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El Presidente de la República señala, a cada rato, que “él tiene otros datos”, pero no los muestra, no los sustenta, simplemente lo dice y todo mundo parece que tiene que creerle porque él lo dice, es decir, se trata de la palabra del presidente contra los datos que presentan los organismos autorizados para ello; sin embargo, recientemente, Jorge Ramos, periodista de la cadena Univisión, cuestionó al Presidente utilizando los datos expuestos por el propio gobierno de la República en la página del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), es decir, el gobierno de Morena. Específicamente Jorge Ramos indicó que en el primer trimestre del año creció el número de muertes violentas en México, en comparación con el mismo trimestre del año pasado. Jorge dijo: “Durante sus primeros tres meses se asesinaron a ocho mil 524 mexicanos. Si continúan las cifras igual, el 2019 va a ser el año más sangriento y violento en la historia moderna de México (…) ¿Qué va a hacer a corto plazo para que no maten a tantos mexicanos y para que México no siga siendo uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo?” (Nación 3 2 1, 12-04-2019). En este mismo diario se lee la respuesta del Presidente: AMLO le respondió que no han subido las cifras de homicidios durante su gestión. “Hemos controlado la situación según nuestros datos”. A su vez replicó Ramos: “Los datos que yo tengo dicen otra cosa, no están controlando, al contrario, siguen muriendo muchos mexicanos”.
Los datos que presentó Jorge Ramos del SESNSP fueron los siguientes: en diciembre de 2018 murieron dos mil 875 personas; en enero de 2019 murieron tres mil 853 personas y en febrero de 2019 murieron dos mil 796. Por su parte, el Presidente dio los siguientes datos: en diciembre de 2018 hubo 79 homicidios diarios; en enero de 2019, 75 y en febrero de 2019, 83. Una simple multiplicación matemática nos ayuda a ver el aproximado de muertes planteado por el Presidente de la República. Vamos a multiplicar el promedio de muertes por día por el número de días que tenga cada mes y veremos los resultados, mismos que compararemos con los que presenta Jorge Ramos. En diciembre de 2018, 79 x 31 = 2449; en enero de 2019, 75 x 31 = 2325 y, finalmente, en febrero de 2019 multiplicamos 83 x 28 = 2324. Cabe aclarar que los promedios no siempre reflejan las cifras correctamente, pero la suma de los tres datos así obtenidos es: siete mil 98. Los datos que presentó Jorge Ramos de diciembre, enero y febrero son: nueve mil 524, es decir, dos mil 426 muertes más que las cifras del Presidente. Esto significa dos cosas: que los datos de gobernación son falsos o que los datos del Presidente lo son, pero lo más seguro es que los datos del Presidente estén mal, pues se nota un sesgo a la baja en relación con los datos del SESNSP, pero la realidad es más necia que la necedad misma. Veamos.
A los pocos días de esta discusión, específicamente, el viernes 19 de abril, un comando fuertemente armando irrumpió en una palapa en el municipio de Minatitlán, Veracruz, en donde asesinaron a sangre fría a 13 personas, entre ellas un niño de un año. ¿Qué puede decir el Presidente ante estas muertes? ¿Que fue el Estado, como antes decía? Pues resulta que el Estado ahora es Morena, pues el presidente municipal de Minatitlán es morenista; el gobernador del estado de Veracruz también es morenista y el Presidente de la República es morenista, de tal suerte que no pueden echarle la culpa a los gobiernos anteriores, pues a Morena le toca garantizar, ya, la seguridad de los mexicanos. La estrategia de seguridad del Gobierno Federal está fallando y cada vez es más evidente que los gobiernos morenistas no son capaces de gobernar y de garantizar los derechos humanos, que son su obligación y que juraron proteger al protestar cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan. ¿Qué le puede decir el presidente a las familias de los 13 muertos de Minatitlán? ¿Puede decir que “él tiene otros datos”? Lo que está pasando en este país es muy delicado; se sienten fuertes aires de impunidad y ello es grave, pues fortalece a quienes delinquen y deja en la total indefensión a los más pobres, a los que dijo que defendería y para quienes prometió trabajar.
Cuando el Presidente se queja de que los gobiernos anteriores le dejaron un “cochinero”, ¿qué me puede decir en el caso de Texcoco? Desde que llegó la profesora Delfina Gómez al poder, ha gobernado Morena; lleva pues, mínimamente siete años gobernando y no se ve que haya bajado la inseguridad en Texcoco. Según la Agencia de Noticias de Texcoco, para 2017 se puede leer lo siguiente: “Carlos Mendoza, titular de la fiscalía regional ubicada en el municipio de Texcoco, explicó a través de una estadística respecto a la incidencia delictiva en la región, no ha incrementado este índice y detalló que Texcoco encabeza la lista de municipios en esta región XV, en cuanto a delitos registrados debido al crecimiento poblacional en comparación con el municipio más pequeño del Estado de México, y se coloca en el número 11 de los 125 del Estado de México”. Esto significa que Texcoco es uno de los municipios más inseguros del Estado de México, ¿qué dice el Presidente al respecto?, ¿él tiene “otros datos”? Es necesaria la sensatez para lograr la gobernabilidad; y hay que decirlo claramente, las ocurrencias no pueden ser una forma de gobierno. Los ejemplos de las ocurrencias abundan y una muy reciente es el ridículo ejemplo de cancelar el nuevo aeropuerto en Texcoco para pagarlo con nuestros impuestos y, además, cambiarlo por Santa Lucía, sin dictamen técnico y, peor aún, incrementando artificialmente el costo del proyecto de construcción en más de ocho mil millones de pesos porque los “expertos” de Morena no se dieron cuenta de que había un cerro que interfería en las obras de Santa Lucía (sin haber aún autorización de los expertos internacionales, lo cual huele también a fracaso). Con ocurrencias no se debe gobernar.
El Presidente no puede seguir diciendo que él tiene “otros datos”, ni puede seguir argumentando que todo lo que está mal es culpa de los gobiernos anteriores. Él debe resolver los problemas y el cambio se debe notar; debe dejar de engañar al pueblo diciendo una cosa y haciendo otra, como el planteamiento de que regresaría al ejército a sus cuarteles mientras que, por el contrario, al aprobar la Guardia Nacional, lejos de hacerla un organismo civil, la hizo militar con mandos militares, incumpliendo con ello sus promesa. Debe resolver los problemas de inseguridad en el país. Se comprometió a que en los siguientes seis meses se notarían los cambios en materia de seguridad, ¿será? Esperemos que sí, si no, quedará demostrado que los seis meses que pidió de plazo fueron una promesa para salir del paso y ganar un poco de tiempo. Pronto lo sabremos, pero eso sí, no puede seguir habiendo matanzas tan horrendas como las de Minatitlán.
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Escrito por Brasil Acosta Peña
Doctor en Economía por El Colegio de México, con estancia en investigación en la Universidad de Princeton. Fue catedrático en el CIDE.