional.

Después de años de trabajo y dirección de las autoridades a nivel del Partido Comunista Chino, dedicarse a la producción del té genera una derrama de 9 mil 411 yuanes per cápita en 2020.

Al igual que la seda, la producción de té depende altamente del trabajo manual, por ello, al ejército humano que acompaña la sofisticada maquinaria se le observa protegido y con cubrebocas en todo momento, pese a los más de 37 grados que trae consigo el verano, temperaturas que, dicen los lugareños, no se habían visto en los últimos 10 años.

 

 

Aun así, la cadena productiva en la ciudad de Ankag comprende una red compuesta por tres empresas de bebidas de té, cuatro cooperativas profesionales y dos plantas de procesamiento de té normalizadas.

En los centros de procesamiento, nos acercamos al proceso de tostado de la hierba fresca del té, este es el principio para no esperar a que el té se seque de manera natural y guarde sus propiedades para el envasado.

La experiencia implica mantener en movimiento las hierbas traídas de la zona de demostración para que cobren un ligero tostado, mientras una cacerola electrónica gira a altas temperaturas. Las manos deben contar con protección y cada tonelada que saldrá a la venta pasará inevitablemente por este proceso manual.

Tras pocos años aun en la industria del envasado del té en Jiangjaping, las empresas del sector ahora son una eficaz alternativa productiva hacia el mercado, al grado de ser reconocidos por la certificación de la Unión Europea.

 

 

Después de décadas de avanzar hacia su independencia científica, China tiene la capacidad de tecnificar el proceso desde que es una semilla hasta el comercio electrónico a gran escala para su comercialización, por lo que son un modelo para las comunidades de México que, a pesar de que su conocimiento de la herbolaria es tan antiguo como el chino, la pobreza es avasallante, pues no se tienen políticas estatales de gran aliento como las que vemos en la industria del té, a miles de kilómetros de distancia de América.

Otras poblaciones como Chang´an, todo un condado de 20 mil habitantes subsiste del té, y sus poblaciones buscan ser modelo de una vida digna, y poco a poco, se demuestra que es posible.


Escrito por Francis Martínez Mateo

Periodista y reportera multimedia. Ex corresponsal en China 2022. Desde 2020 conductora en Canal 6 Tv. Síguela en X como @FranMartinezMx


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