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La ciencia ficción ha sido un género literario o cinematográfico que ha permitido desarrollar imaginariamente el desarrollo científico y tecnológico, adelantándose en décadas o en siglos a los logros científicos que pueden surgir en el futuro. Réplicas (2018), del realizador norteamericano Jeffrey Nachmanoff, es un ejemplo de espíritu futurista. A pesar de que la cinta hoy abordada ha sido duramente criticada por la crítica cinematográfica debido a su deficiente factura argumental, actoral y hasta de recursos en efectos especiales, tiene la virtud de abordar un tema que ha sido polémico y seguirá siéndolo por largo tiempo: el tema de la clonación humana y la replicación de la mente humana. La película sigue la historia del biólogo William Foster (Keanu Reeves) y de su compañero de trabajo Ed Whittle (Thomas Middleditch), los cuales se dedican a la investigación biomédica que patrocina la compañía Bionyne Corporation; su investigación intenta lograr transferir la mente de un soldado muerto a un robot. Foster captura con éxito el mapa neural del soldado y lo transfiere al cerebro sintético del androide; sin embargo, el experimento fracasa cuando la mente del soldado se horroriza ante lo que considera una pesadilla, por lo que este androide mata la mente del soldado. Los que dirigen la empresa le advierten a Foster que, si no logra replicar la mente humana en los androides, la empresa cancelará el proyecto.
Cuando Foster lleva a su esposa y sus tres hijos Sophie, Matt y Zoe a realizar un viaje en bote, sufren un accidente automovilístico en el que mueren todos, excepto Foster. Éste, con la ayuda de su compañero Whittle logra la clonación de su esposa y dos de sus hijos (la más pequeña no puede ser reproducida pues para lograr su reproducción no tienen los suficientes contenedores). Foster logra también extraer con éxito los mapas neuronales de su esposa y los dos hijos que serán clonados y le dice a Whittle que se deshaga de los cuerpos. La segunda fase de la recuperación de su familia es la integración a los cuerpos clonados de los mapas neuronales (pero borra de esos mapas el recuerdo de su hija más pequeña, que no pudo ser clonada). Foster se ve obligado a mantener este secreto, ya que él y Whittle han robado millones de dólares en equipos de Bionyne y están trasgrediendo la ética científica.
Foster le confiesa a su esposa que ella y sus hijos murieron en un accidente automovilístico y que él los resucitó. La familia pronto descubre evidencia de la existencia de Zoe, a quien extrañaban, y Foster admite que no pudo salvarla.
Jones –el que dirige a Bionyne- se enfrenta a Foster; le dice que en realidad la investigación no está destinada a fines médicos, sino que está siendo financiada por el gobierno de Estados Unidos para crear un arma militar. Al final, Foster enfrenta a Jones (antes logra transferir el mapa neuronal suyo al robot, lo que le permite salvarse junto con su familia, pues el robot con una réplica de la mente del científico ataca a los sicarios del empresario).
Aunque no tiene la finalidad de expresar una crítica seria y profunda al uso bélico y perjudicial de la ciencia, Réplicas, en parte de forma involuntaria, nos expone ese gran dilema de la creación científica y tecnológica, que durante siglos ha existido en la sociedad humana. El dilema es la expresión clara de la contradicción entre el uso de la ciencia para fines humanistas o el desarrollo de ésta para fines militares y de dominación de la humanidad por los intereses de la élites expoliadoras y enemigas de los pueblos del mundo, que buscan el bienestar, la paz y el desarrollo económico y social.
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Escrito por Cousteau
COLUMNISTA