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COPARMEX CONQUISTA DEMANDA DE SALARIO MÍNIMO
En una nota aparecida en la edición electrónica del diario Excélsior, el pasado 25 de julio del presente año, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos
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En una nota aparecida en la edición electrónica del diario Excélsior, el pasado 25 de julio del presente año, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos, declaró que con el propósito “cumplir los objetivos fijados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en materia de desarrollo sostenido, es necesario establecer en el país una política salarial de largo plazo” y sostuvo que “el sector productivo tiene la capacidad suficiente para otorgar un salario mínimo de 102 pesos a finales de año”. El señor presidente de la Coparmex hizo estas curiosas declaraciones al participar en el foro “Rumbo a la Reforma Laboral 2019”.

Como puede verse, no son los sindicatos, no es la clase obrera organizada la que levanta la bandera y se dispone a luchar en contra de los bajísimos salarios mínimos con los que el modelo neoliberal ha venido sacrificando a la clase trabajadora durante los últimos 30 años debido a que han sido los sindicatos y las organizaciones obreras los blancos principales de la política neoliberal; desprestigiarlos, debilitarlos hasta nulificarlos ha sido el propósito. En México y en buena parte del mundo en el que priva el modelo neoliberal, la voz, la acción, la fuerza de los sindicatos brillan por su ausencia, por eso es de destacarse como curioso que sea la clase patronal la que enarbole y hasta ponga cantidad y plazo fijo a la revisión de los salarios mínimos.

         De acuerdo con ello, ahora el nuevo gobierno del país anuncia el cumplimiento de la demanda patronal. “Quiero recordar -dijo el presidente López Obrador- que la primera propuesta de incremento al salario mínimo surgió de la Coparmex”. Y así fue, en efecto. ¿Qué les preocupa a los patrones? ¿Por qué tan mortificados por los ingresos de los trabajadores? Por el mercado interno, señores, es decir, por la capacidad de compra de la población y, particularmente, de la clase trabajadora que es mayoría dentro de la población. No debe olvidarse que el modo de producción capitalista es un inmenso productor de mercancías y que toda mercancía sale del proceso productivo preñada de ganancia, ganancia que, como bien se comprende, está adherida a la mercancía y no está en posibilidades de desprenderse y hacerse realidad hasta en tanto la mercancía no se venda. Se necesita, pues, que alguien pague por ella, la retire de los almacenes comerciales y la haga suya. Y como todo esta relacionado con todo, si la clase mayoritaria de la población, la clase trabajadora, no está bien provista de dinero, no puede retirar las mercancías o no las puede retirar en la cantidad y la velocidad que requiere la reproducción ampliada del capital. Mercancías estancadas, bajas ganancias o, más francamente, crisis de sobreproducción. La demanda de la Coparmex, por tanto, no defendía los intereses de la clase trabajadora sino las ganancias y la sobrevivencia de la clase capitalista. En una nota del El Universal el titular del ejecutivo hizo una declaración que indudablemente remata lo dicho: “señaló que, con esta medida, aumentará el consumo porque van a mejorar los ingresos de los trabajadores”. Suficientemente claro.      

Con base en las necesidades y aspiraciones de la Coparmex, se acaba, pues, de anunciar que el salario mínimo pasará de 80.36 pesos a 102.6 pesos y, en la franja fronteriza en donde la competencia de las mercancías que se venden en Estados Unidos es mucho más feroz, a 176.7 pesos, todo, a partir del próximo mes de enero en el que, no se olvide, es el período en el que la demanda llega a su mínima expresión. El aumento es un aumento muy modesto, podríamos decir que casi insignificante. México ocupa el lugar número 19 en cuanto a salarios en la región de Latinoamérica y es el último lugar de los 37 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) en materia salarial, los trabajadores mexicanos ganan  en promedio (no me refiero a los salarios mínimos que son más bajos) 4.6 dólares por día, es decir, unos 95 pesos, que es menos de la tercera parte de lo que ganan en promedio los trabajadores de los países de la OCDE que equivale a 16.6 dólares, es decir a 332 pesos, y mucho menos que lo que ganan los trabajadores de Islandia que alcanza un promedio de 29.8 dólares, es decir, unos 596 pesos diarios.

         Es deseable que en la fijación de los salariuos mínimos no se haya cometido un error (otro error) y que las cantidades anunciadas por el gobierno sean las reales, ello porque en varias de las últimas decisiones, se ha anunciado que el dato no era como se señaló, que había un error y que había que corregir. Me refiero, por ejemplo, al cheque del propio presidente de la república a quien sorprendentemente se le abonaban 22 mil pesos de más, de tal manera que pronto salió a los medios a informar que los regresaba porque no le correspondían ¿errores con el Presidente de la República? Errores con el presupuesto a las castigadísimas universidades públicas, en este caso, nada más que por 5 mil millones de pesos y errores en el presupuesto asignado a la Secretaría de Relaciones Exteriores. Es bueno que se corrijan los errores, es mejor, es indispensable que no se cometan de esa magnitud y con esa frecuencia.

La propia Coparmex reconoce que con el nuevo salario mínimo no se ha alcanzado la Línea de Bienestar Familiar marcada por el Coneval ya que, para ello, se necesitaría un salario de por lo menos 210.09 pesos. Ya en el año de 1976, antes de que se instalara el modelo neoliberal, el salario mínimo en nuestro país, equivalía a 290.74 pesos de los del día de hoy, a inicios de los años 80, con el salario mínimo se podían comprar 51 kilos de tortilla, a inicios de la década actual ya sólo se podían comprar 5 kilos y se podían comprar 18 litros de leche, ahora ya solamente se pueden llevar a casa 4.6 litros.

         Si por lo menos al 57 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) que es el que trabaja en la informalidad (69 por ciento en Michoacán), no le beneficia el nuevo salario mínimo porque si gana el equivalente al salario mínimo actual, es eso precisamente lo que va a seguir ganando y, si gana todavía menos que eso, igualmente no tendrá ninguna mejora, todo porque estamos ante una conquista de la clase patronal -aunque ésta haya calificado la decisión como “histórica”- y no de la clase trabajadora, no hay, pues, lugar para echar las campanas al vuelo.


Escrito por Omar Carreón Abud

Ingeniero Agrónomo por la Universidad Autónoma Chapingo y luchador social. Autor del libro "Reivindicar la verdad".


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