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Crédito: sufrimiento de muchos, alegría de pocos
Del latín credĭtum –cosa confiada o tener confianza– el crédito es un mecanismo mediante el cual personas o instituciones del sistema capitalista que cuentan con recursos financieros transfieren éstos
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Del latín credĭtum –cosa confiada o tener confianza– el crédito es un mecanismo mediante el cual personas o instituciones del sistema capitalista que cuentan con recursos financieros transfieren éstos, a modo de préstamo, a otras personas que los necesitan y de las que tienen la esperanza de recuperarlos en un periodo previamente acordado.

El crédito tiene ciertas virtudes que, en manos de un buen deudor, son destacables. La importancia del crédito es tan grande que se le ve como las alas del comercio y la industria, pues sin capital suficiente o sin las condiciones para obtenerlo la dinámica del mercado se detiene. Éste es el crédito productivo y representa 50 por ciento del crédito total otorgado por la banca comercial*.

Sin embargo, cuando el crédito es utilizado por usuarios que carecen de fondos suficientes que respalden la deuda contraída y lo emplean en la adquisición de bienes que no tienen la posibilidad de multiplicar el capital invertido, su pago se vuelve moroso y un pesar para los acreedores. Es aquí cuando el crédito para bienes de consumo genera las escenas más amargas para el capital. Según la Fundación de Estudios Financieros (Fundef), aproximadamente el 45 por ciento del crédito otorgado por la banca comercial en 2017 fue destinado a tarjetas de crédito individuales.

Algunas investigaciones destacan mejoras en el nivel de vida de los mexicanos gracias a la adquisición de estos servicios, pero no advierten que el aparente bienestar que proporcionan es una trampa, que en él se oculta, como suele decirse, el filo de la navaja en el pan. Son muchas las familias que, al excederse en sus niveles de ingreso, terminan con deudas impagables, que en el largo plazo les producen más pesar que satisfacción. A principios de 2019, Banxico reportó que el nivel de pagos vencidos entre los usuarios de créditos bancarios al consumo –la famosa cartera vencida– llegó a 53 mil 871 millones de pesos (mdp), la más alta en los últimos 15 años.

El trabajador necesita cubrir todos los días los medios de vida que requiere para ejercer su labor cotidiana, ya que en su fuente de trabajo le pagan por quincena o al final de cada mes. Por ello, cuando cobra su salario lo reparte entre los diferentes acreedores que le hicieron el “favor” de prestarle. Esto, por supuesto, implica tanto el pago de los altos precios que debió cubrir al comprar a crédito, como el de los intereses que las instituciones bancarias y comerciales le cobran por usar su dinero.

El hecho de que más o menos la mitad de la cartera vencida provenga del uso de las tarjetas de crédito, es un claro ejemplo de cómo los usuarios piden prestado sin considerar las consecuencias. En febrero de 2019, Banxico reportó que en México circulan 20.3 millones de tarjetas con un monto aproximado de crédito de 376 mil mdp. Algunas de las tarjetas de crédito a las que tiene acceso la mayoría de la población mexicana (que es la que no puede comprobar ingresos o que cuenta con pocos conocimientos en el uso del crédito), son las más caras del mercado: Consubanco, que cobra una tasa de interés efectiva promedio ponderada del 124.54 por ciento; BanCoppel, que cobra el 72.41 por ciento y Banco Azteca, el 39.96 por ciento, entre otras. Aproximadamente una cuarta parte del crédito total otorgado no causa intereses, mientras que el resto de los deudores solo abona montos mínimos, sumando los respectivos intereses cobrados por las instituciones bancarias.

De estas prácticas proviene la alegría de los banqueros. Entre enero y noviembre de 2018, los bancos que operaron en México tuvieron utilidades por 139 mil 812 mdp, suma 7.1 por ciento mayor a la obtenida en el mismo periodo de 2017, según los datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

¿Es justo cargarle la mano a un sector que, por definición, usa el crédito para sobrevivir? ¿Es permisible el cobro de intereses tan altos al pueblo trabajador solo para satisfacer a la banca, cuya insaciable ambición de ganancias más temprano que tarde puede llevarla a cavar su propia tumba? El tiempo dará la respuesta. 

*FUENTE: Banco de México


Escrito por Capitán Nemo

COLUMNISTA


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