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El imperialismo intenta lavarse la cara. La liberación del creador de WikiLeaks es una alegre noticia para millones de personas que condenaron el castigo ordenado por el gobierno imperialista contra quien publicó la verdad sobre numerosas acciones violentas, asesinatos, espionaje, presiones a gobiernos en países de todos los continentes; pero seguramente algunos se preguntan cuál es el significado de este acto “bondadoso” del gobierno estadounidense.
De entrada, hay que descartar la posibilidad de que el imperialismo en general, y sobre todo el norteamericano y su gobierno feroz y vengativo, caminen hacia la democracia y la justicia o hayan decidido ablandar su trato contra los que osen revelar sus crímenes.
¿Significará esta liberación la derrota de su gobierno represivo por la condena de los pueblos de todo el mundo? Ésta no puede ser tampoco la explicación. Si así fuera, hace tiempo que hubiera dejado de apoyar al gobierno israelí en su afán de exterminar al pueblo palestino despojado de su territorio y de financiar la guerra de Ucrania contra Rusia; y hace mucho que hubiera cedido ante las manifestaciones de protesta en todo el planeta por promover divisiones internas, instigar rebeliones en contra de gobiernos que no se le someten y patrocinar golpes de Estado como el que intentó hace unos días en Bolivia; en resumen, hubiera frenado la política que sigue hace muchas décadas, mostrando con ello indicios de un cambio radical en su naturaleza.
No ha dado un paso atrás en ninguno de los casos mencionados; todo lo contrario, es cada vez más terco en su empeño de que en el planeta sólo gobierne el imperialismo, en lograr su meta de un mundo unipolar cuyo único mando esté en manos del gobierno imperialista norteamericano.
La liberación de Assange sólo puede explicarse por el debilitamiento del liderazgo imperial, la caída del prestigio del gobierno estadounidense como justiciero y demócrata y el rechazo de su autoimposición como gendarme de la paz mundial. Dos poderosos aspectos constituyen, entonces, el significado de esta “acción libertadora”: el primero es la lucha electoral que se libra actualmente en el “país de la democracia”, donde ha crecido el rechazo de los ciudadanos a la política guerrerista y represiva; el segundo es la condena mundial al encarcelamiento de Assange, considerado un ataque a la libertad de expresión y un castigo injusto para quien reveló todo aquello que el imperio ocultaba. Ambos aspectos han orillado al gobierno de Estados Unidos a buscar la forma de lavarse la cara para presentarse ante el mundo y sus propios ciudadanos como un gobierno justiciero, generoso y demócrata, y recuperar así la imagen que sus medios de comunicación han difundido todo el tiempo y cuya falsedad demostró definitivamente la filtración y divulgación realizada por WikiLeaks de sus crímenes contra la humanidad. Éste es el significado de la decisión imperialista de liberar a Julian Assange.
La opinión de los pueblos, de los ciudadanos partidarios de la democracia, de la libertad de expresión, de decir y conocer la verdad y las acciones de su gobierno ha influido poderosamente en la liberación del creador de WikiLeaks; en este sentido, nuestro Reporte Especial acierta cuando afirma que la libertad de quien denunció tantos crímenes horrendos es una batalla ganada al imperio y nos dice que el camino de la democracia, la protesta y la divulgación de la verdad es en el que deben insistir quienes luchan contra el imperialismo, al que se debe desenmascarar ante los ciudadanos y los gobiernos que aún no se convencen de la falsedad de la democracia que pregona.
La liberación de Assange significa la derrota del imperialismo estadounidense en esta batalla de la sociedad global organizada.
Hay que descartar la posibilidad de que el imperialismo en general, y sobre todo el norteamericano y su gobierno feroz y vengativo, caminen hacia la democracia y la justicia.
Escrito por Redacción