Cargando, por favor espere...
Mientras los reflectores de los medios de comunicación están en el Mundial Qatar 2022 cubriendo la derrota de México ante Argentina y Arabia Saudita, se vuelve más importante volver los ojos al Torneo Nacional de Basquetbol del Movimiento Antorchista, que reunió a 100 equipos y donde las selecciones de Michoacán, Estado de México, Puebla y Oaxaca resultaron triunfadoras en la tabla general de resultados.
Aunque la selección mexicana avanzara un poco más en Qatar 2022 luego de sus primeros pasos, su actuación no es muy diferente a la de otros mundiales. La causa no es nueva: la mínima inversión por parte de los gobiernos mexicanos al deporte en general y en particular al futbol; en México el deporte es elitista y solo forma “estrellas” que son vistas como mercancía; además, la no masificación del deporte anula, casi por completo, la formación de atletas competitivos como los de primer mundo.
Masificar el deporte es tarea nacional de primer orden; el deporte enseña a niños y jóvenes a enfrentar dificultades y vencer sobre ellas; es una herramienta formativa que después permite solucionar problemas de la vida cotidiana; por eso no debe ser proscrito de la educación pública ni ajeno a la convivencia diaria, pues fortalece el trabajo en equipo, incrementa la interacción positiva, el deseo de superación, la disciplina, el vigor, la fuerza y muchas otras características que en esta sociedad, lamentablemente, se han ido perdiendo.
El desarrollo del deporte siempre va de la mano con el desarrollo de la sociedad; si ésta se desarrolla correctamente, sin sobresaltos y angustias, también habrá impulso y promoción para los deportistas; si una sociedad se desarrolla entre injusticias de todo tipo (pobreza, miseria, violencia, corrupción, etc.) el deporte sufrirá lo mismo y encontrará trabas reales. Esto último es lo que vive y padece el deporte mexicano.
Por eso es importante valorar el impulso que Antorcha da a los deportistas mexicanos con la realización de torneos como el décimo cuarto campeonato de basquetbol, que reunió a 100 equipos en cuatro categorías; ésta es la alternativa del pueblo organizado frente a la limitada visión mercantilista que nos reduce a contemplar con desazón el televisor para saber que, una vez más, México no llegó al quinto partido en una Copa Mundial.
Los deportistas convocados por el antorchismo nacional llenaron con un colorido desfile la avenida Madero, en Morelia, Michoacán; para realizar este encuentro fue preciso invertir varios meses de trabajo de coordinación y preparación de las selecciones estatales; los participantes no solo se concentraron en los entrenamientos, pues se vieron obligados a conseguir recursos para sus uniformes y gastos de traslado, tarea a la que contribuyó, como siempre, el generoso pueblo mexicano, pues colonos y campesinos se sumaron a su esfuerzo apoyando en esta labor. Fue un trabajo monumental para lograr ese encuentro desarrollado los días 26 y 27 de noviembre en la Unidad Deportiva “Wenceslao Victoria Soto”.
Los mexicanos debemos unirnos al proyecto de masificar el deporte que fomenta, promueve e impulsa el antorchismo; un proyecto que vive en el corazón de campesinos, obreros, maestros, niños y jóvenes que se dan cuenta que México necesita nuevos políticos que cambien la situación social, económica y política; un proyecto que termine con la miseria, pobreza, inseguridad y violencia y se encamine a conquistar un México próspero, equitativo y justo.
Por eso el basquetbol antorchista es un buen paso para masificar el deporte y formar a un hombre nuevo capaz de enfrentar los problemas de su familia, su pueblo, su colonia y de todo México; un hombre que despierte y se sume a otros para comenzar a cambiar todo aquello que lo condena a la marginación, de la que solo saldrá cuando todos nos unamos y luchemos en un mismo sentido y con un mismo fin para poner a gobernantes emanados del pueblo, que posean la capacidad y el compromiso de cambiar la forma de gobernar y de hacer política. Ya es tiempo, ya es necesario. Por el momento, querido lector, es todo.
Escrito por Miguel Ángel Casique
Columnista político y analista de medios de comunicación con Diplomado en Comunicación Social y Relaciones Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).