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La mirada invisible
La cinta es una parábola de la dictadura militar, en la que el gobernante no es el dechado de virtudes, sino un opresor y un ejemplo de la peor ruindad que puede anidar en un directivo.
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Cuando el cine está bien hecho, mediante parábolas o metáforas, logra reflejar mediante hechos singulares, verdades más generales, incluso universales. La mirada invisible (2010) del director Diego Lerman, es un ejemplo de ese cine que narra una historia singular, pero que, mediante la visualización de un microcosmos, logra reflejar la realidad de una sociedad entera.

La historia de Marita (Julieta Zilberberg) una maestra de un prestigiado colegio de Buenos Aires, es la historia de una mujer reprimida y un tanto ingenua, quien da a conocer al director Biasutto (Osmar Núñez) las faltas a la disciplina escolar de algunos alumnos. Es 1982, Argentina vivía momentos cruciales de su historia; la dictadura militar que asumió el poder en 1976, después de un golpe de Estado que instauró un régimen caracterizado por ejercer una represión feroz en contra de los ciudadanos que hubiesen militado en partidos de izquierda (no solo hubo persecución por razones ideológicas, hubo tortura a miles de argentinos, desapariciones forzadas, robo de bebés –hijos de luchadores sociales asesinados o presos–. Se calcula que durante el periodo que las élites militares argentinas ejercieron la dictadura hubo más de 30 mil asesinatos.

Es importante señalar que, durante su historia como nación independiente, Argentina ha tenido decenas de intentos de golpes de Estado y golpes de Estado consumados, dado que el ejercito argentino ha sido históricamente uno de los cuerpos castrenses de Latinoamérica integrado por miembros de las clases ricas y opresoras. La dictadura la ejercieron a través de lo que ellos llamaron “Junta militar”. En esos años, Estados Unidos promovió golpes de Estado en Chile, Perú, Uruguay, Paraguay y Brasil, dado que para la superpotencia imperialista había que aplicar la “Doctrina de la Seguridad Nacional”, esto es, impedir que llegasen al poder los partidos que representaban al socialismo y al comunismo o simplemente que tuvieran como objetivo mejorar las condiciones económicas y sociales de las capas trabajadoras.

En 1982, esa dictadura se disolvió, pues no había resuelto los graves problemas económicos; los empresarios derechistas proyanquis dominaban la economía; desindustrializaron el país, lo endeudaron estratosféricamente y lo volvieron más dependiente de Estados Unidos. La derrota del ejército argentino en la Guerra de las Malvinas terminó de hundir toda la confianza en Junta Militar.

Volviendo a la historia de Marita: la preceptora durante buen tiempo –narra Lerman– consideraba a Biasutto como un hombre ejemplar por su conducta. Marita, sin embargo, a pesar de ser la portadora de “la mirada invisible”, y para lograr su propósito de descubrir a los infractores de la disciplina escolar, se encerraba entre las paredes de un excusado para mirar a los estudiantes cuando fumaban o realizaban alguna acción “reprobable”. Marita estaba enamorada de un estudiante; ella misma se llegó a masturbar en aquellos encierros de “la mirada invisible”. La situación cambia radicalmente cuando Biasutto descubre a Marita en el baño de hombres.

Aparentemente, Biasutto cree su explicación de que se encerraba en el excusado para descubrir a los infractores. En realidad, Biasutto es un personaje torvo e inescrupuloso; pocos días después de haber descubierto a Marita, la cita en el baño de hombres, la acusa de infringir las normas de la institución y la viola. En un descuido de Biasutto, Marita saca una navaja y se la clava en la espalda varias veces, para luego por los pasillos del colegio.

Ese microcosmos es una parábola de la dictadura militar, en la que el gobernante no es el dechado de virtudes, sino un opresor y un ejemplo de la peor ruindad que puede anidar en un directivo. Así queda retratada una etapa muy negra de la sociedad argentina. Recientemente, con el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta de Argentina, vuelven a asomarse los fantasmas de los golpes de Estado y los sanguinarios gobiernos militares. 


Escrito por Cousteau

COLUMNISTA


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